¡Yo la pago! ¿A ti qué? (4ª parte) - LJA Aguascalientes
08/04/2025

Dentro de las necesidades básicas de la mayoría de los hogares está el uso de agua, del gas, y de la electricidad. Pero esta última tiende a ser la que más se despilfarra, como se señaló en la entrega anterior, ya que el consumidor no se percata generalmente de ello. La electricidad, al encontrarse dentro de los muros y ser prácticamente invisible a su consumidor, es más difícil darse cuenta que se la está desperdiciando. Ahora preguntamos: ¿Quién tiene encendidas las parrillas de la estufa para mantener una olla caliente todo el tiempo por si se le antoja un café, un té o hacer una sopa instantánea? Suponemos que nadie, entonces ¿Por qué tener los aparatos conectados y funcionando cuando no se están utilizando? A diferencia del agua y el gas, que afectan directamente nuestros sentidos y lo distinguimos fácilmente; como por ejemplo el ver una gotera en nuestros lavabos o el olor de una fuga de gas. La única manera en la que el cliente se da cuenta de cuánto desperdicia de electricidad es por medio de su recibo mensual, pero como dijimos, ya se ha acostumbrado a pagar su despilfarro.

El cliente al hacer esta práctica tampoco es consciente de todas las consecuencias que tiene la llegada de electricidad a su vivienda, desde que se genera, hasta la manera en que se es llevada a su casa. Porque, aunque parezca magia presionar un botón e iluminar un cuarto, la electricidad es generada de manera artificial y esto tiene impacto en el medio ambiente y en algunas personas. La electricidad es maravillosa y presionar el botón para iluminar un espacio obscuro o hacer funcionar un aparato parece cosa de magia, pero no es así, existe todo un mecanismo tecnológico y de explotación de la naturaleza para que eso ocurra.

Tradicionalmente hay dos formas básicas de producir energía eléctrica, una es mediante la quema de carbón mineral y la otra es las hidroeléctricas. Las centrales de generación de energía termoeléctricas de ciclo convencional usan el carbón y otros minerales para la transformación de la energía. Su proceso consiste en la quema de estos recursos, para elevar la temperatura de depósitos de agua y así generar vapor capaz de dar movimiento a turbinas que transforman la energía mecánica en eléctrica. El vapor, posteriormente, va a un condensador y se convierte en agua para repetir el ciclo. Aunque el condensador ayuda a que la quema de recursos sea menor, no quiere decir que la energía termoeléctrica no traiga consigo consecuencias negativas, pues este método de producción energética manifiesta afectaciones sociales, económico-productivas y ambientales en cuanto a la calidad del aire, agua y suelo. La contaminación es tanta, que la población que rodea estas centrales es vulnerable a enfermedades como el asma, rinitis, infertilidad, cáncer respiratorio y gastrointestinal, afectaciones genéticas y afecciones dermatológicas. Las centrales, lesionan el entorno ecológico en el que se encuentran y terminan con los recursos importantes como el agua abatiendo los mantos acuíferos. ESTO NO ESTÁ EN SU RECIBO deberían incluir un costo adicional que proteja la salud de las personas que se ven afectadas y los bienes naturales.

Ustedes podrían decir que ya hay energías limpias o verdes, como las hidroeléctricas, pero estas no son excluyentes del deterioro del medio ambiente, pues la construcción de centrales hidroeléctricas modifican el entorno y contaminan el agua, tanto así que supone la migración forzada de personas de sus comunidades y la desaparición de poblaciones animales y vegetales, producto de la modificación del entorno que era su hábitat. Además, no solo hay consecuencias negativas en la construcción de las represas, sino también en los alrededores, por la inundación de la tierra para formar el reservorio, y la alteración del caudal del agua. Esto tiene un grave impacto en el suelo, la fauna, la vegetación, el clima y la población humana de los alrededores. Reiteramos, este deterioro ambiental NO ESTÁ EN SU RECIBO, no lo paga. 

No es que su pago mensual pague la creación, generación y la distribución de la energía a los hogares y centros de trabajo, pues hay una infraestructura que genera impacto en la naturaleza y el medio ambiente; que en consecuencia también afecta de manera significativa a las personas que rodean las centrales de creación eléctrica, mermando su calidad de vida con enfermedades y deterioro de sus recursos. Por otra parte, estas empresas cuentan con subsidios gubernamentales, es decir nuestros impuestos contribuyen al sostenimiento de ellas, si esto no fuera así y tuviéramos que pagar cada uno su propia generación de energía, pocos contarían con esta, así que no diga ¡yo la pago! ¿a ti qué? Porque no está pagando su costo real, sino sólo una parte de este, el resto lo pagamos entre todos e incluso algunos con su propia vida. Si todos fueran conscientes de esto, tal vez optarían por conectar sus aparatos únicamente cuando se van a usar, para pagar menos pero principalmente proteger la vida de otras personas y el medio ambiente; incluso se optaría por un árbol navideño sin luces que lo adornen. Ser consciente del despilfarro que hacemos de energía eléctrica, también es ser consciente de los daños que hace esta práctica en la población y el medio ambiente, por eso se debe hacer un uso ecológico y racional de este servicio.

 

www.movimientoambiental.org.mx


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