Conveniencia/ Bajo presión  - LJA Aguascalientes
15/11/2024

Nadie puede negar el genio político de Andrés Manuel López Obrador para marcar los temas de la agenda pública, el país habla de lo que quiere el presidente; durante el primer tramo de la administración de la Cuarta Transformación nadie puso en duda de que la opinión pública tenía que atender los temas que desde la conferencia matutina se marcaban, sin embargo, ya entrando a la segunda mitad de este gobierno, hace falta ampliar los temas de los que se habla.

La semana pasada el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) difundió los resultados de su estudio sobre la medición multidimensional de la pobreza, los resultados son desalentadores, pero no es de lo que se está discutiendo, no se habla del altísimo porcentaje de la población que está en vulnerabilidad, en lo que los actores políticos han centrado la atención es en lo que el presidente ha dicho o no sobre esos resultados.

Una de las funciones más relevantes del Coneval es proponer acciones para no seguir ensanchando la brecha entre los que tienen y los que no, para eliminar las desigualdades, enseguida de los resultados, el consejo hace una lista de sugerencias, de las que no se ha hablado porque pareciera que al sistema político lo que le conviene es llevarle la contraria al presidente, oponerse a cualquier cosa que diga López Obrador, pues es la única vía que ven para ganar la siguiente elección, la que sea.

El presidente puede decir lo que quiera, como que tiene otros datos, pero la evaluación de su administración no se hace a partir de los resultados, no se constatan hechos, a la oposición sin imaginación, le basta atacar a López Obrador, para así no verse obligada a proponer.

A pesar de todos los esfuerzos de los analistas y expertos, quienes están en contra de la Cuarta Transformación han caído en la trampa de personalizarlo todo, les basta culpar al presidente del estado de las cosas, porque así logran una fama efímera, resultado de alimentar el morbo y sed de sangre del público antes que de proponer para evitar la parálisis institucional. Por eso tenemos cientos de notas que parte de las declaraciones de quienes se presentan como opositores, de ahí que Ricardo Anaya se preste a hacer el ridículo copiando a López Obrador con un tour de la indignación, lo mismo con quienes destacan las declaraciones de la senadora Lily Téllez en contra del presidente o las diatribas de Diego Fernández de Ceballos.

Este discurso pobrísimo de la oposición, del insulto, la descalificación, exhibir los yerros, se está agotando, la ausencia de la discusión y propuestas de las cifras del Coneval, exhibe la actitud de miras de los grupos que hacen política a partir de la queja, de quienes únicamente se quedan en la acusación sin la capacidad de tener un poco de empatía con los más necesitados, todos aquellos que necesitamos que se revisen las políticas públicas y funcionen para erradicar la desigualdad.

Ya lo vimos en las elecciones pasadas, cuando la oposición se reunió en torno a la idea del apocalipsis de la Cuarta Transformación, los partidos políticos que se agruparon engañaron al electorado indicando que lo hacían para evitar que ocurriera el fin del país a manos de López Obrador, jamás dijeron cómo lo harían, nunca señalaron cuáles iban a ser las medidas para no seguir siendo el país de una sola persona; pasaron las elecciones, el INE ya propuso cómo repartir el dinero del financiamiento público y ni una sola voz se alzó desde la oposición, porque les conviene, porque seguiremos pagando por malos actores, políticos que creen que basta la indignación para cambiar las cosas.

Coda. Una frase de la sabiduría popular que se le adjudica a Shakespeare: “Los gritos son el alma de los cobardes, de los que no tienen razón”.

 


 @aldan


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Director editorial de La Jornada Aguascalientes
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