APRO/Judith Amador
Especialista en el estudio de la conquista de México, el historiador Federico Navarrete Linares desarrolla desde 2017 el proyecto Lienzo de Tlaxcala, para desentrañar la historia plasmada en este códice de 1552, 31 años después de la caída de Tenochtitlán.
Pintado “de manera excepcional”, el documento de 2 x 5 metros fue realizado a solicitud del cabildo de la ciudad de Tlaxcala. Es no sólo la primera historia de ese episodio dramático, sino que contradice la versión oficial que juzgó a los tlaxcaltecas como quienes facilitaron a los españoles la derrota mexica, reproducida incluso por intelectuales como Octavio Paz y Miguel León-Portilla.
El códice establece el nuevo orden social a partir de 1521, que muestra la cancelación del imperio azteca, pero no del mundo indígena.
En entrevista con Proceso, el académico del Instituto de Investigaciones Históricas (IIH) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), autor de México racista, La invención de los caníbales y ¿Quién conquistó México?, explica que el proyecto trata de reconstruir todo el mundo cultural tlaxcalteca para darle difusión a través de diferentes propuestas, entre ellas una exposición y un videojuego. Dice sobre el lienzo:
“Es una historia visual, la versión tlaxcalteca de la conquista, pintada a mediados del siglo XVI. Y un elemento fundamental es que no es la visión de los vencidos, porque los tlaxcaltecas no fueron conquistados ni traicionaron a nadie ni nada por el estilo, como nos ha enseñado el nacionalismo… es la visión de unos conquistadores, de unos vencedores. Tlaxcala se presenta ahí como el nuevo centro cósmico de la Nueva España, como una capital religiosa tan importante como la Ciudad de México. Es muy interesante ver cómo los indígenas en el siglo XVI no se sentían conquistados ni estaban vencidos. Eso nos parece un mensaje muy importante para el público de hoy”.
Navarrete participa en el programa conmemorativo México 500 de la UNAM, en el cual es miembro del Consejo Asesor, con éste y otros proyectos, entre los que pueden mencionarse Noticonquista en internet y Twitter, así como coloquios, conferencias y publicaciones.
Dado que ya es una historia visual, “pensada desde el principio para ser entendida y vista por mesoamericanos de orígenes muy diferentes, indígenas y también españoles”, el investigador consideró aprovechar esas características para su difusión entre públicos muy amplios:
“Quisimos hacer lo mismo. Desde un principio pensamos en un sitio web para el público en general. Ya está disponible (lienzodetlaxcala.com). Ahí está toda la reconstrucción del lienzo y las otras historias visuales tlaxcaltecas, hay imágenes con sus explicaciones culturales e históricas”.
Alude también al número 169 de la revista Arqueología Mexicana, recién publicado, en el cual se incluye un dossier sobre el lienzo. Y a la exposición Pintar el Lienzo de Tlaxcala, programada para abrirse en diciembre próximo en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco, con obras contemporáneas inspiradas en el documento, de artistas como Mariana Castillo Deball y Eduardo Abaroa.
En ese marco, agrega, surgió la idea del videojuego porque “es una historia muy interesante, una historia de aventura de una conquista, con una narrativa muy ágil, que se corresponde muy bien con los videojuegos porque también tienen esa agilidad. El propósito es que sea accesible a un público muy amplio y se conozca la historia de Tlaxcala de manera más lúdica, más accesible. Y, por otro lado, enriquecer el universo de los videojuegos con referencias históricas y rigurosas del México prehispánico con los conocimientos más actualizados sobre las culturas indígenas”.
Es bidimensional y estará disponible para celulares. Como en muchos otros videojuegos de aventuras se deben resolver acertijos, superar obstáculos, correr, saltar, conseguir objetos mágicos, combatir enemigos. Para su diseño se abrió un concurso y se reunirán los mejores programadores en lo que se propone ser un juego “muy ágil y divertido, pero con todo el rigor histórico”.
Aparecen personajes como Malintzin y otros que están retratados en el lienzo. Se espera que salga este mismo año y, en tanto que es financiado en parte por la UNAM y se está consiguiendo apoyo de otras instituciones, su distribución será gratuita, el propósito no es el lucro, sino la difusión histórica.
Trauma imaginario
En 1998 Navarrete publicó la novela histórica para adolescentes Huesos de lagartija, con el entonces Conaculta y SM, que se convirtió en un bestseller con más de 300 mil ejemplares, “se lee muchísimo en escuelas”, y es sobre la conquista desde el punto de vista de un joven mexica. A lo largo de los años se fue acercando al relato de los tlaxcaltecas:
“No fueron traidores porque eran enemigos de los mexicas, no tenían por qué defenderlos o unirse a ellos. Sólo aprovecharon la llegada de los españoles, pero no se convirtieron en sus títeres, ni siquiera en sus súbditos, fueron sus aliados y se valieron de ellos para lograr su objetivo, que era destruir a sus enemigos los mexicas. Entonces con justo título se sentían conquistadores”.
Ha escuchado versiones de que los tlaxcaltecas fueron engañados y manipulados y no ganaron, pues los vencedores fueron los españoles. Aclara:
“Tlaxcala mantuvo su poder, autonomía e independencia por 300 años después de la conquista. Durante todo el régimen colonial fue reconocida como una ciudad independiente, con su propio gobierno y no como un pueblo sometido o vencido. Esto fue muy importante.
“Cuando Tlaxcala realmente perdió su poder fue en la independencia. Y esta idea y visión de los vencidos tiene mucho que ver con la manera en que los gobiernos del México independiente sometieron a los pueblos indígenas: los obligaron a hablar español, les quitaron sus territorios. Muchas cosas que decimos que provocó la conquista, en realidad las hicieron los gobiernos independientes, y luego inventaron que los tlaxcaltecas habían sido traidores”.
Hay la versión de que el cambio de Casa Real, de los austrias a los borbones, fue la causa que terminó con la alianza entre tlaxcaltecas y españoles. Sí, explica Navarrete, efectivamente los borbones “fastidiaron” a todos, incluidos los criollos, pero aun entonces los tlaxcaltecas defendieron sus intereses hasta finales del periodo colonial, cuando el gobierno mexicano se los impidió.
Ante diversas propuestas de reivindicación histórica que han salido a la luz para dar un giro a la historia: desmentir que Moctezuma fue derrotado por Cortés por cobarde, o que Malintzin también traicionó a los mexicas, se le pregunta al investigador por qué decidió enfocarse en la historia tlaxcalteca:
“La conquista, no sólo para mí, para muchos mexicanos, no es un tema lejano, lo vivimos como algo muy íntimo. Por ejemplo, el hecho de que a Malintzin se le siga denostando e insultando de la manera en que Octavio Paz la agredió en su libro (El laberinto de la soledad), implica que es un tema muy actual que despierta muchas pasiones. Por eso me ha interesado. Y me llama mucho la atención la mala interpretación de que vinieron los españoles y nos conquistaron, que convierte en vencidos a todos los indios.
“No es cierto, los indios no fueron los vencidos de la conquista, en todo caso fueron los mexicas, fueron los únicos derrotados. Por otro lado, nos presenta con un imaginario trauma: somos un pueblo acomplejado. Me parecen unas reverendas tonterías basadas en una interpretación completamente equivocada.
“Ya es hora –señala tajante– de que nuestro nacionalismo deje de presentar esa visión falsa en la cual los españoles derrotan a todos los indios y por eso los mexicanos estamos acomplejados.
“En el fondo, es una manera de no reconocer que en México hay un régimen racista que discrimina a las personas que no son de origen europeo, a los que no hablan español, a los que no tienen una cultura occidental. Debemos contarnos nuestra historia como realmente fue: los indígenas no fueron conquistados y el problema es el régimen racista, no la conquista. La manera de abordar el tema del racismo en México es quitarnos de encima esas teorías falsas”.
Cuando se le cuestiona si ayudaría a reconciliarnos con ese pasado, señala que primero debe hacerse un examen de lo que fue realmente la conquista, y entonces “eventualmente llegaríamos a la reconciliación, pero primero es muy importante una crítica”, pues en su nombre se impuso un régimen racista, y dice incluso que fue menos discriminadora, autoritaria y machista que los regímenes posteriores.
Es definitivo, contundente:
El Estado-nación mexicano instituyó ese régimen racista, y además le echó la culpa a los españoles en lugar de reconocer que excluyó sistemáticamente a los indígenas y a los negros y privilegió a los españoles.
El falso mestizaje
Cuando habla de una falsa idea de los indios derrotados, cabe la pregunta sobre la vigencia de la Visión de los vencidos de León-Portilla (publicado en 1959), considerado un libro de texto en las escuelas. ¿Qué debe pasar con esa obra?
“Creo que la ‘Visión de los vencidos’ fue un libro muy valioso e importante en su tiempo porque permitió que la gente conociera las versiones indígenas de la conquista y ha cumplido un papel fundamental. Por otro lado, considero que ha sido superado por la investigación histórica, sobre todo porque tenía una visión nacionalista que ya no se sostiene. Es una obra de mediados del siglo XX, habría que presentarla como tal, quizá se podría plantear una reedición, una introducción y un epílogo diferentes que valoraran la importancia de la obra en su contexto, pero también mostraran lo que es necesario revisar 50 años después. Ninguna obra dura para siempre”.
–Estamos conmemorando la caída de Tenochtitlán en 1521, y usted ha dicho que ahí no terminó el mundo indígena y que incluso los indígenas hicieron alianzas con los españoles y asimilaron rasgos sociales y culturales de ellos para seguir… ¿es lo que llamamos mestizaje?
–La mejor manera de entender la conquista es por las alianzas, la conquista fue posible porque se creó una coalición de pueblos mesoamericanos que fue catalizada por los españoles, pero no dirigida por ellos. Aunque dijeran que sí, en realidad, nadie la dirigía, pero tenía como objetivo común derrotar a los mexicas. Esa coalición tuvo éxito, entonces hay que ver la conquista no como la derrota de lo indígena, sino como la creación de estas alianzas que permitieron crear un nuevo orden, un nuevo régimen.
“Ahora bien, eso no es mestizaje. El problema del término mestizaje, y no es que no haya sucedido, está en la manera como se cuenta. Siempre impera el lado masculino español dominante y lo que se subordina es el lado indígena femenino dominado. Hablar de mestizaje generalmente quiere decir la forma en que los señores blancos, que discriminan al resto del país, se sienten bien porque en el fondo también pueden considerarse indígenas para no sentirse tan culpables de ser racistas, ¿no? La idea de mestizaje ha sido la justificación del racismo contemporáneo. Así como tenemos una idea errónea de la conquista, tenemos una idea errónea del mestizaje, creo que debemos revisar las dos cosas”.