Intifada en Colombia/ Taktika  - LJA Aguascalientes
09/04/2025

Casa de Nariño, Bogotá, Colombia. 10 de mayo de 2021. El presidente de Colombia, Iván Duque, con su actitud y dichos frente a los representantes del movimiento contestatario en su país parece actuar conforme a la letra de una popular canción de su paisana, Shakira: “Se me acaba el argumento, y la metodología, cada vez que se aparece frente a mí tu anatomía”. ¿Por qué? Porque el Ejecutivo Federal, cuya carita semeja la de un bebé que no rompe un plato, justifica la represión de la protesta social. 

El Comité Nacional de Paro reconoce que “no se llegaron a acuerdos. No hubo empatía con el Gobierno. No se ha mostrado empatía con las víctimas”. Este último punto es toral para los huelguistas porque solicitaron repetidamente a Duque que se detuviera la violencia contra quienes protestan contra su administración.

La escena arriba mencionada sirve como prólogo al presente artículo, el cual pretende explicar por qué en Colombia se vive una intifada (“rebelión”, en árabe) contra el gobierno de Iván Duque.

Primero, un poco de historia: en 1948, la tensión entre los sectores conservadores y liberales colombianos llegó al punto de quiebre con el asesinato del prominente político liberal Jorge Eliécer Gaitán. Este evento fue el detonante para el “Bogotazo” –una serie de disturbios que causaron centenares de muertos– y que provocó una guerra civil entre la clase política, la cual engendró una dictadura militar.

En 1957, los dirigentes de las fuerzas conservadoras y liberales acordaron terminar con el gobierno militar y, tras un plebiscito, que condujo a un gobierno civil, se logró que hubiera alternancia bipartidista en el ejercicio del poder. Sin embargo, la problemática económica, social y política condujo a la aparición de grupos guerrilleros de tendencia marxista-leninista.

A la lucha del gobierno nacional contra los guerrilleros izquierdistas, se sumó el flagelo del narcotráfico: en la década de 1980, Colombia alcanzó las cumbres de la infamia cuando los cárteles asentados en las ciudades de Cali y Medellín, liderados por personajes tan disímbolos como Pablo Escobar Gaviria, Gonzalo Rodríguez Gacha, el Mexicano, y Gilberto Rodríguez Orejuela, quienes poseían el monopolio del cambalache de la cocaína, “la bomba atómica de América Latina contra Estados Unidos” (Carlos Lehder dixit), se convirtieron en una amenaza para la seguridad hemisférica.

Tras la ejecución de Pablo Escobar Gaviria, en diciembre de 1993, hecho inmortalizado por el pincel de Fernando Botero, los cárteles colombianos fueron relativamente debilitados. Sin embargo, la Unión Americana decidió que no podía, por cuestiones geopolíticas, abandonar el país sudamericano. Para tal efecto, los presidentes Bill Clinton y Andrés Pastrana concibieron el Plan Colombia. El precitado propósito escudriñaba: “disolver el liderazgo de las redes de los grupos guerrilleros a través del asesinato y otros medios”. El objetivo estadounidense “no buscaba pacificar completamente a Colombia”1, pues era una excusa perfecta para expandir su presencia.

En la primera década del siglo XXI, el presidente Álvaro Uribe Vélez aplicó la mano dura contra la Venezuela bolivariana, liderada por Hugo Chávez, a la cual acusó de apoyar a los movimientos guerrilleros en su país. La política de confrontación con la guerrilla fue suplantada por el diálogo que inició su sucesor, Juan Manuel Santos.

Santos entabló, mediante la mediación de Cuba y Noruega, negociaciones con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) y, tras arduas negociaciones, signó, en noviembre de 2016, el Acuerdo para la Terminación Definitiva del Conflicto.


Irónicamente, Santos dejó el poder envuelto en una ola de impopularidad, la cual fue aprovechada por su antecesor Álvaro Uribe, quien, a su vez, impulsó la candidatura presidencial de Iván Duque, un tecnócrata neoliberal formado en la Universidad de Georgetown y forjado en las oficinas del Banco Interamericano de Desarrollo.

¿Por qué estalló la intifada en Colombia? Las causas son, entre otras, la reforma tributaria; reforma a las pensiones; la fumigación con glifosato, un herbicida; el manejo de la pandemia del covid-19 y la crisis económica derivada de esta; el descontento por el rechazo de Iván Duque a los acuerdos de paz con las FARC-EP.

¿Quiénes forman la protesta social? Es una alianza de grupos campesinos, indígenas y obreros, principalmente, al cual se han unido los jóvenes de los barrios populares de Bogotá, Medellín y, sobre todo, Cali. Cabe mencionar que Iván Duque y sus palafreneros han tratado de desprestigiar a los contestatarios afirmando que son “peleles del castro-chavismo”. Es decir, financiados por el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, cosa que no ha podido ser comprobada.

El escribano concluye: la Patria de Fernando Botero, Gabriel García Márquez, Juanes, y Shakira vive horas muy oscuras y no se vislumbra una solución pacífica. 

Aide-Mémoire. – Israel y Palestina se encuentran, por enésima vez, inmiscuidos en una espiral de violencia que no se sabe cómo terminará. 

1.- Kaplan, Robert D. Imperial Grunts: The American Military on the ground. Random House, New York, 2005, p. 68


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