APRO/Juan Alberto Cedillo
Tras el reacomodo político, Tamaulipas vive una sangrienta reorganización de la delincuencia organizada que esta vez tomó por objetivo a la población civil, cuando supuestos miembros del grupo conocido como La Tropa del Infierno, brazo armado del Cártel del Noreste (CDN), atacaron a ciudadanos en tres colonias populares de la ciudad de Reynosa, el sábado 19.
Por su condición fronteriza, esta entidad ha sido escenario de la guerra entre narcotraficantes; ahora, la lucha se encamina por el control de la creciente migración ilegal centroamericana hacia Estados Unidos.
Fuentes de seguridad consultadas en Texas y miembros del Grupo de Operaciones Especiales (Gopes), quienes hablaron con Proceso bajo la condición de reservar sus identidades, aseguraron que existe una guerra soterrada en Nuevo Laredo, ya que el líder del Cártel del Noreste, Juan Gerardo Treviño Chávez, el Huevo, se alió recientemente con Fausto Isidro Meza Flores, el Chapo Isidro, actual jefe del Cártel de los Hermanos Beltrán Leyva, para frenar el ingreso del Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) en Tamaulipas.
De acuerdo con las fuentes consultadas, aún no se ve la peor parte de esta violencia, pues prevén el recrudecimiento de la pugna por el reacomodo de las diversas fracciones de los cárteles tras el arribo de expriistas y panistas al poder político en las principales ciudades de Tamaulipas.
“El CJNG está penetrando en alianza con la fracción del Cártel del Golfo (CDG) que controla la Frontera Chica”, dijo uno de los efectivos del Gopes.
“Los halcones del Cártel del Noreste en Nuevo León advirtieron que la gente del CJNG estaba entrando por la carretera de Monterrey. Y ahora los antiguos zetas del CDN están de cacería en el tramo Sabinas a Nuevo Laredo. Mantienen un retén en la entrada a Nuevo Laredo durante la madrugada”, añadió.
A causa de la paranoica cacería que mantiene el CDG, en lo que va de 2021 se han reportado cerca de 90 desaparecidos en la carretera Monterrey-Nuevo Laredo; la mayoría, hombres jóvenes a los que se les perdió el rastro en la entrada a la ciudad fronteriza durante la madrugada, particularmente los martes y jueves.
En respuesta a esos intentos de sus rivales para tomar su plaza, los del Cártel del Noreste se metieron a Reynosa para disputar el control del tráfico de migrantes, concluyó un agente estatal.
Reynosa, la ciudad fronteriza más grande de Tamaulipas, con más de un millón de habitantes, padece una larga historia de violencia ligada a los cárteles.
Es la plaza más estratégica para el CDG y no ha tenido paz desde el homicidio del jefe de plaza Samuel Flores Borrego, el Metro 3, por órdenes de Jorge Eduardo Costilla, El Coss, para evitar que lo desplazara del trono. La ciudad es disputada por los llamados “comandantes” que controlan las cuatro zonas en las cuales la tienen dividida.
Reynosa también tiene la presencia de miles de soldados, efectivos de la Guardia Nacional y grupos especiales de la policía estatal; pese a ellos, la violencia no tiene freno, pero lo acontecido el sábado 19 no tiene precedente.
En su conferencia mañanera del lunes 21, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que los “hechos lamentables en Reynosa, Tamaulipas, le costaron la vida a inocentes, 14 personas inocentes, porque todo indica que no fue un enfrentamiento, sino que fue un comando que disparó a gente que no estaba en plan de confrontación. Entonces, es un ataque cobarde que le quita la vida a inocentes”.
Para el fiscal general de Justicia de Tamaulipas, Irving Barrios Mujica, el objetivo del ataque contra civiles inocentes fue “crear terror” en la sociedad.
“Entraron disparando a diestra y siniestra. Se metieron a algunas tiendas, robaron a algunas personas, ingresaron a un taller mecánico, les quitaron los teléfonos y robaron algunos vehículos, todo (fue) con la intención de causar terror en la sociedad y desestabilizar la paz en Reynosa”, dijo.
Testimonios de las víctimas, fuentes de seguridad de Estados Unidos y miembros del Gopes refieren a Proceso que a las 12 horas de ese día de terror se inició el suceso violento, “inédito” para una ciudad acostumbrada a la violencia: tres vehículos con unos 12 civiles armados arribaron a Reynosa por un camino vecinal, provenientes del municipio vecino de Díaz Ordaz. Se desplazaron rumbo a tres populosas colonias del oriente de la ciudad que limitan con el libramiento hacia Matamoros y ubicadas a un costado del cuartel de la Octava Zona Militar.
Pasadas las 12:30 horas, el grupo de sicarios no mayores a 25 años, presuntamente miembros de La Tropa del Infierno, primero asesinó a un ciudadano guatemalteco que arribó en un taxi a su domicilio, ubicado sobre la avenida Doctor Rodríguez de la colonia Almaguer. Se dedicaba a reparar teléfonos móviles.
Tras bajarse del taxi, su esposa observó cuando los agresores lo detuvieron y encañonaron. Ella se encerró en su casa, tomó a su hijo y se escondió en la parte trasera del inmueble. Alcanzó a escuchar a su esposo gritar y luego los estruendos de los disparos.
Ahí mismo fueron acribillados con armas largas un grupo de seis albañiles que esperaban a su patrón para que les pagara su sueldo. Entre ellos, Fernando Ruiz Flores, joven de 19 años –originario de Río Bravo– que se pagaba sus estudios de enfermería trabajando como obrero de la construcción.
Después del múltiple asesinato, los sicarios avanzaron por calles de la colonia Almaguer, hacia las colonias vecinas Unión Obrera y Bienestar, donde dispararon contra un anciano que se dedicaba a recolectar cosas de la calle. También ejecutaron a un obrero maquilador.
En otra avenida mataron a dos hombres en el interior de un negocio de abarrotes, a donde entraron a robar; las víctimas son el propietario del negocio y un cliente.
Organizaciones defensoras de derechos humanos y familiares de desaparecidos aseguran que lo sucedido ha sido “inédito” y que se trata de “narcoterrorismo”.
Geovanni F. Barrios Moreno, presidente de la asociación Justicia Tamaulipas, denunció que el sábado 19 la autoridad quedó totalmente rebasada. “Esto que sucedió, este tipo de delitos se encuentran tipificados en el Estatuto de Roma como delitos de lesa humanidad, cuando un grupo delictivo ataca a la sociedad civil”, añadió.
Tamaulipas ya cuenta con dos antecedentes que pueden ser catalogados como narcoterrorismo: el coche-bomba que estalló la noche del 19 de marzo de 2012 frente al diario Expreso de Ciudad Victoria, que sólo causó daños materiales, y el coche-bomba del 29 de junio de ese año frente a la alcaldía de Nuevo Laredo, hiriendo a siete personas.