- Entrevista a Malva Flores acerca de Estrella de dos puntas
- La de Fuentes y Paz fue una relación intensa basada en las afinidades estéticas y políticas, una relación que de muchas maneras puso en el mapa literario y artístico a México, como podemos conocer en la nueva obra de Flores
El más reciente libro de la poeta y ensayista mexicana, Malva Flores, titulado Estrella de dos puntas y publicado por la editorial Ariel, realiza un recuento pormenorizado de la profunda amistad entre dos grandes de la literatura mexicana: Carlos Fuentes y Octavio Paz. Una amistad que, por supuesto, no estuvo exenta de altibajos, de crisis, pero, sobre todo estuvo marcada por una profunda admiración y de un intercambio de ideas, teorías estéticas y literarias, opiniones sobre la situación política mexicana e internacional, teorías sociales y filosóficas, que enriquecieron los debates literarios nacionales durante buena parte del siglo XX. La de Fuentes y Paz fue una relación intensa basada en las afinidades estéticas y políticas, una relación que de muchas maneras puso en el mapa literario y artístico a México, como podemos conocer en la nueva obra de Flores.
La relación entre Fuentes y Paz le sirve además a la autora para hacer un mapeo general de la cultura y de la literatura de nuestro país: sus polémicas, sus proyectos culturales, los suplementos culturales que enriquecieron la vida cultural mexicana. Una vida intensa, en la que los escritores, los pintores, los fotógrafos, los editores, los cineastas se reunían constantemente para intercambiar puntos de vista, pero sobre todo para generar nuevos proyectos culturales y artísticos. México fue uno de los epicentros de la cultura mundial durante buena parte de la segunda mitad del siglo XX.
Estrella de dos puntas es un ensayo histórico, que recopila información, que va desde anécdotas, testigos de primera mano, correspondencia inédita, expedientes oficiales e información desclasificada y que abarca más de 50 años de una amistad que recorre buena parte del siglo XX, y en la que los lectores pueden ser testigos del panorama cultural mexicano y mundial del siglo pasado. Por sus páginas podemos encontrar las conversaciones que estos dos grandes autores sostuvieron con lo más granado de la intelectualidad francesa, inglesa y norteamericana de sus tiempos. Pero además Malva Flores también realiza una exhaustiva revisión sobre el contexto político mundial (la relación de los intelectuales con la Unión Soviética, con la Revolución Cubana, por mencionar solo dos eventos esenciales para entender el siglo XX), y el contexto político mexicano, como fue la relación con el PRI y las administraciones emanadas del partido único y con los intelectuales y periodistas que mantenían distancia con el poder político y los que se sentían muy cercanos al cobijo de los poderosos del país.
Estrella de Dos Puntas es un libro que recorre buena parte de la vida intelectual del siglo XX y que nos da cuenta de esta maravillosa amistad, que dejaría frutos esenciales para la vida cultural y literaria en nuestro país. Estrella de dos puntas se hizo acreedor del Premio Xavier Villaurrutia 2020, por su calidad literaria y su profundo proceso de investigación.
Malva Flores es autora, de entre otros libros, de Sombras de Campus (Notas sobre literatura, crítica y academia (2020), La culpa es por cantar. Apuntes sobre poesía y poetas de hoy (2014), Viaje de Vuelta. Estampas de una revista (2011), entre varios más, y ha obtenido el Premio Bellas Artes de Ensayo Literario José Revueltas (2006), el Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes (1999) y el Premio Nacional de Poesía Joven Nacional Elías Nandino (1991).
“Hace diez años estaba escribiendo mi libro Viaje de vuelta, es un libro sobre la revista Vuelta, y en ese momento me di cuenta de que la relación entre Paz y Fuentes era muy importante, y que era necesario investigar más porque pensé que eso definía los límites del campo cultural mexicano del siglo XX. Así que en cuanto terminé el libro, me puse a investigar, a buscar, a leer la correspondencia de Fuentes, que se encuentra en la Universidad de Princeton, lo cual me fue más sencillo de revisar y tratar de entender que había pasado en esta amistad fundamental.” Nos comentó Malva Flores en entrevista.
Javier Moro Hernández (JMH): Tu libro nos habla de la relación de dos gigantes de la literatura mexicana y mundial. Esta relación que entablaron tanto Octavio Paz como Carlos Fuentes con otros grandes artistas y figuras de la literatura mundial de su época, una relación que permitió, además, posicionar a la literatura mexicana en ese contexto.
Malva Flores (MF): Son los escritores más importantes de México en el siglo XX, pero una de las cosas más interesantes fue darme cuenta como ellos, a través de su amistad, pero también ellos por sí mismos, hicieron que México fuera capaz de sentarse a la mesa de las grandes naciones literarias. Eso es muy importante, no solo para hablar de la historia de ellos, sino para entender un contexto histórico, político, literario, de todo el mundo, porque conocían a todo el mundo.
JMH: Es muy importante lo que marcas en el libro, que es que la relación entre Paz y Fuentes fue una relación con altibajos, con disputas, con peleas, con visiones encontradas, tanto de la literatura como de la posición política de la literatura.
MF: Fue una relación que tuvo distanciamientos en distintos momentos, y por distintas razones, entre las que podemos contar las literarias, las políticas, por no haber hecho una revista juntos, pero creo que esas diferencias le dieron una gran vitalidad a esa relación, hasta que finalmente desapareció.
JMH: Quería preguntar justo por el tema del campo cultural mexicano, ya que ellos fueron grandes movilizadores del campo cultural, con diferentes amistades, con diferentes grupos, que nos da cuenta también de la riqueza de la intelectualidad mexicana del siglo XX, a pesar de que se movía en distintos grupos y en distintas posiciones.
MF: Para mí fue una de las cosas más gozosas de la investigación fue poder investigar y revisar los suplementos de México en la Cultura y La Cultura en México y darme cuenta de la maravilla que eran esos suplementos y cómo animaban la vida cultural de México. Por supuesto después las revistas como Plural, Vuelta, Nexos, etc., o el Sábado de Unomasuno. Pero si uno va y revisa esos suplementos extraordinarios, se da cuenta de cuán valiosa e importante se consideraba la cultura. Desafortunadamente creo que ya no hay suplementos así, y creo que la crítica ha desaparecido prácticamente de la literatura mexicana, porque si uno revisa las polémicas que ocurren en esos momentos, no necesariamente con Paz o con Fuentes, sino de todo el espectro de la literatura mexicana, nos podemos dar cuenta de que era algo vivo.
JMH: Las polémicas culturales, las diferencias estéticas, eran algo que podrían romper relaciones, romper amistades, romper grupos. Es decir, era una polémica viva, muy constante, a veces agria, a veces ácida.
MF: Era maravilloso, pero también nos podemos dar cuenta de que eran polémicas internacionales, lo cual es una cosa que me encantó darme cuenta de que no solo era algo que se discutía aquí en México, sino en toda América y en Europa, y poder ver la resonancia de estas polémicas en distintos lados, por lo que uno puede imaginar que estamos en un sitio reducido, platicando entre nosotros, algo que ellos no sentían, ellos no necesitaban de la globalización, y eso es algo impresionante.
JMH: Justo dentro de esas polémicas, y centrándonos en México, podemos encontrar la que se llevó a cabo entre el Nacionalismo, que proviene entre los Contemporáneos y la literatura de la Revolución. Pero que en la década de los años cincuenta del siglo pasado, sigue estando presente, con un Paz ansioso por conectar a México con las grandes discusiones internacionales.
MF: Esa discusión nos ha destruido desde el siglo XIX, y por supuesto, acusan a Paz y a Fuentes, a la Revista Mexicana de Literatura, de extranjerizante, y ahí se llevan a toda la Generación del Medio Siglo, y las polémicas son muy fuertes, y me parece que ese tema es grave, porque nos ha hecho que cada vez más nos metamos en una cuevita, y dejemos de pensar que la cultura es universal, y que la cultura es la forma en la que podemos relacionarnos con nosotros y vernos en los ojos de los demás, de modo que cuando vamos regionalizando, porque ya no solo es nacionalizando, sino regionalizando la cultura nos perdemos la oportunidad de establecer una plática con el mundo.
JMH: Justo en ese sentido también podemos encontrar la polémica sobre la Unión Soviética, y sobre el trato a los disidentes durante el gobierno de Stalin. Es justo ahí en donde empieza el libro, pero este es un tema que se va agudizando por las polémicas con Cuba, y con la caída posterior de la Unión Soviética. El comunismo es un tema y la posición ante él es uno de los temas que los va diferenciando.
MF: Tanto Fuentes como Paz repudiaron la forma en la que la Unión Soviética se había comportado, entonces creo que en eso estaban de acuerdo, y había otras cuestiones ideológicas que los distanciaba y que fueron aumentando con el paso del tiempo, pero, por ejemplo, Fuentes en un principio le dio un enorme apoyo a la Revolución Cubana, y luego la misma Revolución lo maltrató, muy feamente, en ese momento Fuente dice esto no está bien. En el caso de Paz cuando la Revolución Cubana triunfa, él se encuentra en la India, entonces no tiene muy claro cuál es su postura, hasta que regresa a México, y ocurre el problema de la revista Libre, y entonces empieza a ver con más claridad cuáles son sus propias posturas ideológicas.
JMH: Justo la posición que tenía Octavio Paz hacia la Unión Soviética, le acarreará muchas críticas en la década de los años sesenta y setenta del siglo pasado. Pero es una posición que él tenía desde años atrás, y que defendió frente a intelectuales como Breton, como Sartre, por ejemplo.
MF: Creo que esa es una de las cosas esenciales que uno debería considerar de Paz, porque más allá de las disputas del momento, Paz siempre tuvo en la defensa de la libertad, siempre fue el centro de su posición, porque la defensa de la libertad es algo que para Paz no se puede evadir, es ineludible, porque si no tenemos libertad no tenemos posibilidad de nada. Eso se puede ver a través de toda la obra de Paz, y creo que es un tema que además hoy también deberíamos seguir reflexionando.
JMH: Uno de los elementos que podemos observar en tu libro, el proceso creativo de los dos, podemos observar cuáles son sus preocupaciones estéticas, filosóficas, políticas. En tu libro podemos entender parte de sus procesos literarios y estéticos.
MF: Ellos hablaban, se escribían todo el tiempo, y aunque sí tenían ideas estéticas distintas en algunos aspectos, también coincidían en muchas cosas, y uno puede observar cómo al principio de su relación, Fuentes tiene una admiración brutal por Paz, algo que es muy impresionante, pero al mismo tiempo discuten junto con Cortázar, por ejemplo, sobre distintas ideas estéticas que van a formar a estos autores. No debemos olvidar que el momento en el que su relación es más intensa, es cuando Paz se encuentra en la India, y es cuando Paz es un autor, un poeta muy vanguardista. Y esto emociona también a Cortázar y a Fuentes. Intercambian poemas, cartas, ideas, es un momento muy interesante, muy importante, para la literatura latinoamericana. Me parece muy interesante poder ver la postura de un poeta y la postura de un narrador.
JMH: Justo este diálogo entre un gran poeta como lo fue Octavio Paz y de un gran narrador como Fuentes, resulta muy interesante, porque se ponía a discusión dos formas, dos maneras de entender la literatura y de trabajarla.
MF: Debo decir que a mí me emocionó mucho leerlos, leer sus distintas correspondencias, pero no solo entre ellos, sino con otros intelectuales, porque aprendí mucho, cosas que yo no entendía, tanto de la obra de Paz como la obra de Fuentes, lo pude ver y entender en sus correspondencias, en sus cartas, porque eso me abrió la posibilidad de entender con mayor claridad qué es lo que buscaban.