Recuerdo en los años 80 hubo una campaña para satanizar al rock, había cualquier cantidad de publicaciones en donde se hablaba de letras de canciones de este género musical en las que presuntamente había mensajes subliminales incitando a las audiencias al satanismo o a una vida sexual desordenada o a llevar una vida de vicios sin control. Recuerdo específicamente un folleto titulado “Queremos rock, conozcamos las consecuencias”, ¿lo recuerdas? Era como una especie de documento en donde se señalaba al rock como culpable de todos los males de la humanidad. Esto, por supuesto, obedeciendo a ciertos intereses seguramente económicos, o tal vez porque el rock, en su postura radical de contracultura y siendo un género musical que tiene propuesta y que defiende posturas que cuestionan el “establishment” puede resultar incómodo para alagunas personas o ciertas entidades que se sienten cómodas siendo convencionales. Basta imaginar cómo podría caerle a la mercadotecnia las posturas musicales y las letras de gente como Frank Zappa, por ejemplo.
Las presentes líneas no pretenden ser una apología del rock ni mucho menos, como si este género musical lo necesitara o lo quisiera, nada más lejano a la realidad. Solo recurro a este antecedente para entender que en medio de todas las críticas, la mayoría de ellas mal intencionadas, no tienen nada que ver con la realidad. Lo cierto es que el rock, más allá de los mitos y leyendas construidos en su nombre, es el género musical que primero levantó la mano en lo que a ayuda se refiere. La historia del rock está llena de ejemplos de conciertos y festivales de carácter altruista pero el primero de ellos sucedió hace 50 años, el 1 de agosto de 1971 en el Madison Square Garden de la ciudad de Nueva York por iniciativa del ex Beatle George Harrison, quien sensibilizado por el hambre sufrida por el pueblo de Bangladesh y considerando sus convicciones religiosas cercanas a esta cultura, organizó un concierto con el fin de recaudar fondos y ayudar desde la trinchera del rock al hambriento pueblo de Bangladesh, conocido originalmente como Pakistán del Este.
De hecho estamos hablando del primer concierto a beneficio, no solo del rock sino de la historia de la música. No podemos olvidar, por supuesto, conciertos de beneficencia organizados en la época del romanticismo musical, por ejemplo, cuando la Sinfonía No.7 de Beethoven se estrenó el 8 de diciembre de 1813, fue con el fin de recaudar fondos para los soldados heridos en la batalla de Hanau, pero un festival propiamente dicho, este sería el primero, es decir, una presentación en concierto en la que intervienen varios músicos de diferentes entidades musicales.
George Harrison convocó a varios músicos cercanos a él para la organización de este evento, entre ellos podemos contar a Ringo Starr, Leon Russell, Eric Clapton, Bob Dylan, Klaus Voorman, Peter Ham, Billy Preston, y claro, la participación del gurú musical de George, Ravi Shankar.
Como consecuencia de este festival se publicó el disco a finales de 1971 el disco y la película se estrenó en 1972. Finalmente el concierto con las ventas del álbum y la película lograron recaudar la cantidad de 243, 418. 50 de dólares.
El origen del festival lo debemos encontrar cuando el músico bengalí Ravi Shankar habló con George Harrison y exponerle el problema por el que pasaba el pueblo de Bangladesh, la guerra, desorden político, el pueblo refugiado en la India, sometimiento militar y para colmo adversidades climáticas como un ciclón vinieron a rematar la ya de por sí difícil situación de Bangladesh.
Como respuesta de George ante la apremiante situación vivida en este país, compuso y grabó una canción llamada Bangladesh que se lanzó como sencillo y recaudó fondos a través de Apple Records.
De manera paralela con la grabación de este tema musical, Shankar y Harrison decidieron organizar un concierto en Estados Unidos que ayudaría también a la recaudación de fondos, el problema es que solo contaban con cinco semanas para reunir al grupo de músicos que participarían, así que George Harrison no quiso correr riesgos e invitó a sus amigos incondicionales, algunos de ellos infaltables, como es el caso de Ringo Starr, Eric Clatpn o Bob Dylan, entre otros y se puso en marcha el ambicioso proyecto.
Este evento representó la primera gran aparición pública de Harrison después de la separación de The Beatles, aunque no debemos olvidar que tuvo algunas colaboraciones anteriores con Delaney & Bonnie Blues Band o con la Plastic Ono Band de John Lennon, pero como gran protagonista esta fue la primera.
Todo lo recaudado, ya lo señalamos líneas arriba, fue entregado a Unicef para su administración pero hubo algunos desacuerdos en este proceso, por ejemplo, el público se quejó del alto precio del disco e inconformidades por la demora de la entrega de la ayuda a los destinatarios, el pueblo de Bangladesh. Alle Klein, ejecutivo de Apple Corps demostró que la compañía no estaba obteniendo ninguna ganancia por concepto de ventas y solo recuperó los costes de publicidad y producción, a pesar de eso, New York Times publicó en 1972 que faltaba parte de la recaudación, Klein negó las acusaciones y demandó al diario por 150 millones de dólares en función de daños. Actualmente se desconoce la cantidad de dinero que llegó a ser entregada a los damnificados, lo que disgustó mucho a George Harrison.
Más allá de estos asuntos, en lo que a música se refiere el evento fue un verdadero éxito y sin duda Bob Dylan tuvo aquí una de sus mejores actuaciones en vivo.
Esto sucedió hace 50 años.