¡Que pinche caro! - LJA Aguascalientes
23/11/2024

Es momento de pagar la factura. Es tiempo de costear el ridículo precio de que Andrés Manuel no tuviera la mayoría calificada de la Cámara de Diputados.

El pasado 4 de abril iniciaron las campañas en las que se le presentaron dos únicas propuestas a la ciudadanía. Dos únicas opciones para los mexicanos.

La primera, el continuar con el modelo de gobierno que Andrés Manuel y Morena nos han impuesto.

La segunda, ponerle un alto y hacer un “voto útil”, para que ganase quien fuera que fuese mientras no estuviese con Morena.

El utilitarismo venció el pasado 6 de junio, pero no podemos ignorar el costo de no haberle exigido a ningún partido político, ni a ningún candidato, un proyecto político distinto al de ser oposición.

Los candidatos se paraban orgullosos y con el pecho inflado por sentirse apoyados por distintos sectores de la sociedad, y ellas, y ellos, con el ego que los caracteriza pedían el voto mientras dedicaban el espacio otorgado para mencionar los vastos fracasos de AMLO, Morena y la 4T.

Ignorante e inflada clase política que no era capaz de entender que Morena no había llegado por sí sola a ocupar una representación histórica en el Poder Legislativo. Que si hoy Morena estaba ahí sentada con el báculo que da el poder del apoyo ciudadano era por la incapacidad de ellos –sí, de esos mismos que se vendían como los salvadores– para generar mejores condiciones para el desarrollo de las familias mexicanas.

Y nosotros, los pobrecitos ciudadanos, teníamos que tragarnos el sabor amargo de que estos, los mismos que por lo que hicieron y dejaron de hacer, eran corresponsables de que hoy México atravesara una de las más grandes amenazas a su democracia.

Dispuestos a pagar el costo de votar por ellos, los menos peores, por los que no fueron capaces de al menos articular un proyecto de oposición congruente a las necesidades de un país hambriento de ideas y propuestas.


Y si este fue un triunfo caro, uno en el que los ciudadanos convenimos más por miedo que por convencimiento, no dar una mayoría calificada al partido en el poder.

Una ciudadanía casi distinta a aquella otra, la de enfrente, la que por la apatía y el desprecio de la única clase política, en 2018 habían decidido darle 30 millones de votos a quien hoy sólo 18 millones no consideraron una amenaza.

Y es que no existe frente nacional anti algo, grupo empresarial u organismo de la sociedad civil que puedan, por sí solos, poner alto a la apabullante votación de quienes creen que a través de su elección lastiman a quienes ignoraron.

Si queremos retomar un camino de creación, producción e innovación debemos primero pasar por un proceso de conciliación, reconciliación y acuerdos. En donde todos los mexicanos convengamos en el México que sí deseamos construir.

Difícilmente nuestro país podrá tolerar más elecciones de estas, donde el triunfo de la oposición sea el sacrificio de la ciudadanía, en donde llevemos al poder a improvisados candidatos.

Es momento de que la lista nominal deje de ser campo de batalla para que se convierta en la materia prima de quienes son capaces de hacer algo más que campaña. 

Dejemos de ignorar a los indignados, dejemos de indignarnos por huecas filosofías político-económicas que solo sirven a quien le sirve polarizar.

¡Paguemos, pues, ya! Empecemos a construir escenarios en el que nunca más tengamos que decidir entre dos malísimas opciones. No nos volvamos orillar ni a arrodillar ante tan incómoda situación.

Y que les quede claro a los diputados de oposición que hoy celebran su triunfo: no votamos ni por su trayectoria ni por sus proyectos, pero que si están hoy en el poder es porque les vamos a exigir.

Les exigimos que legislen para que existan condiciones en las que nunca más vuelva a caber un populista incapaz, para que jamás sea la ignorancia o pobreza del pueblo razón para proponer política pública inviable.

Y nosotros, preparémonos para tomar los espacios que requieren de ciudadanos capaces y honestos, porque este país, no los van a cambiar ni estos, ni aquellos. Lo vamos a cambiar nosotros. Todos nosotros.


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