¿Qué dirían si les dijera que el sistema acusatorio en México no funciona? Si esperan leer que la inseguridad y la delincuencia son producto de este sistema, no es lo que encontrarán aquí. El sistema penal tiene una función reactiva, comienza a trabajar una vez que se da el hecho delictivo. Entonces, si el delito se comete, lo que no funciona es la prevención, que no es función exclusiva de un sistema policial, sino que va más allá de la simple represión y vigilancia. Si el conflicto del delito no se resuelve adecuadamente, la falla será de los operadores del sistema penal acusatorio.
Como todo sistema o creación humana es perfectible, y aquí les muestro algunas áreas de oportunidad y mejora de este nuevo esquema:
- Omisión legislativa: varios estados siguen sin legislar sobre atención a víctimas, a pesar de existir un mandato Constitucional que les obliga a crear Comisiones Estatales para su atención, quienes serán los mecanismos de protección y ejercicio de sus derechos. Tampoco han creado los fondos para la reparación del daño de las víctimas del delito, ni le han informado a la población que en caso de que el autor del delito no tenga para pagar el daño, el Estado cubrirá esa reparación a las víctimas. Aguascalientes es uno de ellos.
- Víctimas sin acceso a la justicia: en la mayoría de los casos las víctimas siguen siendo tratadas inhumanamente, sin empatía, re-victimizadas con largas horas de espera para ser atendidas. Sus datos e imagen siguen siendo transmitidas indiscriminadamente por los medios de comunicación sin que existan consecuencias. Sigue sin existir un número real e importante de Asesores Jurídicos, que son los abogados representantes de las víctimas, y quienes las apoyarán en el ejercicio y protección de sus derechos. Ningún sistema de justicia penal funcionará si, por ejemplo, frente a 60 Agentes del Ministerio Público, sólo se cuenta con 8 o 12 asesores victimales. Los asesores deben acompañar a la víctima desde que se interpone la denuncia o querella, y hasta que el asunto concluya. También carecen de investigadores y servicios periciales victimales; finalmente siguen trabajando con salarios bajos.
- Policías sin respaldo: se atribuye muchas culpas a la policía por la ineficacia del sistema penal. Los policías a pesar de estar capacitados, no cuentan con las herramientas necesarias para hacer su trabajo, no tienen el número adecuado de materiales de primer respondiente; son pocos elementos frente a una cantidad enorme de ciudadanos; sus salarios son bajos a pesar de arriesgar el pellejo día con día y dejar la vida por personas que los critican; no tienen estabilidad en el empleo ni existe un sistema civil de carrera para su ingreso y permanencia; al ser personal de confianza tienen pocas prestaciones; y se les exige que hagan todo bien, sin apoyarlos con los medios para que se haga bien. Las unidades de medidas cautelares y de ejecución penal siguen en conformación, en lugar de consolidación, con poco personal, y sin poder cumplir con sus funciones de vigilancia.
- Imputados presuntos culpables: los imputados siguen tratados como culpables; no hay límites ni restricciones a ciertos medios de comunicación que siguen informando hechos como ciertos y declarando culpables a personas que aún no son juzgadas. Al igual que ocurre con los asesores de las víctimas, los defensores públicos son pocos frente a la cantidad de fiscales. Igualmente carecen de investigadores y servicios periciales para cumplir con una eficaz defensa técnica. Sus salarios siguen siendo bajos, a pesar de que la Constitución Federal desde junio de 2008 obligó a todos los Estados a igualar esos sueldos a los de los Ministerios Públicos; esa igualación implica aumento de sueldo, no disminución.
- Fiscalías incompletas: Si bien las Fiscalías son de los eslabones más fortalecidos del nuevo sistema penal, sigue sin incrementarse el número de fiscales de atención temprana, de investigación y litigación, de investigadores y peritos, frente a la cantidad de habitantes en los Estados, ya que los Congresos no los dotan de recursos para ello. Un par de fiscales, investigadores y peritos, siguen llevando más de mil asuntos. Además, servicios periciales y de investigación, siguen dependiendo jerárquicamente de las Fiscalías, cuando deben ser organismos autónomos para realizar una función objetiva, imparcial e independiente. Tampoco existe un servicio civil de carrera para sus integrantes que les garantice ingreso, estabilidad y permanencia.
- Poderes Judiciales olvidados: juezas y jueces de oralidad están capacitados y tienen grandes perfiles; pero siguen siendo pocos para el cúmulo de trabajo que existe, debido a que la mayoría de las peticiones y decisiones deben tomarse en audiencias orales. No se ha incrementado el número de jueces, asistentes de sala, notificadores, administradores judiciales, y no sólo en el ámbito penal, sino en otras áreas como civil, familiar y mercantil. Cada año, los Poderes Judiciales deben estar negociando su presupuesto, cuando debe legislarse para que en automático se les asigne un mínimo de un 9 o 12 % del total del presupuesto anual aprobado. Los tribunales son la principal garantía de protección de los derechos de cualquier ser humano. Sin tribunales, no hay verdaderos derechos.
- Injusticias sociales: Y por último (lo último es lo primero), la falta de empleo, de educación, de alimentación, los salarios miserables, la falta de viviendas, no acceso a las tecnologías y comunicaciones, ausencia de vigilancia, de agua accesible, de luz, pocos parques y abandonados, falta de espacios culturales, discriminación, ignorancia, división, rechazo, olvido y abandono; y un largo etcétera, se suman a la inseguridad y falta de funcionalidad del sistema de justicia penal.
No; no me faltó incluir que no funciona porque los “delincuentes están en la calle”. Tampoco omití señalar que no funciona ya que los “delitos graves” no han sido aumentados. Así como no es verdad que con las leyes de “amnistía”, los detenidos van a salir de la cárcel en automático, tampoco es cierto que la prevención del delito y la disminución de la inseguridad se lograrán al meter a la cárcel a cualquiera que se considere “presunto culpable”, o teniendo justicieros ciudadanos; es decir, el sistema penal no tiene la culpa de las injusticias sociales. Si eso fuera real, hace siglos que no existirían los delitos, pues el delito estaría encarcelado o eliminado.
Entonces, a tener cuidado y no aceptar de entrada la información que nos llega por otro medio que no sea la investigación personal: dudar hasta de nosotros mismos nos ayuda a constatar la veracidad de la información. De lo contrario, vamos a creer que las fuertes lluvias e inundaciones son culpa del sistema penal acusatorio.