Las campañas federales ya llevan un buen rato, en muchas partes las elecciones locales, Aguascalientes, por ejemplo, apenas van a arrancar y es hora de que muchos partidos todavía no tienen definida su lista de candidatos.
En todos los casos, la falta de candidatos es responsabilidad de los partidos políticos, los nuevos o pequeños, muchos de ellos rémoras de la Cuarta Transformación, demuestran que no tienen capacidad de convocatoria o que aliados a cacicazgos locales, sólo les alcanza para enlistar a un puñado de seguidores, ahí donde creen que tienen asegurado el respaldo social del líder que se les une para obtener un provecho personalísimo.
Las coaliciones en torno a Morena o las que se formaron en contra de la Cuarta Transformación debieron haber facilitado el que se propusieran candidatos, y ni así los partidos tradicionales han logrado integrar plenamente su catálogo de propuestas, con todo y que tuvieron meses para conciliar a favor de quien mejor los fuera a representar; pero el caso más vergonzoso son las impugnaciones de los candidatos.
Cuando los candidatos son impugnados por miembros de su propio partido, se exhibe la incapacidad de esas organizaciones y sus miembros para jugar de acuerdo a las reglas del juego democrático previamente establecido, las que ya se saben, aquellas que se suponen que rigen la vida interna del partido, pero como los partidos políticos han dejado a un lado la formación de cuadros por la captura de famosos, nunca falta quien no esté de acuerdo con el método elegido para seleccionar a los candidatos, método que usualmente intenta ocultar una designación amañada.
Cuando los candidatos son impugnados por miembros de otros partidos son todavía más confusas las razones, de entrada, estar en contra de la postulación de un candidato de un partido en el que no se milita supone obligar a que esos organismos se supervisen entre ellos, que vigilen que no intenten jugar chueco, romper el suelo parejo del que todos deben partir, así como procurar la infiltración de manzanas podridas. Hasta ahí, todo bien, hasta que se siguen los procedimientos de impugnación con otros propósitos, cuando el proceso antes que judicial se vuelve politiquería.
Cada entidad federativa tiene sus procedimiento y razones para impugnar una candidatura, en Aguascalientes contamos con un reglamento que no prevé todos los casos, pero que, sobre todo, no está relacionado con la rendición de cuentas por los servidores públicos en caso de que busquen la reelección.
En Aguascalientes las impugnaciones se cuentan por montones, y por las razones más variadas, aquellas que responden a las guerras entre tribus y clanes por un cargo, que son por sí mismas vergonzantes; otras nos permiten calibrar el compromiso de los postulantes a un cargo con su encomienda, como el de la candidata priista a la alcaldía capitalina, quien estaba apuntada, también, para una diputación local por la vía plurinominal. ¿Cómo creer en el compromiso de un candidato por competir para un puesto si, al mismo tiempo, se apunta en otro?, ¿cómo no sospechar que tender una red de protección así te permite jugar a perder porque de todos modos saldrá ganando quien se postula?
Y están los candidatos a diputaciones locales que han sido impugnados por querer reelegirse, pero por un distrito distinto del que fueron votados para su primer periodo. ¿No se supone que la reelección tenía como principio la rendición de cuentas?, en Aguascalientes todo indica que no, que no importa que la segunda campaña se realice presumiendo sobre lo que se logró en beneficio de los electores de otro distrito. Sí, por supuesto que los diputados locales no necesariamente responden sólo a esos electores sino a toda la comunidad, pero si ese es el supuesto, ¿con qué cara van a pedir de nueva cuenta el voto los miembros de la peor legislatura que ha habido en la entidad?
La decisión la tendrán los tribunales, no la ciudadanía, y de los procesos de impugnación, lamentablemente, sólo saldrán bien librados los verdaderos culpables, los partidos políticos.
Coda. A lo mejor tenía razón Jesús Reyes Heroles cuando escribió “en política siempre se elige entre inconvenientes”, y así seguirá siendo mientras no se entienda, también como escribió él: “la política la hacemos nosotros, o la política se hace contra nosotros”.
@aldan