A pesar de que el arte es una actividad 100 por ciento humana, ha resultado difícil poder coincidir en su definición, así como saber para qué sirve específicamente. Ernest Fischer en su libro La necesidad del arte (1997) indica que éste es un medio indispensable para la fusión del individuo con el mundo circundante, que es una actividad que ayuda a asociarse con los demás, así como un espacio para compartir experiencias e ideas. Fischer considera que la obra de un artista es un proceso altamente consciente y racional, lo que hace que el surgimiento de las obras sean una realidad dominada, es decir, que el artista comprende la situación en la que está viviendo, y a partir de ella, cuestiona y reflexiona su mundo, lo que da como resultado que su obra sea una interpretación de éste. Para ser artista, señala Fischer, hay que ser capaz de transformar la experiencia en recuerdo, y el recuerdo es el que conduce a la realización y materialización de la obra en formas concretas (pintura, escultura, arquitectura, literatura, música, danza, teatro o cine); también nos dice que toda obra de arte está condicionada por el tiempo y ésta representa una parte de la humanidad, ya que corresponde con las ideas y aspiraciones, las necesidades y esperanzas de la situación histórica; pero, al mismo tiempo, la obra de arte auténtica supera los límites de la realidad espacio-temporal del creador, de manera que cada nueva generación re-crea, con base en sus propias vivencias una nueva experiencia estética. Es por ello que hoy seguimos contemplando y admirando las obras de grandes artistas del pasado, pues a pesar de la distancia que se guarde con ellas, siguen comunicando “algo”, llamémoslo “un sentimiento estético”.
Si nos guiamos por lo dicho por el autor checo, relacionándolo con el medio ambiente, podríamos preguntarnos ¿Qué debería o tendría que reflejar el arte contemporáneo en ese intento de fusionar el mundo con el individuo? Si el arte es una realidad dominada que tiene relación con nuestro presente, entonces debería de haber muchas obras que reflejen el trato que le damos al medio ambiente natural: con ríos secos, al igual que los acuíferos, mares contaminados, bosques deforestados, icebergs descongelados, etc.
Es por ello que en la actualidad varios artistas han elegido el performance y otras formas plásticas para mostrar y enfrentarnos a temas relacionados con el cambio climático, la extinción de especies, la contaminación en varias de sus formas, la deforestación y la devastación minera, entre muchos otros temas de este tipo. Sirvan de ejemplo los trabajos realizados por Olafur Eliasson con su obra Ice Watch (2014), colocando enormes bloques de hielo en la Place du Panthéon de París, simulando los icebergs, para metaforizar la urgencia de actuar en contra del cambio climático; o el trabajo fotográfico de Nick Brandt de la serie Inherit the dust (2011), que conmueve con su crudeza al situar paneles de tamaño real de las fotografías que tomó a animales en su hábitat natural, años antes, espacio habitados en la actualidad por la humanidad, con vertederos, fábricas o zonas marginales. Otro ejemplo de esta crítica artística a la irresponsabilidad son las ilustraciones de Yao Lu The beauty of Kunming (2010) las cuales a simple vista parecen un paisaje normal, que en una segunda mirada muestran lo que realmente es, contaminación. Haciéndonos reflexionar sobre nuestro sistema económico y nuestra manera de consumir.
(https://www.educacionysostenibilidad.com/blog/arte-cambio-climatico-sostenibilidad/).
El uso irresponsable de los bienes naturales ha sido tendencia en el comportamiento humano en las últimas décadas, es por ello que estas obras critican la conducta ambiental del ser humano. Estas obras, según la concepción artística de Fischer, ponen al descubierto la poca o nula preocupación que tenemos de que nos estamos quedando sin bienes naturales.
Si el arte también reflejara nuestras ideas y aspiraciones, entonces se deberían de hacer grabados mostrando la pésima actitud de consumo que tienen la mayoría de las personas, donde su vida está basada en el consumismo, en tener la mayor cantidad de cosas posibles y en creer que con esto se alcanza el éxito y la felicidad.
El artista es sin duda una persona que cuenta con una gran sensibilidad y eso lo lleva a desarrollar una conciencia ambiental, lo que le puede permitir exponer en sus trabajos trazos que expresen sentimientos como la tristeza, el enojo, la angustia y la desesperación al ver cómo se destruye el mundo y el hogar de muchas especies de animales y vegetales, todo para que millones de personas compren productos banales sin pensar en el enorme y dañino impacto negativo que esto tiene en los ecosistemas, debido a la gran cantidad de basura que se genera en la extracción, producción, comercialización y descarte, hechos que impactan negativamente el mundo natural y que además constituyen una parte importante del cambio climático.
Estimado lector, no se escandalice cuando se encuentre con este tipo de expresiones artísticas críticas, al contrario, dude del artista que hoy día siga pintando paisajes exuberantes y volcanes con cimas cubiertas de nieve, esas son expresiones de un pasado idílico; lo de hoy, tristemente, es ver nubes grises en el cielo producto de la contaminación atmosférica; ríos y mares tapizados de bolsas y botellas de plástico, y recientemente también de cubrebocas; espacios verdes adornados policromáticamente con montañas de basura. Tristemente esa es la inspiración estética actual.