Emprender desde pequeños/ Alegorías Cotidianas - LJA Aguascalientes
21/11/2024

Hace un par de semanas les pregunté a mis estudiantes universitarios qué eran lo que querían ser de grandes cuando eran pequeños. Es una pregunta de la que seguramente conocemos las respuestas de manera intuitiva doctor, maestro, veterinario, bombero, pero en particular me llamó la atención cuando uno de ellos, Fernando, mencionó que lo que deseaba de niño era ser emprendedor.

Mientras escuchaba el porqué Fernando quería ser emprendedor desde pequeño reflexioné sobre el ambiente en el que había crecido, las influencias que tendría y el cómo desde niño quería emprender y ser empresario.

Mi atención se centró en “desde niño siempre quise ser emprendedor” soñaba con tener mi propia empresa y ayudar a las personas contratándolas; si bien en clase Fernando es un chico participativo y generoso me conmovió el cómo se emocionó mientras nos contaba sus anhelos de niño que poco a poco van tomando forma. 

Justo en la misma semana encontré en Facebook una publicación de venta de café, lo que me pareció particular es que son dos jovencitos quienes ofrecen el servicio. El anuncio lo encontré en un grupo de mujeres emprendedoras donde una mamá muy orgullosa compartía el emprendimiento de sus hijos.

La publicación se acompañaba de una fotografía donde se observaba a un adolescente y un pequeño en un puesto modesto de una exhibición de productos, me dio mucha ternura y como la verdad a un café no me puedo resistir los contacté. En ese momento era como haber encontrado la prueba fehaciente de lo que en días pasados Fernando había contado: “cuando era niño quería ser de grande emprendedor”.

Santi y Diego son dos jovencitos de segundo de secundaria y cuarto de primaria quienes venden café de grano molido y entero en Redes Sociales con entrega a domicilio y tienen alrededor de siete meses con su emprendimiento.

Santi, el mayor es quien tuvo la idea de comenzar el negocio. Sin tener clases sobre cómo hacer un modelo de negocio costeó los empaques, etiquetas y producto que podría adquirir si su hermano y él reunían sus ahorros así que convenció a su hermanito Diego, quien tiene 9 añitos, de que invirtieran sus ahorros y se convirtieran en emprendedores.

Una vez que estuvieron ambos de acuerdo hablaron con su mamá y ella les dio permiso de vender.

Comenzaron de puerta a puerta en su fraccionamiento, pusieron algunos paquetes en la bicicleta y sin temor alguno salieron a vender. Diego no podía creer que les había tomado sólo unos minutos el poder conseguir su primera venta.


Aún le emociona el recuerdo de la confirmación de su primera venta y no olvida ninguna palabra de la conversación. Esa tarde regresaron a casa motivados y felices de lograr su cometido.

Después crearon sus redes sociales y con ayuda de amigos y familiares poco a poco se ha comenzado a difundir su pequeño emprendimiento.

Santi fue quien originó el nombre del negocio, en un principio pensó en que se llamara “café Huasteco” pero se dio cuenta que no sabía nada sobre los huastecos, decidió encontrar un nombre que se apegara más al café, así lo cambió a “Alto cielo café” por aquello del café de altura y por ende a la metáfora de la relación entre el cielo y las montañas.

Ambos tienen como compromiso el no bajar su promedio en la escuela para continuar con su emprendimiento.

Pronto pasaron de vender café en bicicleta en su fraccionamiento a hacer entregas a domicilio en Jesús María y Aguascalientes. Santi y Diego se sienten satisfechos de tener clientes que comienzan a fidelizarse con la marca y llevan ya 5 compras de paquetes continuos.

Conforme va creciendo su negocio ellos maduran como microempresarios y las ideas comienzan a fluir, innovaron con un logotipo más juvenil que el del primer concepto y ahora piensan expandir su marca al introducir snacks saludables. También están aprendiendo a ser sus propios gestores de redes sociales y tienen un entusiasmo contagioso que es muy agradable.

En diciembre tuvieron campaña navideña y durante la temporada Diego hacía las entregas de café disfrazado de duende, él es extrovertido y le divierte la reacción de sus clientes, además, en una ocasión recibió propina así que piensa en un disfraz nuevo para otro momento festivo del año.

Esta coincidencia entre Fernando, un estudiante universitario quien busca cumplir su sueño de niño de ser emprendedor, con Santi y Diego me vuelve a un antiguo cuestionamiento de ¿por qué no se enseña educación financiera durante la primaria y secundaria? Quizá si esa materia fuera una opción en el sistema mexicano tendríamos más jóvenes interesados en emprender productos y servicios, por ende, nuestra economía y producto interno bruto mejorarían notablemente.

Con esta modernidad las profesiones están cambiando, así como las aspiraciones de los pequeños, un ejemplo son estos jóvenes vendedores de café quienes un día, decidieron crear un negocio juntos, con sus ahorros y sorprendiendo a sus familiares a sus 15 y 9 años de edad.

Indiscutiblemente necesitamos más Santiagos y Diegos para que el mundo gire con una energía y enfoques diferentes, como todos los chicos de su edad pudieron decidir entre la comodidad de la niñez y la adolescencia, por el contrario, tomaron la iniciativa de hacer algo diferente y aventurarse al mundo empresarial.

Laus Deo

 

@paulanajber


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