Un nuevo ciclo de campañas electorales ha concluido desde el primer minuto del día de ayer; ello implica la entrada a un periodo de reflexión que, como ciudadanía, nos obliga a dimensionar sobre la importancia de nuestra decisión a partir de lo que ha venido aconteciendo en materia electoral desde noviembre pasado, cuando inició el proceso que llegará a su momento cumbre este domingo.
Si por algo serán recordadas las elecciones de 2021, en primer término, probablemente se deba a la magnitud de estas. Son las primeras, en la historia política del país, en la que se cita a más de 96 millones de personas a que elijan a más de tres mil quinientos cargos de elección popular, federales y locales de manera simultánea. Cada tres años, con seguridad, se ampliará la base votante y probablemente con ello se incrementen los cargos a elegir en ayuntamientos y diputaciones. Pero nadie le quitará a este proceso, el haber sido el primero en el que, a lo largo y ancho del país y de manera sincrónica, el domingo saldremos a votar.
No podemos dejar de lado el fenómeno de contingencia sanitaria, como efecto de la pandemia que vivimos, en el que se encuentra inmersa la elección. En este tema, de poco valió la experiencia probada de treinta años de existencia de las autoridades electorales, ante un acontecimiento de tal envergadura para el que, de ninguna manera, estábamos preparados. Ello nos obligó a rediseñar, en conjunto con las autoridades expertas en salud pública, las estrategias sanitarias, electorales y de comunicación posibles, y con la asesoría del Instituto de Servicios de Salud del Estado, conjuntar esfuerzos para lograr una jornada electoral en la que privarán las medidas sanitarias, en la medida en la que los ciudadanos se responsabilicen de ello.
Y es que es imprescindible decirlo: tú, como ciudadana o ciudadano, debes apropiarte de tu elección. Durante esta semana 1,712 presidentas y presidentes de casilla acudieron a las oficinas de las autoridades electorales a recoger el paquete que contiene todos los materiales para hacer posible la jornada electoral. Desde hace poco más de cuatro meses, existen personas que se están preparando para instalar las casillas. Si nuestro sistema electoral basa su planeación en la desconfianza, también es válido señalar que la cadena de confianza se afianza por la propia ciudadanía.
Las y los funcionarios de casilla serán quienes cuenten los votos emitidos por los vecinos de su demarcación. Si los partidos políticos están obligados, por naturaleza, a postular las candidaturas, la responsabilidad de la ciudadanía comienza por vencer la apatía y empezar a investigar cuál es el distrito y municipio de su residencia, quiénes representan las opciones políticas, y qué es lo que se requiere para inscribirse en el padrón y salir a votar.
El procedimiento de votación no ha cambiado desde hace años, sin embargo y como lo mencionaba anteriormente, se tomaron ciertas medidas estrictas para la emisión segura del voto. No bastará con salir a votar con credencial en mano, habrá que hacerlo con cubrebocas o no será permitido el acceso a la casilla. Ya dentro de ésta, la credencial no pasará de mano en mano, sino que será presentada por la persona electora para que la distinga la presidencia de casilla y cada quien sostendrá su credencial para que sea marcada como prueba de que ya ejerció su voto. Se proporcionarán toallas desinfectantes para que cada uno higienice su presencia en la mampara, y a fin de evitar el contacto múltiple con objetos y superficies, se invita a que llevemos el marcador de nuestra preferencia o seguir usando el que se proporciona que, dicho sea de paso, no se borra.
Y no es que sea físicamente imposible el que se borre o algún otro tipo de trampa en la elección, sino que es materialmente imposible hacerlo cuando en cada casilla podrá haber hasta dos representantes de cada opción política, quienes con sumo cuidado revisarán la actuación del funcionariado de casilla. Los partidos están listos, la autoridad se encuentra preparada, y las y los funcionarios prestos a recibir la votación. ¿Qué falta, entonces?
Falta que salgas a votar. En tu casilla cercana a tu domicilio, ya te esperan tus boletas. Son tuyas y de nadie más. Como tu elección. Es innegable el hartazgo, la pandemia que aún no cede o el contexto de polarización y violencia que se ha vivido en últimas fechas, pero todos esos solamente son factores que inciden, más no definen la elección. Por que la elección es tuya, es mía, es de cada una o uno de nosotros. El último eslabón de la cadena de confianza que se requiere para avanzar hacia la democracia, es el de la ciudadanía votante.
Te invito hoy y mañana a que investigues cuáles son tus distritos electorales, las personas que se postularon para la elección, revises lo que propusieron durante las campañas, analices la problemática de tu comunidad, ubiques tu casilla, prepares tu credencial, tu bolígrafo y un cubrebocas, y el domingo salgas a votar con la tranquilidad de hacer una actividad cívica trascendente para tu comunidad, con orden para hacer fila en sana distancia y tomando las medidas sanitarias, y con la seguridad de que tu voto ciudadano, eligiendo a un representante popular ciudadano, será contado debidamente por ciudadanos, sancionado por autoridades profesionales, integradas por ciudadanos. Porque al final, ciudadanas y ciudadanos somos los dueños de la elección.
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