La responsabilidad de los intelectuales / La columna J  - LJA Aguascalientes
09/04/2025

“Daría todo lo que sé por la mitad de lo que ignoro” René Descartes.

Estimado lector, con el gusto de saludarle, tome a bien hacer una reseña del destacado autor Noam Chomsky en su obra titulada La responsabilidad de los intelectuales. El tema tiene un vínculo de gran importancia con la circunstancia actual. Primeramente, se define como intelectual a aquella persona que tiene la firme convicción de esgrimir la realidad por medio de dilucidar las percepciones, es decir, describe a una persona que tiene la capacidad de separar en el sano equilibrio, a la ideología y a la postura personal, como parte de un dogma social.

En cada momento de la historia se logra apreciar los hechos que marcan la disrupción social y la tendencia hacia la que se dirigen, tanto en el tema político, como en el plano económico, partiendo de la manifestación social. Una de las principales facultades que tiene el intelectual es; la capacidad de cuestionar y analizar, estos dos elementos esenciales suelen incomodar a los opresores y a los retrogradas, de tal modo que es común que existan acciones en contra de aquellas opiniones sustentadas que ponen en tela de juicio a un acto en específico. Es decir, en muchas de las ocasiones los intelectuales se constituyen como un grupo de oposición ante un gobierno, o ante la misma postura que se pudiese presentar ante esfuerzos de sometimiento o de imposición.

“¿El libro enriquece igualmente la soledad y la compañía? La vida muere, los libros permanecen” Alfonso Reyes.

Es necesario resaltar que la humanidad tiene la gran suerte de que exista una correlación sustancial entre la inteligencia y moralidad, incluyendo en esta última la buena voluntad hacia los semejantes. Esta condición implica que quienes superan en aptitud son también, por lo general, los benefactores inmediatos de aquellos que defienden los intereses generales.

Los estadistas ilustrados y los filósofos benévolos buscan la justicia que no sea provisional, del mismo modo vigilan el interés público sobre las particularidades. Su tendencia es progresista, cuando se comienzan a formar círculos y cotos de poder, de manera paralela, se suele tratar de imponer a través de los medios gubernamentales. El intelectual en su postura comúnmente se extiende como un disidente respetado, pero también como un tecnócrata orientado a la política. 

Cuando hablamos de la polarización en un país es más que necesario el resaltar la intromisión de los intelectuales, evidentemente de sus distintas aristas, y secciones, pero su participación genera una amplitud de posibilidades, si bien es cierto que los comportamientos sociales son cíclicos y ligeramente repetitivos, resulta natural que la responsabilidad de los intelectuales hace referencia a que son moralmente responsables en cuanto personas de bien que disfrutan de una posición de privilegio y estatus; en donde promueven las causas de la libertad, la justicia, la misericordia y la paz. Puntualmente señalan los abusos cometidos.

“El arte de la expresión no me apareció como un oficio retórico, independiente de la conducta, sino como un medio para realizar plenamente el sentido humano” Alfonso Reyes. 

Noam Chomsky señala que, en las intervenciones militares de las últimas décadas, se ha logrado presenciar a un grupo de intelectuales que plasman su opinión ante circunstancias, bajo un contexto terso y diplomático expusieron sus argumentos. Daniel Cosío Villegas hacía alusión a la importancia sobre la participación de los jóvenes en las decisiones del Estado, siempre en un preámbulo de responsabilidad y en un contexto propositivo. Refería la importancia de poder construir instituciones sólidas que permitan a la sociedad tener una base y sustento más allá de la representación individual de una persona.


Cada capacidad que tiene una persona, es una oportunidad asequible de construir y forjar elementos de mejora. Las sociedades más desarrolladas se caracterizan por tener ciudadanos que analizan y expresan sus ideas, que participan bajo líneas idealistas y vínculos de progreso. La responsabilidad esgrime en hacer valer la capacidad en un plan pragmático, es decir, que vaya más allá de un planteamiento teórico y bien estructurado, que invoque a la participación y motive a la acción. Es por eso que siempre será fundamental y de vital importancia que los intelectuales cuestionen a las autoridades, pero sobre todo para despertar a aquellos que han perdido toda esperanza. Todos tenemos elección, incluso en tiempos desesperados.

In silentio mei verba, la palabra es poder.


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