- Entre selfie y selfie, Antonio Attolini aprendió rápido como escalar posiciones en la Cuarta Transformación. Su método le acarrea muchas críticas, pero le ha dado resultados. ¿Lo veremos como diputado?
Hoy, como ayer, Antonio Attolini Murra busca reflector. Hace tres años, presumiendo selfies con Andrés Manuel López Obrador o con Marcelo Ebrard en la campaña presidencial del tabasqueño; en solitario, sin ningún cargo.
Hoy, como exfuncionario del IMSS y como candidato de Morena a una diputación federal, comparando al máximo líder de la Cuarta Transformación con Jesucristo… Ni más, ni menos.
Y es que –nos cuentan a EMEEQUIS fuentes de Morena– Antonio Attolini “ha entendido muy bien” cómo subir peldaños en la estructura de esta administración, que unilateralmente se ha puesto a la altura de los movimientos de Independencia, la Reforma y la Revolución: “adular al líder y ponerlo en niveles místicos”.
El pasado 23 de marzo, el muchachito de 30 años, que pasó de ser uno de los más destacados groupies de AMLO a coordinador técnico de Vinculación Internacional del Instituto Mexicano del Seguro Social, cargo que ocupó durante un año, comentó en una entrevista:
“Quizá la idea del sacrificio en nombre de algo más grande, (AMLO) podría parecerse a los más grandes líderes de la historia, en eso quizá sí se parezca (…) Por supuesto a Jesucristo, a Mahatma Gandhi, a (Martin) Luther King, a (Nelson) Mandela. Está a ese nivel”.
Lo anterior encaja con lo que declaró el presidente de la República en la conferencia “mañanera” del 24 de septiembre de 2020, luego de la renuncia de Jaime Cárdenas Gracia como titular del Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado (Indep), quien denunció que en ese organismo existía “corrupción y robo de joyas”.
El tabasqueño advirtió en aquella ocasión: “Pedimos lealtad a ciegas, para acabar con la corrupción, con los abusos, para llevar a cabo un gobierno austero, sobrio, hacer justicia. Sí es lealtad al pueblo, no a la persona, porque se convierte en abyección. Queremos lealtad al proyecto de transformación”.
Y ese libreto –nos dicen– se lo sabe de memoria Antonio Attolini.
A LA CAZA DE SELFIES
El 6 de mayo de 2018 se encontró con AMLO ¿al azar? “Pude acercarme al Licenciado. Hombre robusto, de manos gastadas y un andar tranquilo. Nunca me había podido presentar frente a él. Algo sorprendido ha de haberse sentido al ver que un hombre de dos metros con chaleco se le acercaba para pedirle una fotografía. Fue amable y hasta cariñoso. Me deseó mucha suerte. Que tenga una feliz vida, Licenciado. ¡Nos vemos en Palacio Nacional!”, puso en su cuenta de Facebook.
También hay que echar un vistazo a lo que ocurrió el 18 de junio de 2018, en el cierre de campaña de Andrés Manuel López Obrador en Mexicali, Baja California. En aquella ocasión, Attolini Murra buscó, de la forma más ortodoxa posible, encontrar acomodo en la llamada Cuarta Transformación. ¿Cómo? Tomándose selfies con el candidato presidencial o con alguno de sus más cercanos colaboradores.
Como en los comicios de 2012, el exvocero del Movimiento #YoSoy132, la movilización estudiantil que puso en aprietos la candidatura del priísta Enrique Peña Nieto en aquella elección, estaba ávido de reflectores.
Fue asesor parlamentario del senador con licencia y candidato a diputado de Morena por Chiapas, Zoé Robledo Aburto –quien al triunfo de AMLO fue designado como subsecretario de Gobernación, y luego como director general del IMSS–, y en esos días se ostentaba como “representante juvenil” de la alianza Juntos Haremos Historia (Morena-PT-PES) en debates por radio o televisión. Pero la realidad es que no tenía ningún cargo al interior de esa coalición.
Ese lunes 18 de junio de 2018, de la nada, Attolini apareció en el mitin de cierre de campaña de López Obrador en la capital de Baja California, pero antes presumió en su cuenta de Twitter una selfie con Marcelo Ebrard, en ese momento coordinador regional de campaña del tabasqueño.
En esa red social, anotó que en el encuentro con el exjefe de Gobierno capitalino y hoy secretario de Relaciones Exteriores se quedó “cotorreando un rato y riéndonos de todo y de nada”.
Pero en el mitin se observó lo contrario.
Attolini –con su impecable barba de hispter, de esas “chivas” de leñador pulcras y exquisitamente afeitadas en barberías de moda en la Condesa o en la Roma– buscaba sobresalir en el acto proselitista, pero fue remitido hasta atrás y en una esquina del templete, sin que siquiera Ebrard Casaubón volteara a verlo.
Attolini hizo marcaje personal al “Carnal” Marcelo y de nuevo lo convenció. Por segunda ocasión en el día, el muchacho –en ese entonces de 27 años–, egresado de la carrera de Ciencia Política y Relaciones Internacionales del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), se tomó otra selfie con el alumno más destacado del finado Manuel Camacho Solís y (faltaba más) la presumió como trofeo en sus redes sociales.
“El cierre de campaña en #Mexicali fue espectacular. La recuperación del agua, la reducción de impuestos y el aumento de salarios, así como recuperar la dignidad robada por el PAN, fueron las propuestas de #AMLO. Seguimos caminando”, apuntó orgulloso Attolini en su cuenta de Twitter.
Algo ocurrió, pero el espigado joven –que frecuenta hacer caminatas por Paseo de la Reforma portando finos trajes y sombrillas abiertas para protegerse del sol– no terminó el mitin en Mexicali arriba del templete. Alguien le dio la instrucción de bajarse.
En los últimos 20 minutos del mensaje de López Obrador, Attolini Murra ya caminaba entre los asistentes al acto proselitista y, de hecho, buscaba una salida. En ningún momento fue mencionado por el animador del evento ni por el propio candidato de la alianza Morena-PT-PES.
No tenían por qué hacerlo. El exvocero del Movimiento #YoSoy132 no tenía ningún cargo al interior de la campaña del tabasqueño, pero se ostentaba como vocero.
La ovación se la llevó el excampeón mundial de boxeo Erik “El Terrible” Morales, el ídolo tijuanense que ganó cuatro títulos mundiales en distintas divisiones, y que en ese momento buscaba una curul a la Cámara de Diputados por Morena.
Le siguió en el “aplausómetro” el empresario de las telecomunicaciones en la entidad, candidato al Senado por Baja California, y hoy gobernador saliente de ese estado, Jaime Bonilla, quien en los últimos años se convirtió en una de las figuras más cercanas al político tabasqueño.
Antonio Attolini ya sólo observaba desde abajo del templete la parte final de mitin de cierre estatal de campaña de López Obrador. Semanas atrás, esperó en la Terminal Dos del Aeropuerto de la Ciudad de México, en la zona de “llegadas nacionales”, al tres veces candidato presidencial.
En aquella ocasión el muchacho de barba de leñador portaba un chaleco guinda, color distintivo del Movimiento Regeneración Nacional. La espera terminó casi a las once de la noche, cuando Andrés Manuel apareció en una de las salidas, rumbo a la zona de taxis.
Attolini Murra saludó al tabasqueño y le pidió la imagen. Minutos más tarde, la subió a su cuenta de Twitter y la presumió orgulloso.
El joven de las selfies con Andrés Manuel López Obrador o con alguno de sus más cercanos parecía tener un salvoconducto con esa imagen, junto al líder y, de paso, con ese método buscaba reflector y acomodo en un proyecto del que, en ese momento, decía ser vocero, al menos en debates de radio, televisión y plataformas digitales.
Hoy, Attolini Murra ya se sabe a la perfección la fórmula para subir peldaños en la Cuarta Transformación… Y es que comparar a AMLO con Jesucristo tiene sus riesgos, pero también sus beneficios, si de buscar cargos en este gobierno se trata.
Dicen.
@emeequis