La temporada electoral implica que durante casi dos meses escucharemos muchos anuncios, nos llegará a nuestro domicilio publicidad de innumerable cantidad de personas aspirantes y seguramente tocarán a nuestra puerta igual número.
Entre todo esto que le narro también le marcan a su teléfono personal o de casa invitándolo a eventos, mítines, reuniones –si en plena pandemia se dan esas reuniones– por años esta acción se ha vuelto normal y le llegaran llamadas de muchas de las personas candidatas, no importa si usted está o no registrado en un partido –usted tiene derecho a participar o no en la vida interna o simpatizar con alguna expresión– esas llamadas tarde o temprano llegarán.
Seguramente se pregunta a dónde quiero llegar con esta descripción por demás “normal” en elecciones pues le pregunto estimada persona que lee estas líneas ¿está bien que le marquen a su número personal? Ok vamos a replantear la pregunta ¿Está de acuerdo que una persona que no conoce se comunique con usted (o varias personas) a su teléfono personal para invitarle a participar en un evento partidista?
Para mí la respuesta es clara: no.
Claro, hoy veo con más claridad que esa práctica es una invasión a nuestra privacidad.
Seguramente está leyendo esto y piensa: esta mujer parece generación de cristal –por cierto, no le digan a si a las generaciones más jóvenes– no, lo que pasa es que hoy en día hemos reflexionado e identificado que una serie de conductas atentan contra nuestra privacidad.
Usted, como yo, hemos llenado cientos de formularios y nuca ha pasado nada, ha dejado sus datos por toda la internet y en muchas oficinas, sí, yo también lo hice porque justamente la protección, las medidas para resguardar y garantizar se dan después de una violación a la seguridad.
Los datos personales, de contacto, identificación, bancarios, sensibles, biométricos son datos personales y solo la persona titular es quien puede decidir que uso se hace de ese dato.
Los datos personales son un derecho, el derecho es a la privacidad, es decir se debe proteger nuestro dato, pero no es que el RFC o nuestro número telefónico tenga derechos –ni que fuéramos cierto partido queriendo reconocer derechos inconstitucionales– el derecho lo obtiene quien porta ese dato, ósea la persona dueña del dato, exacto cada dato le pertenece a alguien.
Esto implica una responsabilidad para ambas partes:
1.- La persona que solicita nuestros datos debe de tener una política de privacidad. Debe respetar ese uso, tener claro para qué pide esos datos (recopilación mínima -economía de los datos), qué uso le van a dar y quién será la empresa o persona que va a tratar los datos que está recopilando.
2.-A las personas cuando llenamos nos toca cuestionar cuál es esa política de privacidad y si hacen mal uso de esa información entonces decirlo.
Llegamos al problema que tengo y que me llevó a poner una denuncia para la Protección de mis datos personales por el mal uso que hacen tanto el PAN como su candidato Leonardo Montañez –mencionó a este partido porque al día de hoy es el único que se ha comunicado conmigo a mi número celular en dos ocasiones–.
Todo esto llamó mi atención por el partido que me marcó, ¡exacto!, ¿Acción Nacional marcándome para invitarme al inicio de su campaña a la presidencia municipal de la capital?, ¡¿el PAN!?, ¿ese mismo PAN al que he criticado de conservadores, antiderechos tienen mi número de celular?
¿Dónde consiguen esas bases de datos?
Esto da apertura a muchas preguntas ¿Cómo obtienen los partidos políticos los contactos de las personas?, ¿qué tratamiento y cómo disocian los datos?
Hablar de este tema también implica mencionar lo que pasará con el Padrón recién aprobado por las y los legisladores, el tema es que se obliga a entregar datos biométricos (la información biométrica no puede ser cambiada como una contraseña) y de no registrar/entregar esa información no podremos comunicarnos (por lo que entiendo hacer uso de la telefonía al no registrar la SIM), si esa es una doble vulneración a nuestros derechos, pero de esto les platico después.
Nuestros datos personales, de contacto, sensibles y biométricos nos pertenecen a nosotras y nosotros, la ley protege nuestros datos y por ende a la persona dueña de esos datos y nos toca decidir a quién le autorizamos o no a usarlos y con qué fin.
Y así como lo leen en el título de esta columna, si usted partido político o persona candidata no sabe de dónde consiguió las bases de datos o no cuenta con la autorización para marcarle a una persona desconocida mejor no le marque y respete.
Haciendo uso de ese derecho fui a llevar la denuncia al Instituto de Transparencia, pero será hasta mayo que me dirán que procede, ahora se encuentran en suspensión de término (por vacaciones) y empezará a contar los 10 días para resolución hasta el 3 de mayo.
Ya les contaré cómo sigue el proceso desde este espacio.