APRO/Judith Amador
A poco más de un año de confinamiento por la pandemia de covid-19, se vislumbra ya el panorama de los museos gubernamentales y privados ante la reapertura de sus puertas.
Pues más allá de frases sugerentes, como la de la campaña Volverte a ver, de la Secretaría de Cultura, o la promesa de contar con las medidas sanitarias con las que se promueve el retorno del público (tapete para los pies, cubrebocas, gel desinfectante y sana distancia), la pregunta es cuáles son las condiciones reales de su reapertura.
La historiadora del arte Graciela de la Torre, directora de la Cátedra Internacional Inés Amor en Gestión Cultural de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), anticipa ese panorama:
Recortes presupuestales de hasta 75%, nula captación de ingresos por taquilla durante 2020 y, por lo tanto, de recursos autogenerados, deudas con proveedores, de impuestos, de cuotas obrero-patronales, falta de actualización en tecnologías, de mantenimiento a las colecciones, carencia de personal porque a varios trabajadores y profesionales del capítulo 3000 ya no se les renovó el contrato…
Además, la pandemia también cobró la vida de varios profesionales de los museos, según reportaron en su momento los propios trabajadores en sus redes sociales.
El cierre ha impactado asimismo la infraestructura, los consumibles, los programas expositivos, las tareas editoriales, pedagógicas, así como se desconoce cuántas personas han sido afectadas en la economía indirecta, pues se han roto compromisos interinstitucionales con instancias extranjeras porque no se tiene el dinero para continuarlos.
La especialista, exdirectora del Museo Nacional de Arte (Munal) y Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC) de la UNAM, advierte en entrevista telefónica con Proceso que muchos museos no volverán a abrir, en tanto –lamenta– “se festine el Proyecto Chapultepec y se den recursos sólo a los museos que se encuentran en el bosque”.
Y resume:
“Considero que nuestras instituciones culturales están en crisis porque ya vienen arrastrando, no sólo desde la pandemia, sino desde antes, padecimientos crónicos: inestabilidad de las fuentes de trabajo, carencia presupuestal, incertidumbre general. Y se agrava con el confinamiento y con el distanciamiento social”.
Para tener certeza de los impactos de los recortes y de las políticas en la economía y operación de los museos y todo el “ecosistema” que les rodea, desde el 5 de marzo pasado se aplica una encuesta en 886 de ellos en México y 225 de Centroamérica y el Caribe: Belice, Costa Rica, Cuba, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, Jamaica, Nicaragua, Puerto Rico, República Dominicana, y Trinidad y Tobago.
El estudio es coorganizado por la Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM, la Cátedra Inés Amor y el Instituto de Liderazgo en Museos (ILM), con apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), el Patronato del MUAC y la empresa Siete Colores.
Ello a partir de reconocer que los museos, sean gubernamentales, privados, mixtos o autogestivos, están en crisis, de acuerdo con De la Torre, pues “cuando hay una crisis en términos de políticas públicas, lo primero es identificar el problema y establecer un diagnóstico”.
No es la primera vez que se practica una encuesta así, pues recuerda que la Coordinación de Difusión Cultural realizó el estudio Para salir de terapia intensiva: Estrategias para el sector cultural hacia el futuro, presentado el año pasado.
En abril de 2020, con el ILM, la UNAM hizo otro –enfocado a museos mexicanos– sobre el uso y suficiencia de las herramientas digitales, y arrojó que 60% de las instituciones no posee recursos digitales y la mitad de las personas encuestadas carece de computadora y de internet en su hogar.
Aunque expresa que desearía que la situación fuera distinta, reitera la gravedad y suma, entre los impactos a la economía indirecta, al turismo: Muchos recintos han sido afectados por la falta de turistas debido al distanciamiento social, y ahora que regresarán se debe repensar su actividad y cómo se van a manejar las actividades presenciales, sobre todo a partir de las directrices que está imponiendo la Secretaría de Salud.
La pregunta es si confiarán en las respuestas institucionales, pues, por mencionar un caso, el director del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Diego Prieto, insiste en que el recorte presupuestal será subsanado y que continúan trabajando con normalidad ¿Él que respondería?
“No, pues él no, pero los titulares de los museos espero que sí. Hay una gran opacidad y una imposibilidad para los museos gubernamentales de expresarse, no la tienen, no tienen esa oportunidad, no se les brinda, pero en esta encuesta que es de la universidad y que, de alguna manera, no ponen sus nombres, sino el marco administrativo al que están adscritos, esperemos poder obtener datos fidedignos y que puedan contestar. Hay mucho temor, absolutamente, esa es una verdad”.
En el informe que la Unesco dio a conocer en mayo de 2020, advirtió que, luego de la pandemia, cabe la posibilidad de que cerca de 13% de los museos en el mundo no vuelvan a abrir sus puertas. Se le pregunta a De la Torre si en México pasará lo mismo por la situación precaria de algunos recintos, pues hasta algunos relevantes, como el Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca (MACO) o el Papalote Museo del Niño –que ha contado con recursos privados– han hecho pública su crisis:
“Yo creo que sí, sobre todo del interior. No van a abrir, no tienen capacidad, no tienen medios y no hay apoyo gubernamental para su rescate. Inicialmente, cuando nos pronunciamos en el Frente ProMuseos, veíamos venir esto, por eso se pidió el rescate del sector cultural, cosa que nunca aconteció.
Subraya que todos los museos regresarán con muchos problemas para operar, en el caso de los gubernamentales incluso sin su personal, pues el Capítulo 3000 no está recontratado. Y aunque comenta que ya no quisiera hablar de Chapultepec, reitera sus cuestionamientos sobre el costo de su operación, de la nómina, la estructura organizacional y la puesta en marcha, porque es “un barril sin fondo”, mientras el sector cultural no tiene para cuándo levantarse.
–Es de suponerse que los museos universitarios, como el MUAC, sí atenderán el diagnóstico y harán uso de él.
–Sí, claro, los museos universitarios de arte se cocinan aparte, definitivamente. Es un esquema donde son tratados como adultos, pueden generar recursos, hay un aliento a los patronos, al mecenazgo, pueden tener autonomía de criterio, que es lo más importante, tienen libertad y certeza en su presupuesto. Quizá será un poco más austera, pero nuestra programación sigue como se diseñó, no tiene problemas ni de censura ni de falta de acompañamiento, sigue adelante de la mano de su Patronato. Pero es un modelo diferente porque no sólo hace exposiciones, genera conocimiento, trabaja con la comunidad, es un modelo a seguir, ojalá se pudiera replicar. Pero lo más importante es la autonomía de criterio, cosa de la que están imposibilitados los museos gubernamentales, pues tienen que seguir las directrices de la 4T.
Para finalizar se le pregunta cuál será el futuro de los museos: a veces se imagina que la normalidad es que la gente salga a las calles y entre a un museo, cuando tal vez ya no abandonarán la virtualidad o quizá la combinen:
“Yo creo que los museos encontraron un universo fantástico en la virtualidad, otras audiencias, otro forma de programar, otra posibilidad de fomentar la creatividad, pero son lugares también de socialización, de provocar la experiencia estética, y eso sólo se da con la presencialidad; entonces yo creo que van a seguir híbridamente”.