La pandemia global de COVID-19 aún no termina, sin embargo ya contamos con una forma para evitar que siga causando más daños y que potencialmente llegue su fin pronto. Se trata de las vacunas, desarrolladas por varias empresas y organizaciones farmacéuticas, algunas de las cuales utilizan tecnología muy novedosa para combatir el nuevo coronavirus.
La creación de estos productos se ha logrado en tiempo récord. Los procesos que normalmente tardan años esta vez se completaron en meses, gracias a la cooperación en la investigación científica y al financiamiento que han tenido los laboratorios. Sin embargo, con el surgimiento de nuevas variantes, han brotado algunas dudas respecto al uso de las vacunas.
Lo primero que hay que aclarar es que las inmunizaciones que se utilizan en el mundo son seguras y altamente eficaces. Así lo demostraron los ensayos clínicos, los cuales se realizan con toda rigurosidad y transparencia. Las vacunas evitan principalmente el desarrollo de enfermedad grave. Por lo tanto, aunque una persona vacunada se contagie con el SARS-CoV-2, sus síntomas serán leves.
Varias de las fórmulas aprobadas consisten en esquemas de dos aplicaciones. Este es el caso de Sputnik V, Pfizer/BioNTech, AstraZeneca, CoronaVac y otras. En contraparte, hay esquemas de una sola dosis, como CanSino y Janssen. La tecnología varía de una vacuna otra, algunas utilizan un virus vector para entrenar al sistema inmunológico, mientras otras utilizan ARN mensajero con el mismo propósito.
Si bien la efectividad de los biológicos tal cual se desarrollaron es alta, se ha propuesto hacer una combinación de dosis para lograr mejores resultados. Un ejemplo sería recibir una primera inoculación de la vacuna Pfizer y la segunda de AstraZeneca. En el caso de productos de una sola dosis se podría poner un refuerzo a pesar de contar con el esquema completo; podríamos pensar en recibir la inmunización de Janssen y suplementarla con CanSino.
La aparición de nuevas variantes, como Delta, ha avivado la preocupación de combinar dosis o recibir una extra aunque no esté contemplado en el esquema establecido. Si bien esto parece una forma de lograr aún más protección inmunológica, todavía no se sabe si realmente sería benéfico e incluso prudente, pues también podrían aparecer efectos adversos al mezclar vacunas.
Se están desarrollando diferentes estudios en el mundo para comprobar las hipótesis referentes a la combinación de dosis. Estas investigaciones deben llevarse a cabo de forma minuciosa, por lo que la evidencia resultante puede tomar tiempo. Una de estas pesquisas está en curso en el Reino Unido, donde se analizan los efectos de combinar una primera dosis de AstraZeneca con la segunda de Pfizer. Los resultados preliminares son prometedores, pero aún no concluyentes.
Acoplar esquemas de vacunación diferentes traería como beneficios incrementar la cantidad de protección de una persona, así como mayor flexibilidad en las estrategias gubernamentales de inmunización. Sin embargo al momento esto es solo especulación, pues no se ha comprobado fehacientemente que sea seguro y eficaz, por lo tanto en ningún lugar del mundo se ha aprobado la mezcla de vacunas de manera extensiva.
Entonces, a manera de conclusión, en estos momentos no es prudente combinar dosis. En nuestro país la Cofepris no lo ha autorizado y por lo tanto el Plan Nacional de Vacunación en México no toma en cuenta la mezcla de estas sustancias.
Sin embargo, es importante señalar que las vacunas no son la única forma que tenemos para protegernos del coronavirus. Para detener la propagación del mismo es muy importante seguir medidas de prevención, como lavado de manos, uso de cubrebocas y distanciamiento social. De esta forma, con o sin vacuna, es posible contribuir al fin de la pandemia y evitar enfermarse de COVID-19.