El lunes pasado, los estudiantes de la Licenciatura en Actuación de la Universidad Autónoma (UAA) presentaron su examen final en el auditorio Pedro de Alba y su tesis actoral fue Tocata y Fuga de Aurelia, una adaptación del texto de Calderón de la Barca El Gran Teatro del Mundo, desde la técnica del clown.
Con un fondo negro, botitas blancas, casi sin escenografía, pelucas de colores, vestuarios pálidos nada extravagantes y, con narices rojas la octava generación nos envolvió en un ambiente donde la expresión corporal, canto y voz nos permitió disfrutar la magnífica interpretación de cada uno de ellos.
Desde mi perspectiva de espectadora, para mí era muy complicado el encontrar cómo sería la puesta en escena final desde la técnica del clown.
Nunca había tenido la oportunidad de ver el proceso de un montaje desde cero hasta el escenario de algo tan complicado, creativo, experimental y novedoso.
Calderón de la Barca no es uno de los autores más sencillos del mundo y sus obras son, por dicha, complejas, así que la primera vez que vi a los chicos entrando en su personaje en un ejercicio en el Jardín del Encino me pareció un reto actoral enorme y un compromiso extraordinario de su parte.
Por la pandemia, los chicos de la Licenciatura en Actuación, como el resto de los estudiantes del mundo, tuvieron que tomar las clases virtuales y así construir cada uno de sus personajes.
Esa primera noche en la que pude observarlos los vi transformarse. Llegaron a pie, en bicicleta, vestidos de negro, con mochilas al hombro y cubrebocas. Unos minutos después traían puestas sus narices rojas, zancos, telas, cojines e intervinieron el espacio. Cada uno de ellos le daba voz a su personaje, mostraban cómo lo habían preparado en casa, desde el texto de Calderón de la Barca, pasando por el clown y otras teorías que también emplearon para poder estar ese día ahí, interpretando los primeros esbozos de Tocata y Fuga de Aurelia.
Las personas pasaban y los veían con rareza, algunos se quedaban a observarlos y otros pasaban de largo, conforme iba pasando el tiempo sus postura y voz se hacía más fuerte, su presencia pasó de sutil a atraer cada una de las miradas que por ahí rondaba.
Después, un poco más tarde, completamente de noche, cantaban a la puerta de la iglesia creando un ambiente mágico de primavera.
Un poco después los encontré en un ambiente inusitado, una casona abandonada donde interpretaron fragmentos de Tocata y Fuga de Aurelia más enteros, con la primera versión de sus vestuarios y nariz roja. Cada una de las interpretaciones fue extraordinaria, desde los coros, narraciones no en un escenario sino en un espacio no acondicionado para habitar o inclusive actuar.
En esa ocasión, recuerdo a Aurelia recitar, desde el claro de una ventana, las razas del mundo, una interpretación que llenó de magia la noche y que pocos pudimos apreciar. Esa divina y apasionada interpretación de las razas del mundo fue el broche de oro que cerró una práctica sin igual de un ejercicio actoral en búsqueda de la construcción de una pieza teatral.
Sin importar el ambiente, los chicos de la octava generación en actuación mostraban cómo maduraba su personaje, y cada uno de ellos explicaba las técnicas con las que mejoraban su clown así como los métodos de estudios llevados a la práctica.
El clown es una técnica muy compleja donde el reto más grande es lograr conectar con los espectadores con pocas palabras y llevarlos a un mundo de fantasía donde la realidad es subjetiva.
Calderón de la Barca amaba la naturaleza y por ello les dio a las razas del mundo un color, era ortodoxo, barroco, pero escribía comedias y en ellas plasmaba cómo se vivía en el S.XVII y como lo interpretaba él.
El autor del Gran Teatro del Mundo, incita a vivir una fiesta y no hay mejor manera de hacerlo que con la técnica del clown, cada uno de los actores recrean su universo y personaje en una rutina donde no necesariamente hay una dirección por lo que el reto actoral de cada uno de los chicos que ejecutaron Tocata y Fuga de Aurelia realizaron un trabajo extraordinario para crear libremente, pero con ciencia su personaje y lo sumaron a la extraordinaria interpretación de cada uno en escena.
De las prácticas al escenario todo cambió, cada una de las interpretaciones fue mágica, sus movimientos y voz me cautivaron, tenía la impresión de que estaba con ellos en el auditorio y no del otro lado de la pantalla.
Sin duda alguna fue un gran reto para todos ellos, desde el actoral hasta el montaje, su transformación fue fabulosa el maquillaje, las pelucas, y las botas blancas completaban nos trasportaron a una época muy diferente, a 1717, año en el que por primera vez se publicó El Gran Teatro del Mundo.
Seguramente Calderón de la Barca jamás imaginó que su obra sería interpretada así, por un grupo de jóvenes actores quienes realizaban su examen de titulación en patines, zancos y como clowns.
La puesta en escena de estos chicos demuestra que hay mucho talento en Aguascalientes y que con pandemia, sin pandemia, con dirección o sin ella el teatro existe en nuestra ciudad y son estos jóvenes quienes actuarán para nosotros, nos impresionarán y deleitarán en cada función que realicen en el futuro.
Gracias Ale Díaz, Ale Mayorga, Bety, Bere Avelina, Bere Ortega, Ederson, Fer, Liz, Maru, Mauricio, Paulina, Saira, Salma y Zuley, su esfuerzo y pasión son inspiradores, les deseo millones de funciones exitosas.
Laus Deo
@paulanajber