Los animárboles (Buxus Arrayan), una especie híbrida de flora y fauna domesticada proveniente de Puebla e introducida en 2015 en el Corredor Cultural Alameda, tenían el objetivo de dar vida al entonces remodelado espacio arbolado emblemático de la zona centro de la ciudad.
Cerca de 50 individuos fueron liberados. De naturaleza noble, venados, ranas, ardillas, elefantes, pavorreales, un caballo y hasta un brontosaurio coexistieron pacíficamente en su nuevo hábitat, “es muy bonito porque la gente se acerca, se toma la fotografía y nos sirve para destacar los servicios ambientales que nos ofrecen las áreas verdes, los árboles y también nos ayuda a reforzar lo que estamos trabajando en relación al bienestar animal”, presumieron los funcionarios municipales de aquellos años.
Se dijo también que el único cuidado que habría que tener con los árboles, es la poda, “lo que sí va a obligar a la Dirección de Parques es al mantenimiento, porque hay que estarlos podando de manera especial, afortunadamente tenemos al personal capacitado para realizar esta poda de formación”.
Hoy, los animales deambulan salvajes por la Alameda, temerosos tras haber sido olvidados, esconden su forma tras un follaje tupido, otros, de los que aún quedan en pie, exhiben las heridas que exponen su esqueleto, olvidados a su suerte, añorando lo que alguna vez, el Corredor Cultural Alameda pudo ser.