De acuerdo a la observación electoral que realizó Transparencia Mexicana, A.C. el 6 de junio, 2 de cada 3 votantes llegaron a las urnas sin información sobre las candidaturas, ejerciendo su derecho, esos ciudadanos cruzaron la boleta sin tener muy claro quiénes eran los candidatos que durante las campañas le ofrecieron la luna y las estrellas para obtener su voto. A pesar de los esfuerzos que realizó el Instituto Nacional Electoral, indica el reporte de la asociación, “para difundir la información de candidatas y candidatos, a nivel local los vacíos son evidentes lo que demuestra la injusticia que hay para pedir a la ciudadanía que ejerzan un voto informado”.
La vía simple es acusarnos de no estar al pendiente de la información que el INE difundió, porque como nunca, las organizaciones políticas emplearon todas las vías posibles para mantenerse en contacto con el electorado, en los últimos meses fue imposible escapar de las campañas políticas, estaban en todas partes, papelería en los buzones, espectaculares en las calles, invadiendo el espacio público, bombardeando a través de los tiempos oficiales y promocionándose en redes sociales; sin embargo, que el INE haya abierto todas esas puertas a los partidos políticos no significa que sea responsable de los contenidos con que esas organizaciones hicieron trampa a la sociedad, pues la calidad de las campañas fue deplorable.
La vía simple es acusarnos de no poner atención y de calificar de deficiente el trabajo del INE, cuando bien visto, las campañas fueron una porquería por culpa de los partidos políticos, en general, su propósito no fue presentar de la mejor manera sus plataformas y sus candidatos, desde el inicio de la contienda electoral propusieron que la elección se trataba de estar a favor o en contra de la Cuarta Transformación. Al colocar en el centro de la elección el apoyo o el rechazo al gobierno de Andrés Manuel López Obrador, los partidos, todos, escondieron el verdadero propósito al participar en la elección; apuntalar el sistema de partidos para continuar negociando entre facciones y unos cuantos el destino del país.
A cambio de inhibir el voto informado y con ello fomentar la participación ciudadana, los partidos políticos ganan tiempo y terreno para seguir con las mismas reglas del juego donde antes que representar a los electores, hacen todo lo posible para mantener sus cuotas de poder; tan es así, que una vez pasada la elección, la historia que deciden contar es la de un país que va hacia el bipartidismo, ignorando la multiplicidad de opciones por las que, informados o no, votamos.
El cuento de un país dividido sirve sólo a los partidos para no comprometerse con la educación y capacitación política para la que reciben dinero, reducir a dos bandos las millones de expresiones del voto a la conformación de una mayoría y un bloque opositor los exime de comprometerse con las causas y movimientos que mueven al país; los problemas de inseguridad, la desigualdad, la educación, el rumbo económico, la violencia feminicida, la falta de oportunidades no se resuelven juntando diputados o formando bloques de gobernadores o alcaldes, las declaraciones huecas a favor de una visión de país jamás termina de concretarse en proyectos que atiendan las causas que generan nuestros conflictos.
Tan bien lo saben quienes se pelean por los cargos que le dan la bienvenida a la propuesta de López Obrador para desaparecer las diputaciones plurinominales. La artimaña argumentativa simplona del presidente cae en terreno fértil, porque la sociedad está harta de la forma en que los partidos políticos llena los espacios que se les otorgan para informarnos, porque sólo recibimos discursos polarizadores que culpan a uno de los bandos de la ausencia de programas y proyectos que atiendan y resuelvan; es sencillo tomar la propuesta del presidente y decir que sí, porque seguimos desconfiando de los diputados, no porque sean malos por sí mismos, sino porque no se comprometen con la rendición de cuentas y la transparencia que permitiría evaluar sus acciones. Es sencillo también decir que no deben desaparecer las plurinominales y presentar una gráfica desbalanceada que lo único que muestra es la primacía de un color, sin contenido ni consecuencias.
Los ciudadanos ya votamos, ¿cómo evitar la trampa con que los partidos políticos interpretan lo que quisimos decir?
Coda. Cada tanto aparece una cita de Lyndon B. Johnson para animarnos a votar: “El voto es el instrumento más poderoso jamás concebido por el hombre para derribar la injusticia y destruir las terribles paredes que encarcelan a hombres por ser diferentes de otros hombres”, y sí, sólo que el sentido de nuestros votos está siendo simplificado a conveniencia de quienes construyen las cárceles.
@aldan