José María de la Torre Martín, obispo auxiliar de Guadalajara y titular de Panatoria, donde quiera que haya estado esa ciudad en la África romana, fue nombrado séptimo obispo de Aguascalientes por el papa Benedicto XVI, el 31 de enero de 2008.
De conformidad con las prescripciones canónicas, de La Torre tomó posesión de su cargo antes de los cuatro meses que concede el ordenamiento jurídico, el 13 de marzo de 2008.
Para muchos en Aguascalientes ese fue un día de fiesta… Desde muy temprana hora el movimiento en la Plaza de la Patria se vio alternado por la instalación de vallas que surgieron desde la entrada a la explanada, ahí donde concluye la Avenida José María Chávez, y remataron en la puerta de entrada al atrio de la catedral. A los parroquianos de siempre se sumaron los miembros del clero, de las congregaciones religiosas, contingentes de las escuelas católicas, algunos de ellos acompañados por grupos musicales, todos poseídos por el entusiasmo.
Llegó el nuevo pastor y bajó de su transporte en el inicio del andador de José María Chávez; recorrió a pie el trayecto final a la sede episcopal, aupado en los vítores y aplausos del respetable.
Se detuvo en la puerta del atrio, en donde lo esperaba el Cabildo Catedralicio, uno de cuyos miembros le ofreció un crucifijo, que el nuevo pastor besó. Acto seguido entró en el recinto y se dirigió a la capilla del Santísimo, en el extremo poniente de la nave sur de catedral, y luego al altar mayor, para la ceremonia de bienvenida, que corrió a cargo del canónigo Felipe Ornelas Esparza, quien se dirigió a él en nombre del Cabildo, momento al que corresponde la imagen.
“Alégrese, señor obispo”, dijo Ornelas. “Muchos hemos hecho nuestra oración, y la seguiremos haciendo. Padre Santo, que nos diste a Cristo como pastor de nuestras vidas, ayuda a los pastores de los pueblos a ellos confiados, para que no falte nunca al rebaño la solicitud de sus pastores, ni falte a los pastores la obediencia de su rebaño.
“Queremos convidarle del amor y protección de nuestra muy amada mamita celestial, señora, que aquí llamamos Asunción. Que nos señale el cielo, pero que también tiene bien fijos los pies sobre la tierra, porque no se le han olvidado las bodas de Caná. Con profunda fe, ilusión, pero mejor esperanza, le decimos: bienvenido a este sagrado recinto, desde ahora su muy querida catedral, desde donde irradiará su benéfica acción pastoral, y también desde ahora su muy querida diócesis de Aguascalientes. ¡Hola!”.
En la fotografía aparecen, de izquierda a derecha, el canónigo Salvador Romo Flores, una de las mentes más lúcidas de la diócesis, eco de la vieja vanguardia; luego, de brazos cruzados, el arzobispo de León, José Guadalupe Martín Rábago, administrador diocesano durante el periodo de sede vacante. Detrás de este, tapado por el arzobispo, el padre Raúl Sosa Palos. A la izquierda del flamante obispo está el arzobispo de Guadalajara, el cardenal Juan Sandoval Iñiguez. Felicitaciones, ampliaciones para esta columna, sugerencias y hasta quejas, diríjalas a [email protected].