Bien dicen que lo bueno cuesta y en el caso de Petróleos Mexicanos (Pemex) parece que aprovecharon una oportunidad bastante buena al adquirir el 50% de la participación de la refinería Deer Park, donde ya contaba con el 50% en coparticipación con Royal Dutch Shell, empresa holandesa con quienes estaban asociados desde 1993. Esta adquisición, que le permitirá contar con toda la participación de la refinería, todo por un total de $596 millones de dólares, se confirmará una vez se realice la formalización de estos movimientos con la aprobación del Departamento de Energía de Estados Unidos.
No es ninguna sorpresa que este movimiento se haya realizado en estos momentos, dado que va encabezado a poder fortalecer la producción de crudo, buscando seguir el eje que ha colocado gobierno federal al tratar de rescatar Pemex. El punto principal es entender como Pemex pudo realizar la adquisición de una refinería a tan bajo precio que puede producir 275,000 barriles de crudo diarios, mientras Dos Bocas, uno de los proyectos estandartes de la presente administración federal, que tiene un costo calculado en alrededor de $12 mil millones de dólares está pronosticado para producir alrededor de 380,000 barriles de crudo diarios.
En primera instancia hay una clara directriz que tiene no sólo Royal Dutch Shell, sino la industria involucrada dentro del negocio energético, que es la de reducir de manera considerable las emisiones de CO2 en los próximos años. Royal Dutch Shell se ha propuesto reducir las emisiones de CO2 a 0% del total presente para el año 2050, y adicionalmente un tribunal holandés ha ordenado en reducir su emisión un 45% para 2030, lo cual crea una necesidad de acelerar la venta de activos productores de CO2.
A nivel mundial se han creado incentivos económicos para poder llevar a cabo la reducción considerable de emisiones de CO2 derivado de diferentes alianzas como el Pacto de París encaminado a que todos los países firmantes reduzcan la emisión de gases de tipo invernadero. Esto en gran parte ha hecho que en los últimos 2 años en Estados Unidos se hayan vendido 5 refinerías en movimientos donde los grandes competidores buscan transformar su portafolio de productos y los pequeños productores se hacen de activos para aumentar su producción.
La transacción realizada tiene otro gran e importante detalle, que es que al realizar la adquisición Pemex tiene que realizar pagos adicionales por $106 millones de dólares por concepto de inventarios de petróleo y derivados que tiene la planta a una de las subsidiarias de Shell, y $490 millones de parte de la deuda adquirida Shell, sin mencionar que adquiere igualmente pasivos de alrededor de $980 millones de dólares.
Posteriormente al anuncio de la compra, Moody’s redujo la calificación crediticia de Deer Park LP, empresa administradora de la refinería, la cual determina la capacidad de pago de diferentes obligaciones, de Baa2 a Baa3 lo cual deja a un solo paso de ser considerado de grado especulativo o como se le conoce “bono basura”; esto en gran parte por los esfuerzos que tendrán que realizar de manera considerable para poder pagar diferentes pasivos sobre todo una línea de crédito revolvente con vencimiento a corto plazo por $130 millones de dólares que puede ser un gran obstáculo para la restructuración financiera de la empresa.
En la mañanera en palabras del presidente se ha anunciado que en gran parte la adquisición tiene el objetivo para 2023 de lograr la independencia de agentes externos en los procesos de refinación para evitar más incrementos en el precio de la venta de gasolina. Además de lograr la recuperación de la inversión en 2 a 3 años de acuerdo palabras del presidente, esto puede ser un enorme reto considerando que hay una evidente transformación de la industria energética, además de una situación financiera comprometida que pudiera complicar lograr la rentabilidad del proyecto.
En gran parte esta decisión pone alarmas al alto costo de Dos Bocas, en comparación con la refinería Deer Park, lo cual pone en duda la verdadera rentabilidad de la refinería mexicana con el elemento adicional de serias preocupaciones de parte de analistas con respecto a la poca eficiencia de Pemex en temas administrativos, la situación financiera actual de Pemex, el futuro incierto del mercado de petróleo crudo y sus derivados.
Una decisión sumamente controversial, considerando que hay diferentes aspectos a nivel nacional que pudieran contar con apoyos como la reactivación del comercio a través de apoyos para las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas, la aceleración de campañas de vacunación a nivel nacional, la mejora de infraestructura a través de proyectos productivos, el reforzamiento en temas de seguridad y otros más.
Pero es claro que Pemex se ha convertido en un estandarte de la presente administración federal, buscando lograr revertir la situación financiera de Pemex a través de la inversión en este tipo de proyectos. La participación de gobierno en empresas, como el anuncio de parte de Gobierno Federal para revivir junto con empresarios a Mexicana de Aviación, podría ser un nuevo comienzo a la política mexicana de los 70s y 80s, pero si esa apuesta si no sale como se planea, puede ser sumamente cara.