Ocho razones por las que no funciona la economía cubana - LJA Aguascalientes
15/11/2024

Sin duda uno de los temas de la semana ha sido la súbita movilización de la población cubana que ya no puede más con las condiciones económicas y la vida hiper regimentada impuesta por el bizarro régimen de la Isla a lo que se suma la sensación de estar atrapados doblemente en el espacio y en el tiempo como ninguna otra población de la tierra (salvo la de Corea del Norte). La movilización enciende anhelos y esperanzas, pero su espontaneidad es al mismo tiempo su fuerza y su debilidad. No hay mayor ventaja para un régimen totalitario, que por más de 60 años ha refinado sus mecanismos de dominio y control, que operar en una isla. El incendio podrá apagarse con la misma velocidad con la que inició.

La nulidad económica cubana siempre la ha sabido compensar administrando una suerte de banca ideológica por el mundo que, haciendo una analogía con los mercados financieros, llegó a colocar bonos cotizables durante los primeros veinte años de la revolución cubana en el mundo progresista (progreósfera) pero que se han degradado hoy en día hasta el nivel de “bonos basura”.

Con todo, hay quienes los siguen comprando en América Latina y no se diga en nuestro México tan visionario.

El régimen cubano supo vender muy bien esa idea de epopeya permanente que encontró eco en una imaginación política latinoamericana dada a valorar más el drama y el histrionismo que la capacidad para resolver problemas, así como a pensarlo todo en términos retóricos. Lo que a ello le sigue es una racionalización de una seducción dicho sea en términos psicoanalíticos. El régimen de la isla supo fundirse con esa ideología del poder absoluto que es el marxismo-leninismo que ya de por sí cuenta con mecanismos de disparo automático para frenar a todo aquél que intente cuestionarle, activando descalificaciones de todo tipo que ponen en duda motivaciones e integridades. Con esos recursos más psicológicos que otra cosa, el régimen posicionó esa idea de que Cuba es una suerte de Numancia caribeña en permanente estado de resistencia y sitio, lo que obliga a tomar las medidas que se toman. En la mente de sus defensores incondicionales Cuba es la última trinchera que queda para romantizar la política y pensarla en términos heroicos, dicho esto con el acompañamiento de Silvio y Pablo, porque de otro modo la cosa resulta groseramente mundana.

Es así como ante los acontecimientos, ya disponen de esa respuesta automática a modo y fácil. Si Cuba y su colonia Venezuela no son lo que debieran (cosa que a estas alturas resulta inocultable) es debido al bloqueo impuesto por el Imperialismo Yanqui que se siente amenazado si algo florece sin su permiso en su patio trasero.

Llegado a este punto vale la pena detenerse entonces en las razones fundamentales por la que no funciona la economía cubano-venezolana y entre las cuales el embargo comercial de los Estados Unidos (“Bloqueo” tiene resonancia dramática) sin ser irrelevante, no es, ni de lejos, la principal causa. El embargo sólo se suma a una cascada de problemas.

  1. El primer problema proviene de ser economías con precios administrados no con precios de mercado. Los precios de mercado son el mecanismo de señales y coordinación más eficiente que puede tener una economía. Prescindir de ellos es como tratar de volar un avión sin altímetro, sin radar, sin GPS, sin temperatura del motor y sin indicador de combustible.
  2. Cuba-Venezuela se han empeñado en destruir todos y cada uno de los valores y principios económicos: la motivación para trabajar, invertir, ahorrar y el premio tanto a la previsión como al riesgo, así como a toda iniciativa individual, valores todos inevitablemente vinculados no sólo a la propiedad privada de bienes y activos sino al beneficio de tomar en la vida decisiones correctas.
  3. Innovar no sólo es inútil sino imposible. Se tiene que convencer a capas y capas de burócratas que viven de la rutina ya no digamos sobre una gran idea, sino sobre el beneficio de las mejoras más básicas y modestas. A esto se suma un pleno empleo por decreto, agudizando aún más los rendimientos decrecientes que necesariamente afectan el nivel de remuneraciones. Todo ello se traduce en una destrucción sistémica de la productividad del trabajo.
  4. La política y las correlaciones de fuerzas entre burocracias contaminan el quehacer cotidiano diario. Se la pasan jaloneando por recursos y como no hay un sistema de precios de mercado consolidables en costos-beneficios indicativos de cuál asignación de recursos es más eficiente que el resto, lo que menos cuenta es el criterio económico. El sistema se contamina de ineficiencias en todas direcciones destruyendo la productividad del capital, ya de suyo magro.
  5. El acompañamiento de la improductividad del trabajo y la improductividad del capital es la

improductividad del consumidor quien pasa un tiempo inhumano de su vida haciendo colas en una economía de escasez permanente. Sobra decir que en donde hay colas y bienes racionados hay corrupción. Los racionadores tienen en sus manos un poder sobre la vida diaria que inevitablemente utilizan. Liberar al individuo de las malignas fuerzas del mercado es entregarlo en bandeja de plata a un sistema de caciques que saben cómo funcionan los intercambios de favores y que les encantan las decisiones discrecionales.

  1. Ausencia de un sistema financiero. El financiero es el sistema circulatorio de una economía: permite que el ahorro de alguien se convierta en un empréstito para alguien más que decida consumir y/o invertir. Es un sistema de aprovechamiento de decisiones de agentes económicos que apuntan hacia objetivos estratégicos distintos y que les permite a todos hacer evaluaciones a futuro, estén o no dentro del sistema (si alguien decidió invertir un capital en un negocio es porque ya tuvo como referente lo que le rendiría ese mismo capital en un banco). Pero no puede haber un sistema financiero en donde no tiene sentido el ahorro o la inversión, ni compensaciones por costos de oportunidad. Tampoco puede haber acceso al crédito cuando a los individuos se les veda el derecho a una propiedad que les respalde como garantía o colateral.
  2. Por todo lo anterior el sistema cubano-venezolano es incapaz de crear y hacer circular riqueza alguna, ya no digamos distribuirla. Es inhibidor de toda actividad humana. Y la riqueza se necesita para renovar el proceso económico que de otro modo se deteriora inexorablemente como ha sucedido en esas dos naciones convertidas en sendos barriles sin fondo para cualquier iniciativa, previsión o esfuerzo de sus habitantes.
  3. El famoso embargo que no “bloqueo” porque, después de todo, Estados Unidos es el segundo país proveedor de alimentos de la Isla (ligeramente atrás de Brasil y muy por encima de la agroexportadora Argentina, cuyo régimen es aliado). Con la Unión Europea no existe ese problema. Pero ¿cómo intercambiar cuando se tiene poco o nada qué ofrecer? ¿De dónde provendrían las divisas para hacerle compras significativas a la Unión Europea? Podrá aducirse, no sin razón, que el mayor daño del embargo es obstaculizar la inversión extranjera directa (IED). Pero en caso cubano dadas su ineficiencia sistémica, cuellos de botella y nula productividad, más los problemas de convertibilidad de la moneda, lo único que puede atraer inversión es el turismo que ya llegó a dónde podía llegar. En otras palabras, de levantarse el embargo de todos modos no se invertiría más allá de ese sector y aún en él la inversión sustancial ya tuvo lugar en los últimos quince años.

El embargo comercial completa un círculo vicioso en el que todos los elementos enumerados se refuerzan entre sí. Se llega a un punto de no retorno en el que cada año sólo se puede apuntar más hacia abajo que el anterior.

El sistema cubano-venezolano no es una economía sino una antieconomía con los resultados a la vista. El fraude intelectual y moral del marxismo-leninismo y sus consecuencias resulta


inocultable. Pero la fe es inamovible y los fieles seguirán desgañitándose con eso del “Fin al

bloqueo y muera el Imperialismo Yanqui” sin percibir contradicción alguna ¿No acaso están

confesando que sin los Estados Unidos aquello no tienen manera de funcionar? ¿No es con esa imponente maquinaria calibrada con los principios económicos que ellos repudian con la que exigen se le deje interactuar al desastre caribeño tan inamovible en sus corazones?


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