- Entrevista a Lucía María sobre Delta de Sol
- Piedra de Sol es un poema que tiene un ritmo perfecto, y lo que me asombraba era la forma en la que él indaga en esa voz, hacerlo en endecasílabo, y me parecía muy interesante preguntarme quién puede tener esa claridad y esa soltura
“Un sauce de cristal, un chopo de agua,
un alto surtidor que el viento arquea,
un árbol bien plantado más danzante,
un caminar de río que se curva,
avanza, retrocede, da un rodeo
y llega siempre: []”
Así inicia uno de los poemas más importantes de la lengua española del siglo XX: Piedra de sol, del Premio Nobel mexicano Octavio Paz (1914–1998). Piedra de sol es uno de los poemas señeros en la obra de uno de los escritores más importantes de México.
Las fauces de este amar en chorro cantan
un hondo manantial que al cuerpo inunda
¿un tronco bien erecto? más volátil
un caminar te río entre mis curvas
arranco, sólo sucedo, ojo de agua
y fluyo siempre: []
Así da inicio Delta de Sol de la poeta y editora mexicana Lucía María, publicada por la editorial Dharma Books. Un contra poema, una respuesta, una revisitación, una respuesta al poema de Paz. Todo eso es Delta de Sol. Pero también es algo más. Un canto de liberación, una búsqueda, un canto de identidad. Pero por supuesto, también es un desafío desde una época en donde la mujer ya no se considera, ya se ha liberado de la limitada visión del objeto del deseo masculino. En Delta de sol la mujer es el agua, el afluente, es la liberadora que rompe, que libera la fuerza creativa enterrada en la piedra:
“Delta de sol vino como un deseo de impregnar, expandir, abarcar todas nuestras posibilidades como seres humanos, pensando en esa agua como un flujo cargado de sol. El inicio es un impulso hacia el amor, provocado por un ojo-agua, que se vuelve arrojo, río, mar, hasta ser un delta que se bifurca continuamente, compartiendo el amor, tomando la totalidad con sus aguas.” Nos dice la escritora mexicana Lucía María (Mexicali) en el ensayo autobiográfico que acompaña a Delta de sol.
“Tenía varios años dedicándome de lleno a la literatura, y había estado enviando un texto a diferentes editoriales, y ya tenía programada la publicación de otro texto, de una crónica autobiográfica, pero de repente me dijeron que no. Eso, por supuesto, me provocó una serie de preguntas sobre cómo demostrarme sobre todo a mí que era posible dedicarse a la literatura. Había dejado varias cosas de lado y este estado me llevó a un punto de crisis. Fue por esa época que vi una celebración a Octavio Paz, y pensé en la idea de que la literatura solo se formulará bajo ciertas posibilidades, y cómo otras personas que no tenemos ese mismo contexto, no sabemos cómo llegar, porque no tenemos esa claridad, ni los medios, ni las circunstancias para poder escribir como lo pudiera hacer otra persona con otras condiciones, como puede ser la libertad económica, con una experiencia familiar distinta. De ahí surgió el impulso de escribir Delta de Sol, algo que va en contra de lo que a veces parece ser la única forma en la que se puede escribir.” Nos contó la autora en entrevista.
Javier Moro Hernández (JMH): Quería preguntarte justo sobre el tema del diálogo, el abordaje, hacia el poema de Piedra de Sol de Octavio Paz, que sin duda es un libro totémico de la poesía mexicana, pero me parece un abordaje muy interesante, ya que lo hiciste desde la relación hombre-mujer, y además desde una condición mujer contemporánea. ¿Por qué decidiste en específico Piedra de Sol?
Lucía María (LM): Porque Piedra Sol me parece un libro estandarte en la obra de Octavio Paz, aunque por supuesto también está El Laberinto de la Soledad, que era otro de los textos que he leído varias veces, he leído mucho también Las Trampas de la fe, que son las obras que más conozco del autor. Piedra de Sol es un poema que tiene un ritmo perfecto, y lo que me asombraba era la forma en la que él indaga en esa voz, hacerlo en endecasílabo, y me parecía muy interesante preguntarme quién puede tener esa claridad y esa soltura. Solo Octavio Paz puede hacer eso. En la escritura que yo hice si hubo diferentes momentos en el proceso de escribir el poema, porque primero fue una escritura mucho más cruda, por decirlo, así, en donde no había contado yo las sílabas ni los vernos, y era un texto mucho más personal, íntima, y yo quería destruir Piedra de sol en mi forma de combatirlo. Pero después ocurrió lo contrario y me fui para el otro lado, porque ya prácticamente no escuchaba los versos de Paz, y entonces lo reescribí, pero tocando otros lugares, la naturaleza, divagando, como que estaba muy asustada de la primera versión, en dónde estaba muy enojada, con una emoción a flor de piel. Pero todavía hubo una tercera y cuarta versión, en donde me senté a escuchar lo que decía Paz, deje de centrarme en mi historia personal y traté de escuchar las historias de otras muchas mujeres que hemos intentado escribir y cómo nuestras voces siempre están bajo el señalamiento de que somos mujeres, y ahorita es una mujer en protesta, que no era necesariamente yo quisiera llamarlo feminista, porque todas tenemos que serlo en cierta medida, para encontrar un lugar en este momento.
JMH: Piedra de sol es un poema en donde habla desde la construcción masculina del mundo, y que por supuesto, no tomó en cuenta otras versiones y otras visiones del amor. Creo que esa es una parte interesante, porque estas otras versiones y visiones no han sido escritas, no han sido revisadas.
LM: Creo que la idea es que todos debemos entender, comprender que el mismo cuerpo humano tiene una parte masculina y otra femenina, pero si estamos, tanto a mujeres como hombres a radicalizar nuestra postura, sobre todo, algunas mujeres nos estamos masculinizando en un proceso de exigencia de la realidad, tenemos que salir adelante, hay muchas mujeres que son madres solteras, cabezas de familia, la situación económica es cada vez más difícil, los mejores puestos son de los hombres. Toda esa situación genera que las mujeres nos volvamos cada vez más fuertes, más empoderadas, pero al mismo tiempo, imponiendo barreras sentimentales. Pero al mismo tiempo, lo ideal sería que los hombres también entendieran, comprendieran su aspecto femenino para poder estar todos en un mismo plano, que es algo que al final está como uno de los objetivos del poema.
JMH: También existen un diálogo entre los elementos, agua y fuego, son elementos que se han pensado contrastantes desde hace mucho tiempo, pero en tu libro está pensado desde el título; Delta de Sol, una imagen acuática con el fuego, con el sol, pero con el elemento piedra, que podría pensarse con algo inamovible.
LM: Creo que la llama se puede mantener prendida flotando en el agua, creo que es la imagen que me gusta imaginar, pero si rompes la piedra, tal vez dentro de la piedra hay agua, o la única manera en que las piedras se van a transformar va a ser con el contacto del agua. Entonces todos esos símbolos estaban muy presentes durante la escritura del poema.
JMH: También pensaba en el tema del verso libre, y sus posibilidades para dialogar con una tradición poética, abordarlo desde otra posición y desde otra estética.
LM: Al principio del poema utilizó versos endecasílabos, tal como lo hizo Paz, toda la parte que estoy contestando directamente a Piedra de sol son endecasílabos, y son 584 versos, tal como lo tiene Paz, pero al final si hago un agregado, en el que ya suelto, y eso fue planeado, aunque cambie mucho el poema, pero el verso libre también tuvo su dificultad, porque aunque ya no era una respuesta directa al poema de Paz, tenía que hablar yo sola y con mi voz y ahí está la pregunta de cuál es mi voz, porque creo que al final eso es lo que define lo que un texto sea literatura o no; Si existe una voz, una voz única, una voz que te está contando algo desde su individualidad, pero hablando del mundo, y siendo parte del mundo, y eso también me costó trabajo, porque el verso libre también tenía que tener una intencionalidad, y no se trataba de soltar cualquier verso, y en esa libertad también se me volvía a meter la voz de Octavio Paz, porque ya la tenía súper impregnado, me aprendí varias estrofas del poema, porque era como estar leyendo y escuchando todo el tiempo, y ya cuando me quise ir del poema porque quería ya cerrarlo, me seguía sonando la voz de Paz. Si tuve que retener mucho este poema, lo tuve que abrazar, y después me costó mucho soltarlo.
JMH: Delta de sol es un libro que está vivo, se siente que hay mucho de ti en el poema, se siente que fue un proceso vivencial escribirlo.
LM: Mientras estaba terminando de escribir las últimas versiones, mis circunstancias iban cambiando, estaba alcanzando la estabilidad que había estado buscando, pero al mismo tiempo, yo estaba en una posición distinta, ya no estaba en la posición incómoda que tenía al principio, y creo que eso va brotando en el poema, que tiene sus momentos medio autobiográficos y sin ser totalmente consciente de lo que estaba trabajando. Y esos son dos temas que se notan en el mismo poema.
JMH: Quería preguntarte también por la figura femenina, me parece que es una pregunta que flota a lo largo de todo el poema, porque aparecen también las protestas femeninas de los últimos años, y justo creo que vemos al cuerpo femenino como un elemento extraño, en Piedra de Sol el cuerpo femenino es la “conquista”, en Delta de sol es la visión desde el cuerpo femenino.
LM: Casi es dejarse penetrar, es un cuerpo que se está abriendo, que se está dejando, que se está abriendo, pero no desde la visión sumisa, no es un cuerpo que se abre a que el otro se imponga, sino más bien es desde el me quieres sentir, tienes que venir, porque soy mucha vida, pensando en que las mujeres somos las únicas que tenemos el cuerpo, las capacidades en el cuerpo, con el sistema para dar vida, y desde ahí señalarle al hombre que tiene algo que sentir en ese cuerpo que está penetrando, algo tiene que aprender y conocer de ese otro cuerpo, esa sensación.
JMH: Justo estaba pensando que hay mucho erotismo en el poema, hay un reconocimiento al cuerpo femenino y a su erotismo.
LM: Tal cual es algo sexual, en donde el agua se desborda para dejarle sentir a la piedra que hay vida, que existe, y también es una mujer que se deja penetrar, pero buscando el amor, es una mujer que entiende que el amor no es imposición.
JMH: Es como el agua abrazando al fuego.
LM: Y el agua dejándose templar y calentar por el fuego.
JMH: Es un poema físico, es un poema que nos habla de los sentimientos, pero desde lo físico al final de cuentas, desde un elemento que es el cuerpo.
LM: Creo que la única forma de entender muchas cosas es a través del cuerpo, es nuestro medio para entender el alrededor, para verdaderamente tener empatía, porque la empatía no es algo que debamos trabajar en la mente, no es algo que debamos intelectualizar, sino más bien, desde tu cuerpo puedes sentir al otro, puedes sentir su energía, su gesto, su dolor, puedes sentir su cuerpo, y desde ahí creo que puede surgir el reconocimiento de estar aquí en el mundo y saber que quieres hacer, qué quieres decir y que prefieres no, y tomar decisiones más conscientes.