Las adicciones han ocasionado guerras y otros grandes conflictos sociales desde los inicios de la humanidad. Desde el año 900 existen relatos de la fabricación del hachís que es un extracto o resina concentrada de la Cannabis que se fuma o se come. Comenzó a ser utilizada en la Antigua Persia por los beduinos que conducían las caravanas por el desierto para tener suficiente resistencia al calor y la sed. La palabra hashish es del árabe y significa hierba seca. Algunos salteadores de caminos la tomaban para sentirse valientes y así atacar las caravanas. Por eso se les llamaba los hashassins que derivó en asesino. El uso de esta sustancia ocasionó innumerables conflictos entre las tribus del Medio Oriente. Y en 1800 cuando Napoleón realizó su infructuosa campaña por Egipto y Siria, sus soldados se aficionaron al hachís y lo llevaron de regreso a Francia. Y los militares adictos fueron en gran medida responsables de los fracasos que siguieron y terminaron con el Imperio Napoleónico. Posteriormente entre 1840 y 1860 se llevó a cabo La Guerra del Opio, en la que Reino Unido en alianza con Rusia, Francia y Estados Unidos atacaron la ciudad de Pekín para que los chinos evitaran el enorme comercio ilegal de opio y sus derivados que estaba en manos de los extranjeros. La Guerra de Vietnam entre 1955 a 1975 no nació precisamente por el control de las drogas, pero fue una pelea por un pequeño territorio del sudeste asiático rico en marihuana. La prolongada batalla que duró dos décadas y costó más de cinco millones de vidas estuvo enturbiada por grandes consumos de cannabis, heroína y LSD, entre las tropas de ambos lados. La situación se complica cuando se combinan política, guerra y drogas como en el caso llamado Irán-Contras o Irangate, cuando ocho países se involucraron en un tenebroso entramado mediante el cual Colombia, Panamá y México traficaron cocaína a Estados Unidos y el dinero obtenido se usó para comprar armas que se revendieron a Irán con apoyo de Líbano. Y ese dinero se entregó a la guerrilla Contra para que derrocara al gobierno de Nicaragua. Toda una novela de terror, con resultados fatales. Actualmente la involucración del narcotráfico en los gobiernos de varios países y su involucramiento en el origen de guerras regionales, tribales e internacionales es indiscutible. Y eso sin contar los graves trastornos de la seguridad social que ocurren prácticamente en todo el mundo por el abuso de las sustancias psicoactivas. Y esto es algo que deben tomar en cuenta los candidatos a ocupar los puestos directivos en nuestro país en esta época de elecciones. Los nuevos dirigentes deberán ver el problema como un asunto de salud pública, una alteración de la vida familiar, un conflicto de seguridad social y un estratosférico negocio internacional. La solución es difícil, pero posible, acometer el asunto desde sus diversos enfoques, con una poderosa energía.