Entrevista a Sara Mesa, acerca de Un amor
Una joven mujer decide, por diversas circunstancias, radicarse en un pequeño pueblo llamado La Escapa, en donde renta una casa en mal estado, a la cuál intentará darle su toque personal. Poco a poco irá integrándose a la vida cotidiana del pueblo, conocerá a sus vecinos, acudirá a pequeñas reuniones, conversará con sus vecinos. Sin embargo, su vida dará un vuelco en cuanto inicia una relación con uno de sus vecinos.
Un amor es la novela más reciente de la escritora española Sara Mesa (Madrid, 1976), quien también es autora de las novelas Cicatriz (2015), Mala letra (2016), Cara de Pan (2018), todas publicadas por la editorial Anagrama. En Un amor, la autora avecindada en Sevilla desde niña, enfrentará al lector ante una historia intensa y deslumbrante, que fluctúa entre las ataduras e imposiciones sociales y la posibilidad de una rebelión.
Nat, la protagonista ha llegado a la Escapa, tras renunciar a un trabajo bien pagado como traductora comercial, tras haber robado algo en su oficina un objeto que no necesita para después regresarlo y confesar el crimen. Sus empleadores decidirán no castigarla, pero ella ya no se siente cómoda en la empresa y decide abandonarlo todo para iniciar una nueva vida en ese pequeño pueblo.
Así empieza la novela de Mesa; como una posibilidad, como un escape. Sin embargo, la vida y las relaciones en La Escapa no son fáciles, no son sencillas. Por supuesto que eso nos hace recordar la famosa frase de “Pueblo chico, infierno grande”. Que es un lugar común, por supuesto, pero que nos ayuda a entender las difíciles y frágiles relaciones que se entablan en sitios en donde la convivencia es constante entre unas pocas personas.
La Escapa no es un lugar sencillo, sus pobladores oscilan entre la curiosidad por la recién llegada y un profundo recelo hacia los recién llegados. En la Escapa todos parecen esconder algo, tener algún secreto. Por ejemplo, el casero de Nat es un personaje que nos puede ayudar a comprender más estas relaciones complejas que se entablan a lo largo de la novela de Sara Mesa. Es un hombre agresivo, violento, una figura amenazante que parece guardar un profundo resentimiento hacia las mujeres. Nat prefiere rehuirle a este hombre que se aparece y entra a la casa como si aún viviera en ella. Nat prefiere darle la vuelta siempre que puede, pero jamás lo enfrenta directamente. Porque justo ese es uno de sus rasgos más complejos del personaje de Nat: Es una mujer que rehúye la confrontación, que prefiere guardar silencio y acomodarse a las circunstancias.
En ese sentido, a lo largo de la novela veremos cómo se acumulan tensiones, que al final no terminan por explotar, pero que siempre están ahí latentes, acumulándose.
Otra línea narrativa es justo la relación que entablará Nat con El Alemán, un personaje del que desconocemos casi todo. Un personaje al que veremos ir y venir en su camioneta, vendiendo verduras y legumbres, y con el cual Nat iniciará una relación amorosa contradictoria. Una relación que inicia cuando él le solicita estar con ella, “entrar en ella” como él le dice, por unos minutos, ya que no ha estado con una mujer en mucho tiempo.
Una solicitud extraña, atípica, una solicitud que desconcierta a Nat, que en un primer momento se niega. Sin embargo, después ella cambiará de opinión, desconcertada aún por la extraña petición, que además fue hecha desprovista de todo dejo de sentimentalismo, de romanticismo, como si se tratara solo de intercambio comercial entre los dos.
Así dará inicio la historia de amor que se nos anuncia desde el título de la novela. Un amor que tendrá mucho de obsesión, misterio. Un amor que Nat va descubriendo poco a poco y que le generará estados de ánimo oscuros, unos celos enfermos, pensamientos obsesivos, que no conocía y que la llevará a ver, a observar su cotidianidad en La Escapa de una manera diferente, una manera más densa, más oscura, una forma de ver la vida que será completamente nueva para ella.
El amor en la novela de Mesa es un amor extraño, obsesivo, compulsivo, un amor que desafía ciertas visiones cotidianas y romantizadas del amor. El amor de la novela de Mesa es un sentimiento que oscila entre el desconocimiento, la duda y una violencia soterrada que nunca estalla, pero que está ahí, latiendo peligrosamente.
Conversamos con la autora de Un amor sobre esta novela compleja, que viene a cerrar un ciclo de escritura desarrollada desde su novela Cicatriz: “Para mí es complicadísimo poner en pie el origen de lo que escribo y más aún en el caso de Un amor, que es una novela que bebe mucho de lo onírico (hay imágenes sacadas tal cuál de sueños míos, en especial las referidas a la invasión de la casa, el monte, la víbora), pero también, creo, de la observación de lo que me rodea. La escritura de la novela fue compleja porque avanzaba al tiempo que descubría, es decir, era una búsqueda. No tenía la historia completamente perfilada al empezar, aunque sí su espíritu.” Nos comentó Sara Mesa en entrevista.
Javier Moro Hernández (JMH): En La Escapa, en donde se instala Nat, todo parece normal, un pueblo en donde todo parece en su lugar, pero al mismo tiempo, todo es amenazante (pienso en la historia de los hermanos que supuestamente era amantes y en cuya casa aún eran visibles las frases de rechazo). Es como entrar en un territorio minado, en donde las apariencias engañan.
Sara Mesa (SM): Ese tono se sustenta en un continuo equilibrio entre lo que se dice y lo que no y, aunque esta no es una novela de género, sí que maneja recursos propios de la novela de terror, en especial la tensión que produce ver cosas y no saber qué significan. Ella tiene intuiciones, es capaz de ver presagios. Por eso, claro, la llaman malpensada e incluso loca (visión que perpetúan, por cierto, algunos lectores, que son muy implacables con ella y la juzgan duramente). Hay en la novela todo el tiempo un clima de amenaza continua sin que la tormenta llegue a estallar nunca. No hay violencia explícita, por ejemplo, pero sí el aviso de esa posible violencia, que paraliza a la protagonista.
JMH: También quería preguntarte sobre Nat, que es una mujer, una persona particular, y cuya historia no conocemos. Pienso en el motivo que tuvo para ir a vivir (a refugiarse) en La Escapa. No conocemos su vida anterior (solo el trabajo y los motivos que tuvo para renunciar).
SM: Sí, en cierto modo su pasado, o al menos los detalles, no son tan relevantes como el hecho de que es una persona educada, acostumbrada a la obediencia, adiestrada para no molestar a los demás y que trata de adaptarse como puede. Sin embargo, tiene un inconformismo bulliendo por dentro que hace que sus reacciones puedan a veces parecer imprevisibles. Según pasa el tiempo, más voy queriendo a este personaje, que comprendo muy bien. Quizá como reacción, como decía antes, a la lapidación que se prolonga más allá de las páginas, en ciertas interpretaciones del libro (¡por fortuna, no todas!).
JMH: Los personajes masculinos de La Escapa (el casero, Piter, el Alemán) son también personajes incómodos: violentos, enfurruñados, con una especie de superioridad o enojo en contra de las mujeres (el casero), una cierta condescendencia (Piter), una frialdad que aterra (en El Alemán). Son personajes reflejos de una sociedad machista, cerrada, pero son personajes que al mismo tiempo amedrentan, generan miedo.
SM: Es verdad que la novela puede leerse con una perspectiva de género, no en vano la protagonista es mujer y es complicado imaginar la misma historia si ella fuera un hombre. El machismo está presente todo el tiempo, sin embargo no es la única variable de poder que está funcionando ahí, en La Escapa, donde hay, por así decirlo, ciudadanos de primera y segunda categoría y sus correspondientes chivos expiatorios: los hermanos supestamente incestuosos, los gitanos, la anciana a la que tildan de locas. Hay hombres amables (el vecino anciano) y hay mujeres retorcidas (la vecina del chaletito).
JMH: ¿Cómo nivelar el peso de lo social sobre lo individual en tu novela?
SM: En mi caso, cuando escribo, tiendo a la concreción, a narrar la historia concreta de personajes concretos en un lugar concreto. Luego, la lectura, las interpretaciones, sí pueden ser abstractas o llevar a una abstracción. Es decir, siempre construyo a partir de lo individual y, supongo que de manera implícita y casi inconsciente, hablo de lo social.
JMH: Por otro lado, también tenemos el tema del amor como un tema central. El amor de Nat se parece más a una obsesión, sin duda, pero al mismo tiempo lo podemos entender como “un amor”, un tipo de amor, que ella conoce en un ambiente hostil, distinto al suyo.
SM: Es un amor en realidad muy frecuente, creo yo, y muy cuestionado también, porque tiene que ver con pulsiones profundas e irracionales. El título era todo un desafío y de hecho ha resultado muy controvertido. Hay quien dice que eso no es amor, o trata de buscarlo en otro lado (¿amor a sí misma, amor al perro?), hay quien considera que sí, que es “un” amor posible. Y sí, desde luego supone una búsqueda, una vía de autoconocimiento a través del dolor. Quien diga que el amor no hiere de algún modo niega una de sus vertientes. Hablo del sentimiento en sí, no de las actitudes dañinas de las personas, por supuesto.