Siniestro, así calificó Carmen Aristegui a Enrique Peña Nieto, cuando se reveló en el 2017, que, bajo la administración del último presidente priista, a través de Pegasus, se intentó espiar no sólo a activistas y periodistas, también al hijo de la periodista, “¿Para qué quería la información de un adolescente?, ¿de qué más es capaz, presidente siniestro?”. El gobierno priista jamás contestó para qué necesitaba recopilar la información de un menor de edad, tampoco dio una respuesta a las decenas de casos que denunciaron ante la Procuraduría General de la República (PGR).
Un reportaje en el New York Times, en 2017, reveló que el gobierno de Peña Nieto adquirió el programa Pegasus para intentar infectar los números de periodistas y activistas; en esta actividad ilícita participaron el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), la Procuraduría General de la República, a través de la Agencia de Investigación Criminal, y la Secretaría de Defensa Nacional; a pesar de las evidencias, la administración priista siempre negó los hechos, cambió el gobierno, la PGR se transformó en Fiscalía y la denuncia e investigación quedaron en el olvido. Esta semana, con el apoyo del Security Lab de Amnistía Internacional, una decena de medios se asociaron al Pegasus Project, diarios como The Guardian, Le Monde y The Washington Post dieron a conocer una lista de Forbidden Stories en la que se incluyen más de 50 mil números telefónicos infectados con Pegasus en todo el mundo, del total de la lista, en México se intentó espiar a 15 mil números, muchos de ellos periodistas.
Este reportaje revela no sólo que, en México, además de espiar a activistas por los derechos humanos y periodistas, también se vulneró la privacidad de gobernadores, diputados y políticos de la oposición, entre ellos, al menos 50 personas del equipo del presidente Andrés Manuel López Obrador, como Claudia Sheinbaum, Julio Scherer Ibarra, Ricardo Monreal, Alfonso Romo, Yeidckol Polevnsky y Alfonso Durazo, entre otros, pero también a Beatriz Gutiérrez Müller y los hijos del presidente, así como Patricio Heriberto Ortiz Fernández, cardiólogo de López Obrador.
El espionaje en México es una amenaza constante, una forma de intimidación ampliamente usada por el gobierno de Peña Nieto, se afecta la labor periodística, se pone en riesgo la integridad de los reporteros, más grave, como señalan Daniel Lizárraga y Salvador Camarena, la amenaza se extiende más allá, hacia las fuentes, contra quienes colaboran con los medios. Las revelaciones del Pegasus Project sobre el espionaje a la familia de López Obrador exhiben lo siniestro del pensamiento de la clase política, no sólo busca controlar a quienes hablan de ellos, también coaccionar a sus iguales, de una manera vil, a través del chantaje y la posible revelación de la vida privada.
La práctica del espionaje como forma de hacer política debe ser erradicada, en primera instancia, por la abierta violación a los derechos humanos, por supuesto, al ser una agresión hacia los reporteros, y en especial para que la maldad no sea una constante en el camino hacia el poder.
La nueva investigación aparece en un momento en que el Gobierno Federal es acusado de espiar a periodistas, López Obrador ha negado que se continúen estas prácticas y, hasta el momento, no hay pruebas de que esta administración lo haga; el debate y las demandas de una investigación exhaustiva sobre el espionaje no deberían ser motivo de polémica, lo que el Pegasus Project exhibe son las prácticas del siniestro régimen priista, el método que todavía algunos pueden seguir empleando, esos son el enemigo común, los que violan nuestros derechos.
Coda. Una cita tomada del documental Red Privada: ¿Quién mató a Manuel Buendía?: “Cuando la pradera se incendia, cuando amenaza una inundación, o algo en lo recóndito espanta a las fieras y las alimañas comporten los refugios, sin reñir, sin despedazarse entre sí, los campesinos llaman a esto la ‘tregua de Dios’. Démonos una tregua pues, si ya no somos capaces de actuar racionalmente, dejémonos guiar siquiera por el instinto de los animales”, con el espionaje, así como dijo Manuel Buendía.
@aldan