Lo que pasó en la Línea 12 del metro es un catálogo de malos gobiernos, mala planeación, negligencia, decisiones apresuradas, denuncias de corrupción, de desvío de recursos, ambiciones políticas, impunidad, pactos de protección y más. ¿De quién es la culpa? Todo apunta principalmente al hoy secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Casaubón.
En el marco de esta tragedia que cobró la vida de 26 personas y que mantiene a otras 34 hospitalizadas, vale la pena saber que quien financió en su momento el proyecto, es el hoy dirigente nacional del partido Morena, Mario Delgado; mientras que los que tuvieron que darle mantenimiento son por un lado el hoy opositor, Miguel Ángel Mancera, y, por el otro, la más cercana al presidente, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo, que dicho sea de paso y con dos años en el poder, no puede hacer como que el mantenimiento no es su responsabilidad y menos con los recortes que tiene el presupuesto del metro que es el más raquítico desde hace 6 años.
Increíble que el metro de la Capital de la República tenga más de 50 años de existencia, y el tramo que se cayó sea justamente el más nuevo, el que tiene menos de 10 años funcionando en medio de toda suerte de polémicas, la primera de ellas referente a que Marcelo Ebrard la inaugurara a toda prisa porque quería usarla como plataforma de campaña.
Al año y medio tuvo que cerrarse más de la mitad de la obra porque presentó fallas en el diseño y construcción. Luego, Miguel Ángel Mancera denunciaría en su momento que la supuesta mejor tecnología del mundo, resultó con vías chuecas, curvas pronunciadas, trenes no aptos, en fin, con problemas que definitivamente no se van a solucionar nunca.
Las denuncias han terminado salpicando a una figura clave hoy en día y en este escenario de elecciones, a Mario Delgado Carrillo, el presidente de Morena; él era el secretario de Finanzas en la administración de Marcelo Ebrard y a quien acusaron de gastar tres veces más por rentar a 15 años los trenes, que si los hubiera comprado.
Finalmente, Mancera reabrió la línea y avaló su funcionamiento en dos ocasiones, la última en 2017 tras los daños del terremoto, con todo y que vecinos de la zona de Tláhuac documentaron que se abrían grietas en las estructuras del tramo elevado.
Llegó Sheinbaum, más denuncias, más evidencias y más alertas ignoradas. Incluso todavía el año pasado los vecinos y usuarios del metro seguían llevando fotografías que documentaban la mala condición de esta parte de la obra.
En los últimos meses en la administración de la jefa de Gobierno, el metro lleva 3 accidentes graves, en todos han muerto personas: un choque en Tacubaya, un incendio en el centro de control que dejó sin servicio las líneas más transitadas, y esta última del colapso y caída de los vagones.
Nunca antes en la historia había habido tantos problemas en tan poco tiempo y ni cómo culpar a los gobiernos del pasado, como lo suelen hacer los de izquierda empezando por el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, mucho menos cuando la constante es el encubrimiento y pactos de corrupción cada vez más evidentes.
La mayor obra pública del gobierno de Marcelo Ebrard realizada en más de cuatro años costó 26 mil millones de pesos. Por cierto, que las irregularidades provocaron la suspensión en la operación de la mitad de la línea, y la afectación a más de 450 mil usuarios por día.
Y qué podemos esperar en el deslinde de responsabilidades, poco, muy poco a sabiendas de que será la Contraloría del Gobierno de la Ciudad quien determine si existe algún tipo de compromiso de responsables públicos o empresas participantes, en las deficiencias detectadas.