De alguna manera el tercer concierto de temporada 2021 de la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes fue la culminación del curso de dirección orquestal de dos semanas que ofreció el maestro Lanfranco Marcelletti, director titular de la OSA. A este curso vinieron directores de todo el país, incluso del extranjero, específicamente de Venezuela, en donde existe, sin duda, el mejor programa de orquestas sinfónicas juveniles a partir del modelo de la Orquesta Simón Bolívar de Caracas, esta entidad musical ha sido inspiración para otras muchas orquestas de Latinoamérica, como es el caso de la Orquesta Sinfónica Juvenil Carlos Chávez en la Ciudad de México y de excelente nivel. También estuvo un representante de Estados Unidos, de la Universidad de Massachussets, es decir, Nueva Inglaterra, y si hablamos de Nueva Inglaterra estamos hablando de una de las regiones de Estados Unidos protagonistas en la enseñanza musical. Algunos de estos directores que participaron en el curso están en etapa de formación, otros ya con una carrera pero con el propósito de actualizarse y mejorar la técnica, el asunto de la dirección orquestal es como la medicina, por ejemplo, en donde hay que estar actualizado para no tener fecha de caducidad.
El maestro Marcelletti seleccionó algunos de los participantes para dirigir este programa, me parece a mí ideal para esta actividad considerando que el diseño del programa es muy diverso, desde el más ortodoxo clasicismo vienés pasando por un inquieto Beethoven que ya hacía algunas insinuaciones de lo que más tarde conoceríamos como romanticismo, un muy joven Richard Strauss, representante del posromanticismo y ya en el siglo XX, uno de los más importantes compositores mexicanos, Silvestre Revuelas. Como vemos el menú es muy diverso y lleno de contrastes lo que permitía, por supuesto, la práctica de la dirección orquestal abordando diferentes repertorios.
Esto, por supuesto, es digno de aplaudirse, incluso a la propia orquesta le sirve, y para estos jóvenes directores es una oportunidad invaluable poder dirigir una orquesta profesional, de las mejores de México, hay que decirlo, y con un programa de muy altos niveles de exigencia. Esto es formar nuevos talentos, alentar la carrera de dirección orquestal y formalizar esta actividad como una de las diferentes especialidades de la música, el maestro Marcelletti explicaba que la carrera de director de orquesta está todavía en pañales en América Latina y hay mucho trabajo por hacer, y esto es, justamente, una de las cosas que hay que hacer y alentar la formación de nuevos talentos en el podio.
El programa de este tercer concierto inició con La Marcha para la Real Sociedad de Músicos de Haydn, la Sinfonía No.32 K.318 en Sol mayor de Mozart, el Aria de concierto Ha Pérfido de Ludwig van Beethoven con la participación de la soprano Lorena Flores, la versión original para ensamble de cámara de la obra Sensemayá de Silvestre Revueltas que la OSA ya grabó bajo la dirección de, maestro Román Revueltas, ya anteriormente había grabado para el sello Naxos la versión para orquesta completa de esta obra bajo la dirección de Enrique Barrios. Finalmente la Suite, Op.4 en Si bemol mayor de Richar Strauss. Como ya lo apunté líneas arriba cada una de estas obras fue dirigida por directores participantes del curso, que en total fueron 21 y con selección, evidentemente, del maestro Lanfranco Marcelletti.
Sin duda pudimos apreciar muy buenos modales desde el podio del director, entendemos que hay talento y que está en formación una nueva escuela de dirección orquestal en nuestro continente. Actualmente la música orquestal está en buenas manos, tenemos batutas muy solventes, algunas de ellas han participado como directores titulares de la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes, como es el caso de Enrique Barrios con quien la ópera tuvo un protagonismo inobjetable, época que hoy recordamos con suspiros de nostalgia. Alfredo Ibarra, José Areán, Iván López Reynoso que participó como director interino en un par de ocasiones. Y otros como huéspedes y en este caso la lista resultaría de verdad interminable, pero algunos de los directores que han estado al frente de nuestra Sinfónica como invitados y que pertenecen a una escuela de dirección cuya generación prácticamente está por agotarse han sido, por ejemplo, los maestros Francisco Savín, Fernando Lozano, Luis Herrera de la Fuente, Entrique Bátiz, y otros ilustres nombres de auténticas leyendas. Pero este tipo de cursos intensivos nos da la oportunidad de ver que el futuro promete cosas interesantes en la dirección orquestal.
Finalmente no me quiero despedir sin dedicar un par de líneas a la excelente, soberbia ejecución que hizo la soprano Lorena Flores del aria Ha Pérfido de Beethoven, no sólo resolvió con puntual elocuencia técnica las dificultades que plantea la partitura, sino que así como exige de la voz un sorprendente derroche de técnica, así mismo exige de la intérprete una intensidad extrema, una explosión de sentimientos que se derraman generosamente. Estas exigencias, por supuesto, no están escritas en la partitura, justamente ahí radica el éxito de una interpretación, en leer eso que no está en el pentagrama, adueñarse de la obra, hacerla propia y darle el toque personal e interpretar, no solo leer, todas esas sensaciones sugeridas en las notas musicales y que solo la experiencia puede darle al intérprete la solvencia para hacerlo música.
La próxima semana, en el cuarto concierto de temporada, escucharemos la Sinfonía para pequeña orquesta de Sorrier, Homenaje a Cervantes de Moncayo, el Adagietto de la Sinfonía No.5 en do sostenido menor Mahler, y el Concertino, Op.94 de Dmitri Schostakovich. La cita con su majestad la música es el próximo viernes 25 de junio a las 20:30 horas en el Teatro Aguascalientes. Por ahí nos vemos si Dios no dispone lo contrario.