Con un público que sigue respondiendo a la convocatoria de la primera temporada presencial de la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes, el pasado viernes se celebró el quinto concierto con el que se cierra la actividad de esta maravillosa temporada, en la que, a pesar de todas las circunstancia adversas, consecuencia, por supuesto, de la pandemia, pudimos disfrutar de la magia de la música ejecutada en vivo. Después de 18 meses de estar en pausa, finalmente el público empieza a regresar a los espacios culturales, y hacerlos propios que es lo más importante.
El programa de este quinto concierto inició con una versión muy interesante del Ave María del compositor austríaco Anton Bruckner, el trovador de Dios, todas sus partituras llevaban una dedicatoria que decía: “a toda la gloria de Dios”. Originalmente yo supuse que se trataba de una obra que sería cantada por el coro invitado, el Ensamble Coral Noche Lírica, pero la grata sorpresa fue que este Ave María fue cantado por los trombones, trompetas y la tuba de la orquesta Sinfónica de Aguascalientes, el arreglo para esta dotación instrumental lo hizo el maestro Wayne Groves, principal de la sección de trombones, para algunos, me cuento entre ellos, es la mejor sección de nuestra máxima entidad musical.
Esto es muy importante porque vemos la calidad de músicos que integran nuestra Sinfónica, si recuerdas, la semana pasada la orquestación que se interpretó del Concertino para dos pianos, Op.94 de Schostakovich la hizo el maestro Jonathan Wilson, principal de la sección de cornos, y ahora vemos este trabajo del maestro Groves y nos quedamos satisfechos y orgullosos de los músicos que integran nuestra máxima entidad musical.
Después de esta exquisita versión del Ave María de Bruckner se presentó el Ensamble Coral Noche Lírica para participar en las siguientes cuatro piezas que estaban programadas. Este ensamble que nos presentó la noche del pasado viernes 2 de julio 16 voces perfectamente consolidadas y maduras inicialmente inició como un sexteto vocal y con esta formación camerística ellos participaron en un par de ocasiones en un festival realizado en Macao, China y próximamente están por participar en un evento en Guatemala. Este roce internacional con grandes coros de todo el mundo evidentemente les ha dado el fogueo necesario para poder abordar incluso el repertorio más exigente. Ellos están conformados como un coro de cámara y como tal han funcionado a lo largo de toda su existencia pero en esta ocasión se ampliaron para poder responder a las exigencias del repertorio que les fue encomendado.
Yo tuve la oportunidad de charlar la mañana del pasado jueves en el vestíbulo del Teatro Aguascalientes con el maestro Jorge Aguilera, director del Ensamble Coral Noche Lírica. La trayectoria de Jorge es muy convincente, tanto en su trabajo como cantante como en su labor dirigiendo coros. Le tengo una gran admiración, sobre todo por su muy amplio rango vocal que va desde la tesitura de un contratenor, le escuché interpretar, por ejemplo al pavo que será devorado en la taberna en la cantata escénica Carmina Burana de Carl Orff y que canta mientras lo cocinan en la hoguera, el lamenta su fin mientras recuerda a sus hermanos nadando en algún apacible lago. Esta parte está diseñada para un contratenor, un voz nada fácil de encontrar, lo he visto cantar varios papeles de tenor, si mal no recuerdo en la ópera Bastián y Bastiana de Mozart, o bien, cantar roles de barítono como el de Giorgio Germont en La Traviata de Verdi. No sé la verdad cuántas octavas hay entre el contratenor y el barítono pero sí me queda perfectamente claro que un rango de voz tan amplio no se da en maceta.
Pues bien, el Ensamble Coral Noche Lírica fue convocado para interpretar primero Zadok, the priest, o Zadok, el presbítero, de Haendel, un canto basado en el libro de los Reyes del Antiguo Testamento y que se suele utilizar desde la Edad Media en la ceremonia de coronación del monarca en turno en el Reino Unido.
Después de Haendel escuchamos algo que es perfectamente familiar a nuestros oídos, el Coral No.10 Jesus Bleibet meine freude de la Cantata BWV 147 de Johann Sebastian Bach, es decir, Jesús alegría divina de los hombres.
Igualmente conocido es el Ave Verum Corpus K.618 en re mayor de Mozart, y la participación del Ensamble Coral Noche Lírica terminó con el intenso dramatismo del himno Elegischer Gesang, Op.188 de Ludwig van Beethoven, quizás una de las obras menos conocidas del genio de Bonn pero es al mismo tiempo una de las más dramáticas, un canto fúnebre para un amigo del maestro en donde se expresa el dolor de la perdida de un ser amado, pero al mismo tiempo el consuelo, no resignación, el consuelo que nos da la certeza de la vida eterna.
El quinto concierto de la primera temporada presencial de la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes terminó con una extraordinaria ejecución de la Sinfonía No.41 en do mayor, K. 551, la Júpiter, última de las compuestas por Wolfgang Amadeus Mozart.
Antes de despedirme solo quiero compartir contigo, amigo melómano, el hecho de que durante la charla con Jorge Aguilera comentamos la necesidad que tiene Aguascalientes de contar con un coro digno de nuestra Orquesta Sinfónica después de que la lamentable y patética administración anterior precedida primero por Martín Andrade y después por Dulce María Rivas Godoy deshicieron el Coro de la Ópera de Aguascalientes y también hicieron lo propio con la Camerata Ponce, entre otras cosas que lastimaron la cultura local, como construir esa cosa que pretendió ser un mausoleo y que terminó por trastornar, no sé si irremediablemente, la hermosa fachada del Museo Aguascalientes, un verdadero crimen lesa cultura.