Violencia y pandemia: La realidad de un México enfermo - LJA Aguascalientes
22/11/2024

Es difícil pensar en una combinación tan devastadora y dañina para la sociedad de cualquier nación como la unión de un desastre sanitario, como la actual pandemia de COVID-19, y una cada vez más grave y deteriorada situación de violencia al mismo tiempo. Lamentablemente, esta es la realidad que está padeciendo México cada día desde que los elevados contagios de coronavirus pusieron a todo el país en situación de emergencia. 

Los mexicanos viven cautivos de una sociedad donde enfrentan tanto una enfermedad mortal (sin esperanza de vacunarse en un futuro cercano) y una situación de violencia y crimen generalizado que no se ha podido controlar desde que inició con la Guerra contra el Narco en el 2006. Y es en este lamentable contexto en el que los mexicanos intentan sobrevivir todos los días: con el riesgo de sufrir una enfermedad altamente infecciosa o de ser víctimas de algún tipo de violencia. 

México recibió la pandemia en un contexto lleno de retos y situaciones difíciles. La más alarmante de estas situaciones fue y sigue siendo la inseguridad. De acuerdo con las cifras, el 2019 (un año antes de la crisis sanitaria) fue calificado como el año más violento desde el 2006, el año de la guerra contra el Narco. El 2019 también presentó un incremento en estadísticas de violencia en comparación al 2018 presentando un incremento de 2,5% en tasa de delitos, una escala de 9 asesinatos por cada 100 mil habitantes en varios estados, incremento del 10,3% en feminicidios, 3,5% en secuestros, 12,6% en trata de personas y 30% en extorsiones (Russo, 2020). Estas cifras no han cambiado mucho desde entonces. Y en estas terribles circunstancias, llega el COVID-19, una crisis que solo encrudece y dificulta aún más la pesadilla en la que este país estaba inmerso. 

Sin embargo, no solo la violencia y el crimen son los únicos problemas que nos siguen agobiando en esta crisis sanitaria, sino que las estrategias que el gobierno ha aplicado para lidiar con el problema han empeorado y dificultado todavía más la situación. Desde la guerra contra el Narcotráfico, el gobierno ha respondido a la amenaza militarizando el país y otorgando capacidades extraordinarias al ejercito en su lucha contra el “enemigo”. Actualmente, la estrategia no ha cambiado. Andrés Manuel López Obrador (AMLO) respondió exactamente de la misma manera instaurando la Guardia Nacional como estrategia de seguridad, pese a que en repetidas ocasiones reiteró que no militarizaría a la nación (González 2020). 

El problema de esta estrategia es que deja al país en un estado de crisis donde las fuerzas del Estado que se usan en caso de emergencia constitucional, como el ejercito o Guardia Nacional, se usan para tareas de orden publico y se legalizan para esta labor. Esto provoca que el uso de los poderes de emergencia constitucional se convierta en regla y no en excepción, provocando una situación de guerra y obligando a que el gobierno y el país funcione bajo un Estado de excepción, una condición que vulnera derechos políticos y sociales de los mexicanos (Agamben,2005). 

En estas condiciones, el Estado tiene un enorme poder y autoridad sobre la vida de sus habitantes, controlando el sistema de seguridad con acciones que oscilan entre lo legal y lo ilegal, hecho, que también sucede en la actual crisis sanitaria donde el Estado dispone de todos los medios y recursos de salud junto con las fuerzas de seguridad con la prioridad de mantener el orden y las reglas de la cuarentena (González, 2020). Irónicamente, pese a tanto control autoritario gubernamental, la violencia sigue y los mecanismos jurídicos y/o administrativos son insuficientes para lidiar con el crimen que ha aumentado, incluso, desde que la cuarta transformación llegó al poder. 

Esto genera un régimen basado en la biopolítica, un discurso que legitima la dominación y el poder del Estado o gobierno sobre el cuerpo de los individuos con el objetivo de regular el sistema político social a través de la regulación de los cuerpos individuales (Nateras y Martínez, 2018). Actualmente, el control se hace mucho más presente con la cuarentena y la política sanitaria que tiene en sus manos la salud de los mexicanos. 

Pero es en este punto donde es necesario preguntarnos ¿Por qué en un país militarizado y con tanto control estatal sigue habiendo violencia y crimen sin control? Y ¿Por qué el país presenta tantos contagios de COVID y la situación sanitaria permaneció tanto tiempo inestable pese a los excesivos poderes del gobierno en materia sanitaria? La respuesta es, tristemente, sencilla. Lejos de buscar culpables en la sociedad mexicana, es necesario reflexionar sobre las acciones de un gobierno que, pese a verse en circunstancias en las que puede tomar mucha más autoridad y poder, no lo ha utilizado para mejorar ni la situación con la violencia y el crimen ni la crisis sanitaria existente. 

La estrategia de seguridad ha demostrado ser ineficiente para tratar con la seguridad. Se ha demostrado, por ejemplo, que en territorios altamente violentos existe poca inversión y preparación de las fuerzas de seguridad pública (policía estatal y municipal) y existe una desconexión o ausencia de la administración de la seguridad federal (Lisón, 2020). Son unas condiciones que se repiten en todas las regiones del país, donde se ha demostrado que la situación supera por mucho la capacidad del Estado.


La pandemia y las circunstancias que provoca dentro de la población han dificultado aún más cualquier estrategia de contención o tratamiento del problema ya que la crisis sanitaria en sí misma causa y seguirá causando desempleo, inseguridad e incertidumbre, factores que aumentan inseguridad, crimen y desorden social (Lisón, 2020). Además, existe el riesgo de que la pandemia tenga impactos psicológicos negativos en la población debido al aislamiento, la muerte constante y las malas circunstancias económicas, provocando más tensión entre los mexicanos (Torija,2020).

La pandemia ha afectado y dificultado la violencia en todas sus formas. Por ejemplo, la violencia de género ha seguido incrementando en aspectos como la violencia intrafamiliar, crímenes sexuales y feminicidios, situación que ha empeorado por una mala administración de justicia y organización de derechos humanos en México (Torija, 2020). Este es otro aspecto de la violencia que supera la capacidad, o peor, que esta fuera de las prioridades del gobierno mexicano. Un problema especialmente grave y urgente en este país que no ha recibido la atención que necesita y ha dejado a muchas víctimas con sed de justicia. 

México estaba enfermo mucho antes de que llegara el COVID-19. Enfermo de violencia, corrupción, militarización, pobreza y desigualdad. La llegada de una crisis sanitaria solo empeoró todas estas circunstancias generando actualmente y en el futuro una situación todavía más terrible. Los mexicanos estamos inmersos en una realidad donde estamos expuestos cotidianamente a violencia criminal, violencia de género, enfermedad, crimen y muerte. Las autoridades gubernamentales han hecho poco para ayudar y lo poco que han hecho ha sido ineficiente o insuficiente. Es necesario tomar la iniciativa desde la sociedad civil y presionar a los gobernantes por aplicar un cambio verdadero. De lo contrario, la sociedad se quedará sentada esperando un ayuda que parece que jamás vendrá. 

 

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Referencias

Agamben, G. (2005). Estado de excepción. Adriana Hidalgo editora

González, M. E. N. (2020). Violencia y contingencia sanitaria por la COVID-19 como apología del estado de excepción permanente en México. Opinión Jurídica, 19(40), 513-532.

Lisón, C. B. (2020). Efectos del COVID-19 frente al incremento de los delitos en el caribe mexicano. Análisis del Real Instituto Elcano (ARI), (77), 1.

Nateras, M. y Martínez, O. (2018). La seguridad nacional en México: entre legitimidad y violencia de Estado. Veredas. Revista del pensamiento sociológico, 36(19), 239-262.

Russo, J. (2020). Pandemia y democracia, escenarios y consecuencias políticas. Estudios: Centro d Estudios Avanzados, (44), 13-24.

Torija, C. S. T.  (2020) “El impacto psicológico de la pandemia de covid-19 en México”. Consejo Mexicano de Ciencias Sociales, publicaciones. 


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