Indudablemente Emerson, Lake & Palmer es uno de los referentes más sólidos de ese maravilloso lenguaje llamado Rock Progresivo, para quien esto escribe se trata de la más depurada y fina manifestación de todas las muy ricas variantes del rock.
Lo digo como una declaración de principios, E.L. & P. es uno de mis grupos favoritos, quizás mi favorito entre los ingleses, como lo es Le Orme entre los italianos y mira que encuentro cierto paralelismo entre estas dos agrupaciones europeas, los dos son soberbios y monumentales tríos de rock con la misma instrumentación, batería, un tecladista virtuoso y un bajista que eventualmente toca la guitarra y también canta. Ambos están íntimamente influenciados por el lenguaje de la gran música de concierto, resulta sencillo pensar que Le Orme tiene un sólido fundamento barroco lo que por supuesto resultaría comprensible si consideramos que son italianos, incluso venecianos, ya sabes, la tierra de Vivaldi y, al escuchar temas musicales como “Collage” resulta evidente ese toque barroco, pero en “Contrapuntti”, por ejemplo, aún siendo un excelso ejercicio de esta herramienta musical propia del barroco, la obra tiene también una identidad muy contemporánea.
Por su parte Emerson, Lake & Palmer tienen también una sólida base en la gran música de concierto, Prokofiev, Ginastera o Mussorgsky son la inagotable fuente de inspiración pero también han sabido darle un delicioso aire de contemporaneidad a su propuesta musical.
Pues bien, una vez que satisfice mi irreprimible deseo de establecer ese paralelismo entre los que posiblemente sean mis dos más amadas agrupaciones de rock progresivo, permíteme compartir contigo los pormenores del álbum Tarkus en el cincuenta aniversario de su publicación.
Se trata del segundo disco en estudio de Emerson, Lake & Palmer que después de su álbum debut habían dejado las expectativas muy altas y las crítica, tanto como los melómanos, no esperaban menos que una producción musical ambiciosa, bien lograda y muy altos niveles de virtuosismo, no obstante, este impresionante trío de rock progresivo británico superó por mucho todas estas expectativas, el nivel de composición y de ejecución es excelso, supremo y consolidó el prestigio de estos tres virtuosos músicos ingleses.
Desde la portada, un diseño de William Neal que nos muestra un armadillo con una especie de blindaje que por supuesto, cumple su objetivo de llamar la atención, hasta lo más importante, el contenido musical del disco, nos queda claro que estamos ante una de las joyas más brillantes de la fértil década de los años 70. Es uno de esos discos que podemos comprar solo por el interés que nos despierta la portada. ¿Nunca te ha pasado eso de que te dan ganas de escuchar y, consecuentemente, de comprar un disco solo por la portada? Para mí este fue uno de esos casos, lo mismo que el disco Brian Salad Surgery de los mismos Emerson, Lake & Palmer, o bien el álbum de Fragile de Yes, de hecho casi todos lo de Yes son muy atractivos gracias al trabajo de diseño de Roger Dean, el Aqualung de Jethro Tull, In the court of the Crimson King de King Crimson, o el Dark side of the moon de Pink Floyd, algunos de estos discos, creo que todos, los compré solo por el impacto que me generó su portada. Exactamente así sucede con este, Tarkus de Emerson, Lake & Palmer. Pero lo importante es cuando llegas a tu casa y colocas el disco en el reproductor –soy de los convencidos que nada sustituye al hecho de tener el disco físicamente entre tus manos, ya sea en formato de disco compacto o en acetato, las descargas en internet no son para mí más que una opción para hacer la música portátil sin que el disco sufra algún daño–, es entonces cuando surge la magia de manera natural. Tarkus es uno de esos discos que no puedes interrumpir ni escuchar canciones sueltas, es un disco que exige la atención de principio a fin.
Desde el inicio del disco con el tema homónimo, se trata de una especie de suite de poco más de 30 minutos de duración, una característica del rock progresivo, con sus siete partes perfectamente bien estructuradas que juntas logran una impresionante unidad de sonido. El tema “Tarkus” ocupa toda la cara A del disco en formato de vinil y en la cara B un conjunto de buenas canciones que no son de manera alguna un conjunto de temas de relleno, sino que contribuyen a darle una inobjetable identidad a esta producción musical.
“Jeremy Bender y Bitches Crystal” son temas originales del trío. Después viene el himno “The only way” que resulta ser un arreglo perfectamente bien logrado de Keith Emerson de la “Toccata y fuga en fa mayor BWV 540” y del “Preludio No.6 en re menor BWV 851” del clavecín bien temperado de Johann Sebastian Bach. El disco continúa con tres temas originales llamados “Infinite space”, “A time and a place” y cierra con “Are you ready Eddy?”, un rocanrolito en donde los tres músicos que integran esta entidad de rock progresivo le hacen una broma al ingeniero de sonido Eddie Offord, que también trabajó con Yes en la excelente producción de Close to the edge. En este tema musical se escucha la voz de Carl Palmer decirle al ingeniero que solo tienen sándwiches de queso y jamón sobre un piano desaseado muy al estilo de Jerry Lee Lewis. Vamos, es un lujo que Emerson, Lake & Palmer se permitieron para cerrar esta obra maestra del rock progresivo. Date un tiempo y vuélvela a escuchar, siempre encontraremos cosas nuevas en el inmenso Tarkus.