El monumental órgano Ruffatti de Catedral/ El banquete de los pordioseros - LJA Aguascalientes
16/11/2024

El 8 de mayo de 2005 se realizó la bendición y concierto inaugural del monumental órgano Ruffatti de Catedral, un instrumento majestuoso, soberbio y construido ex profeso para el recinto que desde hace 16 años es su sede definitiva, la Catedral Basílica de nuestra Diócesis. Fue traído pieza por pieza de Padua, Italia de la prestigiosa casa constructora de órganos Ruffatti Fratelli después de intensos trabajos previos a la instalación del nuevo instrumento musical, es decir, quitar el antiguo y maravilloso órgano Walcker que por varias décadas dio servicio litúrgico al máximo recinto de la Diócesis de Aguascalientes.

De acuerdo a la información proporcionada por el historiador Carlos Reyes Sahagún, actualmente director general del Instituto Cultural de Aguascalientes, en su libro El órgano Ruffatti de la Catedral de Aguascalientes, excelente e invaluable documento histórico sobre este acontecimiento de incuestionable trascendencia para la vida, no solo religiosa, sino cultural de nuestro estado. El concierto de despedida del viejo órgano Walker fue el 31 de julio de 2003, poco después sería llevado a su nueva casa, el templo de Nuestro Señor del Encino mientras que en su lugar se instalaba el nuevo y majestuoso Ruffatti.

Este importante acontecimiento no tardó en llamar la atención, tanto de los círculos religiosos, –finalmente el órgano tubular es el órgano por excelencia requerido por la liturgia–, como por los melómanos entendiendo que un órgano de estas características da servicio a propios y extraños. Su uso, evidentemente no se limitaría a la liturgia sino a organizar conciertos del abundante repertorio escrito para este instrumento, desde las joyas del barroco pasando por la compleja obra de Oliver Mesiaen, hasta las más contemporáneas formas de expresión a través de la majestuosidad de este imponente instrumento musical. 

Como sucede con frecuencia, las opiniones respecto a este acontecimiento están ahí, al alcance de todos, y bueno, finalmente todos tenemos el mismo derecho a expresar un punto de vista, lo cuestionable del asunto es cuando se dice algo sin el sustento del conocimiento real y erudito en la materia. Cuando se empezaba a hablar de la construcción e instalación del nuevo órgano de catedral, no faltaron las voces críticas, lo que era de esperarse, siempre sucede, sobre todo si la iniciativa es de la Iglesia Católica; evidentemente también hubo voces que aplaudieron la instalación del nuevo órgano, pero dentro de los detractores recuerdo con tristeza un comentario de un locutor de una estación de radio comercial, –en aquel momento opte por no mencionar su nombre en la publicación que hice en un diario local el 27 de marzo de 2005, según lo apunta el maestro Carlos Reyes Sahagún en su libro ya mencionado líneas arriba, yo la verdad ya no recordaba la fecha exacta de aquella publicación–, pero posteriormente en mi libro Su majestad la música. La música clásica en Aguascalientes, decidí mencionar quién es el autor de aquel desafortunado comentario. Jacobo Orenday siendo conductor del servicio informativo Buenos días Aguascalientes de XEBI dijo ese día, repito 27 de marzo de 2005, palabras más palabras menos: “Cuatro millones de pesos cuesta este nuevo instrumento y ¿para qué tanto gasto?, podrían usar un teclado Casio, suenan igual”. Bueno, ante tal manifestación pública de una total ausencia de conocimiento de causa, ¿qué puedes decir? Cito a mi buen amigo y músico Lautaro de Martín Oritz Juárez, en aquel tiempo integrante de la sección de violas de la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes al enterarse de semejante barbaridad: “Ni cómo ayudarle”. 

Dejando esto en el anecdotario, vale la pena recordar el programa presentado aquel 8 de mayo de 2005 en el recital de inauguración del órgano después de la misa y bendición, celebración que fue precedida por el entonces Obispo de nuestra Diócesis Monseñor Ramón Godínez Flores. El maestro José María Aguiñaga ocupó su lugar en el teclado del órgano Ruffatti para dar inicio al recital, iniciando con dos corales del padre de la música Johann Sebastian Bach: A ti clamo Señor Jesucristo y Cuando estemos en la mayor aflicción. Vino después una imponente ejecución de la célebre Tocata y Fuga en re menor. El recital terminó con Pastoral con variaciones del compositor michoacano Miguel Bernal Jiménez.

Mucho se había hablado de la poderosa voz del Ruffatti, esto pudo constatarse en este recital de inauguración y de las bellas cualidades de este instrumento y de sus posibilidades reales. La sonoridad del instrumento nos dejó a todos impresionados, y entendimos puntualmente que la liturgia se vería dignificada por este instrumento ya que nos queda claro que la música litúrgica y la sagrada, que no necesariamente es lo mismo, no han sido tratadas con el decoro que su dignidad exige. Por otro lado, más allá de su uso litúrgico, que finalmente es para lo que fue creado, ya nos saboreábamos los recitales que se organizarían en este recinto.

Pero hoy, después de 16 años de la instalación de esta verdadera joya en Catedral, vale la pena preguntarnos si se le ha dado el uso que todos esperábamos y que es para lo que fue adquirido. El cuestionamiento es válido, y no por su costo, las cosas que valen la pena suelen ser costosas, eso no se cuestiona, en todo caso mi cuestionamiento es sobre si realmente se le saca todo el provecho.

Entiendo, estamos en tiempos de pandemia y la contingencia sanitaria nos tiene a todos en modo de pausa, pero después de 16 años de la instalación del monumental Ruffatti, ¿crees que se le ha sacado todo el provecho litúrgico y artístico a un órgano que lo tiene todo?



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