Los viejos manuales de periodismo indican que la noticia es que un niño muerda a un perro y no que el perro muerda al niño, una puesta escena simplista pero efectiva para diferenciar entre lo excepcional y lo habitual.
Pensé en el ejemplo del niño y el perro por las noticias que ayer fueron objeto de la mayor de las atenciones: la simulación de una enfermera al momento de aplicar la vacuna a un adulto mayor en la alcaldía Gustavo A. Madero; la posible postulación a una diputación como candidato de Fuerza por México del obispo emérito, Onésimo Cepeda; un audio filtrado en que el candidato y actor, Alfredo Adame, asegura que se va a robar unos millones de lo que las Redes Sociales Progresistas le den para su campaña; y la acusación contra los periodistas del impugnado candidato a la presidencia municipal de Aguascalientes, Arturo Ávila. Cada uno de estos casos es un hecho excepcional, porque no deberían de ocurrir, cada uno de ellos tiene una nota especial que da material para darle color a la información; cada uno de estos casos, es materia del interés público, pero todos se desviaron hacia otra cosa.
En el caso de la falsa aplicación de la vacuna, el presidente Andrés Manuel López Obrador y sus lamesuelistas de siempre, convirtieron esta excepción en un ataque a la Cuarta Transformación, Epigmenio Ibarra incluso habló de una conspiración de la CIA y Hugo López-Gatell volvió a dar clases de periodismo demandando a los medios que no desinformen.
Onésimo Cepeda le dio un espaldarazo haciendo publicidad al partido Fuerza por México al anunciar que sería su candidato porque ya estaba “harto de tanto pendejo”, en menos de un par de horas el propio obispo desmintió que pudiera aceptar la postulación porque el puesto que tiene en la iglesia mexicana le impide aceptar cargos públicos.
El actor Alfredo Adame elevó a táctica de campaña política los chismes y reyertas con los que se mantiene en la atención de la prensa de espectáculo; dejó correr suficiente tiempo el audio en que decía que se iba a chingar 25 de los 40 millones que RSP le daría, en donde también se refirió a Marcelo Ebrard, López Obrador y Elba Esther Gordillo como los dueños de esa organización, para por la noche resolver el asunto declarando que todo era parte de un complot en su contra, exactamente de la misma forma que hacen los lopezobradoristas.
Con menos resonancia en el ámbito nacional, el empresario Arturo Ávila Anya, ansioso de figurar, revive una vieja entrevista en la que declaró que se salió de la secta NXIVM justo a tiempo, el tiro le salió por la culata, sus adversarios en la entidad transformaron esa conversación en paparrucha en su contra. Haciéndose la víctima, el candidato de Morena publicó un video acusando a los periodistas de la entidad de ser corruptos y vendidos.
Una falsa vacunación, un religioso participando abiertamente en campaña, la filtración de un audio de un candidato y un político acusando de actos de corrupción a los periodistas, todos hechos de excepción que la mediocridad de nuestra clase política ha vuelto habitual.
Ya es habitual el empeño victimista del presidente para evadir toda crítica, al grado que cada día es más difícil proponer un análisis de los temas sin antes considerar si le va a molestar o no al titular del Poder Ejecutivo. Habitual encubrir con un colorido lenguaje el apoyo de religiosos a partidos políticos, porque la fama instantánea que el obispo emérito le dio a un partido parásito de la Cuarta Transformación ya quedó ahí, sea o no candidato, las RSP quedan como la organización a la que Onésimo Cepeda apoyaría. Habitual conseguir tiempo en medios de comunicación para aclarar que se es víctima de complot, como hace el actor, declararse honesto porque jamás se chingaría 25 de los 40 millones, pero dejando a un lado las “revelaciones” sobre su participación en un grupo político. Habitual que un aspirante a la alcaldía de Aguascalientes crea que para llegar a ese cargo puede comprar a los medios de comunicación y que por eso acuse de corruptos, evidenciando que así ha sido su campaña, bombardeando con anuncios las redes sociales, comprando entrevistas.
La diferencia entre lo habitual y lo excepcional ya no funciona con el ejemplo del perro y el niño, porque la mediocridad de nuestra clase política corresponde a la de los animales domésticos que se creen propietarios de quienes los reciben en su casa.
Coda. “Hay ineptos entusiastas. Gente muy peligrosa”, un aforismo de Lichtenberg.
@aldan