Vamos a retomar un tema que quedó en el tintero desde hace algunas semanas… Me refiero concretamente al asunto de justificar el uso que hacemos de servicios, como el agua y la energía eléctrica, bajo el criterio de que a los demás debe valerles cómo se hace uso de estos con base en el pago de ellos, o sea, lo que supuestamente le cuesta a la persona pagar por recibirlos.
Hace unos días entregaron por equivocación el recibo de luz de un vecino en mi domicilio y me sorprendí de la cantidad que tenía que pagar, esta era próxima a los quinientos pesos ¡Quéee! Me quedé atónito… La verdad me sorprendió mucho, ya que yo pago entre 50 y 80 pesos mensualmente (después de saber lo que yo pago de “luz” –como se dice coloquialmente– tal vez ahora sea usted el sorprendido estimado lector, pero si continúa leyendo sabrá porque pago esa cantidad). Ustedes pensarán que mis vecinos tal vez laboran en casa, pero yo veo que salen a trabajar, es decir, no realizan una actividad en su domicilio relacionada con máquinas o algo que implique un consumo mayor de energía eléctrica, o que su casa sea más grande, pero no es el caso, la mayoría de las casas de mi vecindario son modestas (de una sola planta y en ella dos recámaras, cocina, sala, comedor, un baño, patio y garaje).
Mi respuesta a la diferencia entre el pago de lo que yo consumo de energía y lo que consume mi vecino –o tal vez muchos de mis vecinos, o la población en general– no es un secreto, yo creo. Por diferentes medios de comunicación se nos ha hecho saber que nuestros dispositivos, eléctricos o electrónicos, deben ser desconectados de los contactos cuando no se están utilizando. Esto hace referencia, específicamente, a los aparatos que son manipulados con un control remoto, ya que cuando se oprime el botón de apagado, el dispositivo se queda en stand-by, es decir, “modo de espera o reposo”, o sea, no está completamente apagado, está en un estado en el que consume menos electricidad que cuando está en pleno funcionamiento, pero, aún así, no está completamente apagado, por lo que está consumiendo energía. Usted puede hacer una prueba sencilla de esto, pase la mano por un dispositivo a control remoto que esté “apagado”, pero conectado, y sentirá una sensación cálida, o en algunos casos puede escuchar que emiten un zumbido, lo cual es señal de que el aparato está trabajando. Mejor aún, haga una prueba menos empírica y más de ciencia energética y economía básica: desconecté todos los dispositivos electrónicos mientras no los esté utilizando y, le puedo asegurar, que el cargo será menor en el siguiente recibo de luz como resultado de que usó menos energía.
Como ejemplo de esto quiero comentarles que un familiar cercano le compró a su hijo una pantalla para su habitación y trasladó a esta un reproductor de DVD y el Xbox. Un día, estando yo de visita, recogió del suelo, a la entrada de su casa, el recibo de luz y expresó eufóricamente unas palabrotas –que aquí no debo escribir– porque llegó más caro el recibo de la luz y culpó a los de la compañía por este hecho. Para fortuna de todos los que laboran en la CFE, yo estaba allí y le hice la observación de que no le estaban cobrando de más, sino que estaba utilizando más energía de la básica necesaria y habitual. Los cien pesos de más (por poner un número) se debían a que había conectado más aparatos en su casa y estos no se desconectaban mientras no se utilizaban. Le pedí que hiciera la prueba, no sólo con esos dispositivos extras, sino con todos los de su casa. Obvio, el siguiente recibo fue recibido con otra actitud y otras expresiones, según me comentó.
Esta es la razón por la que yo pago una cantidad ínfima, ya que en mi casa todos los aparatos están desconectados y en otros casos conectados a multiconectores, menos el refrigerador, y se conectan o enciende el multiconector sólo cuando se van a usar o mientras se están cargando (celular, laptop, etc.); además tratamos de no tener focos encendidos de manera innecesaria. Insisto por segunda ocasión, haga usted esta prueba y su bolsillo se lo agradecerá
Le voy a dar otra razón para que se anime a desconectar sus electrodomésticos (excepto el refrigerador). Cuando usted compra un aparato electrónico, este tiene generalmente un año de garantía, mismo que está calculado tomando en cuenta el tiempo que se utilice, que puede ser entre cuatro y ocho horas por día (computadora, pantalla, reproductores de música y video); si usted sólo “lo apaga”, el aparato está trabajando 24 horas continuas, no las ocho para las que estaba programado por el fabricante. En este criterio de uso-funcionamiento se basa la obsolescencia programada del aparato y ésta puede ser de 3 a 5 años máximo; pero si usted lo mantiene en stand-by, funcionando, como ya se dijo, lo que provoca es que el tiempo de utilidad de éste se acorte, beneficiando con ello a los fabricantes y perjudicando el bolsillo de usted.
Otro dato relevante e importante, y que no se toma en cuenta, es el despilfarro de energía que se hace, ya que esto es una “fuga de energía” parecida al de una “fuga de agua”, la diferencia es que a esta se le da mayor publicidad y en muchos casos es visible; en cambio, al “desperdicio de energía” se le da una menor atención debido a su invisibilidad. Usted puede ver una fuga de agua en una llave o en una tubería porque gotea o se escurre, pero la “fuga de energía eléctrica” no se ve, sólo se refleja en el recibo de pago; pero la mayoría de la población no es consciente de este “despilfarro energético” porque están tan acostumbrados a pagar una cantidad mensual o bimestral determinada, que no son conscientes de esto, si lo fueran podrían optimizar el uso de energía y pagar una cantidad MUCHO MENOR en sus recibos. Pero cuando se les hace ese tipo de comentario aparece la frase que ha dado origen a este artículo: ¡Yo la pago! ¿A ti qué?
En la siguiente entrega hablaremos del impacto que este «despilfarro energético» ocasiona en el medio ambiente y se mostrará que lo que se paga en los recibos, del agua y de la luz, no justifica a nadie a desperdiciar estos servicios.
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