Formalmente aún no inician las campañas en ningún lado, hasta el momento se está cumpliendo con las etapas previas a la elección de los partidos de sus candidatos y el registro de los mismos ante los institutos electorales, sin embargo, acostumbrados como nos tienen a un bajísimo nivel de debate, los aspirantes ya desataron los perros de la guerra sucia para, eso creen, ir aventajando a sus adversarios.
No se trata de las tácticas generales de los partidos, la elaboración de spots donde abiertamente mienten, ni de las grandes líneas discursivas a las que se deben de ceñir los candidatos, es algo de más bajo impacto porque se realiza desde los bunkers locales, desde el despacho donde los asesores en marketing comienzan a construir a un candidato: la repetición de mentiras en redes sociales para engrandecer y posicionar a los aspirantes, así como la creación de paparruchas para lograr el desprestigio de los oponentes en el ámbito más cercano.
Más mal que bien, tanto la desarticulada oposición como Morena y sus parásitos ya han definido lo que quieren vender, según los partidos políticos se trata de o todos a favor de Andrés Manuel López Obrador o todos contra la Cuarta Transformación, en el discurso de las dirigencias nacionales no hay momento en que dejen de hablar de la importancia de tener la mayoría en la Cámara de Diputados; como si este proceso sólo se tratara de las 500 diputaciones federales, cuando lo que está en juego en todo el país son 15 gubernaturas, 1,196 ayuntamientos y alcaldías, 1,063 diputaciones locales, y 15,107 regidurías (lo que se tiene que multiplicar por el número de candidatos propuestos por los diferentes partidos que participen en cada elección local).
Lo que se destaca en los medios de “circulación nacional” son los casos que despiertan el morbo o la vergüenza, como las mentiras de una aspirante que perteneció a una secta o el presunto agresor sexual que ya retó al INE a que le quite su registro; en cada entidad federativa son cientos o miles de aspirantes que buscan llamar la atención, con escasísima creatividad y muchas malas mañas se lanzan a una campaña en que antes de buscar conquistar al electorado, intenta por todos los medios desprestigiar a sus adversarios.
Antes que política, los candidatos y sus equipos de campaña copian, mal, lo que hacen las cabezas de grupo en el ámbito nacional, no falta el ridículo que busque un jingle pegajoso para realizar un video en un lugar emblemático de su ciudad, el idiota que promueve encuestas manipuladas, el imbécil que infla los sondeos pagados para que los resultados lo beneficien, y los peores, los viles que se dedican a escarbar la basura sin ningún respeto a la vida privada; en este circo de fenómenos, quizá los peores y los que más daño provocan a la sociedad.
Daño porque para filtrar la basura de sus noticias emplean a los medios de comunicación, usan a reporteros para regalar el video íntimo y comprometedor, se auxilian de la prensa para sembrar la duda, la homofobia, la misoginia, lo que sea con tal de dejar en mal al otro; daño, porque desacreditan la labor de miles de personas que intentan cumplir con su labor periodística; daño, porque obligan a sus estructuras a difundir las mentiras, jugarretas y ataques, confundiendo la lealtad partidista con la complicidad.
Los aspectos más vergonzosos de la guerra sucia electoral no son los discursos de las dirigencias nacionales de los partidos políticos, sino aquellos con que politiquillos de poca monta intentan envenenar la vida pública.
Coda. Haciéndose, otra vez, la víctima, Andrés Manuel López Obrador descalificó el trabajo de ARTICLE 19, los acusó de ser apoyados por el extranjero y ser un movimiento conservador; como señala la organización “Los calificativos del presidente son simplistas y reflejan intolerancia al trabajo de aquéllos que buscan llamar al poder a cuentas”. ARTICLE 19, desde siempre, ha dado la cara por defender a periodistas del acoso del poder, promociona la libertad de prensa y el derecho a la información. En verdad es preocupante la intolerancia a la crítica, la ceguera borreguil del rebaño tetratransformista.
@aldan