APRO/Beatriz Pereyra
Es el vestidor del club femenil Universidad… Una jugadora mayor de edad acosa sexualmente a una menor de edad. En el equipo no existen reglas claras –ni en la Liga MX Femenil– sobre cómo deben comportarse las jugadoras en un espacio de trabajo donde conviven niñas y adolescentes con mujeres que rebasan los 30 años.
La directiva de las Pumas habla con los padres de la menor de edad para avisarles que el problema es atendido. A la agresora le informan que su contrato será rescindido. Al final, el resto de las jugadoras aboga por su compañera y evitan su despido.
En agosto de 2017 el extinto Morelia femenil presume que debutó a Layla García, una niña de 12 años, ocho meses y 17 días, quien por sus características físicas y buen futbol también fue llamada a la Selección sub-15.
Al poco tiempo, el cuerpo técnico michoacano reconoce que fue un error debutarla a tan corta edad porque a Layla le falta madurez mental. Con los reflectores de la prensa encima, ella exige ser titular; se instala en la desobediencia y se niega a aceptar que está en formación. Pide su salida del club.
Después de deambular por el Toluca, León y Xolas de Tijuana, la futbolista de hoy 16 años apenas acumula 675 minutos jugados que equivalen a menos de ocho partidos en más de tres años.
Es la mitad del Torneo Apertura 2017 y las jugadoras de las Centellas del Necaxa se unen para levantar la voz. El preparador físico las acosa sexualmente… Las futbolistas muestran las evidencias.
Aunque el equipo carece de un protocolo antiacoso y contra el abuso sexual –al igual que los otros clubes de la liga–, despide al agresor, pero sin una acusación de por medio y tampoco alerta a otros equipos sobre su conducta.
Los conjuntos femeniles se han limitado a prohibir el contacto con los jugadores y en algunos contratos se especifica que las futbolistas no pueden entablar relaciones sentimentales con los jugadores, integrantes del cuerpo técnico o empleados administrativos.
En un hecho inédito, una jugadora de la Liga MX Femenil es diagnosticada con desarrollo sexual diferente tras un control antidopaje realizado en una concentración con la Selección Nacional.
Su cuerpo produce mayores niveles de testosterona que deben ser regulados “para no tener ventaja” sobre otras futbolistas.
El asunto tomó por sorpresa a su club que no supo cómo manejar el caso y quedó en manos del Comité Nacional Antidopaje, donde se siguieron los lineamientos que marca el Código Mundial Antidopaje.
En los 18 equipos femeniles tampoco existe un protocolo para atender temas de diversidad sexual ni se ha discutido si las jugadoras trans pueden ser registradas, como ya ocurre en el futbol argentino.
Además, en los clubes de la Liga MX Femenil prevalece la política del silencio; la censura y la autocensura son una constante. Por miedo a ser despedidas, las protagonistas se rehúsan a hablar con nombre y apellido sobre las condiciones en las que trabajan.
“Tenemos tan poco, nos aferramos a eso y no vamos a decir algo que no va arreglar nuestra situación”, dice una veterana. Las futbolistas son adoctrinadas para “no quemar” a la organización. En los contratos está estipulado que no pueden abordar esos temas.
“En mi club tengo prohibido dar entrevistas por mi cuenta. En (el área de) Comunicación revisan qué tipo de entrevista se solicita y revisan las preguntas. El personal de prensa nos dice lo que debemos responder, las respuestas no pueden salir de mí. Nunca puedes dejar mal parado al club y siempre tienes que decir cosas maravillosas que en realidad no existen”, asegura otra jugadora.
Este reportaje fue elaborado con los testimonios anónimos de las jugadoras, integrantes de los cuerpos técnicos y personal de staff, mujeres y hombres convencidos de visibilizar las necesidades del futbol femenil ante la urgencia de que sean atendidas. Ninguna directiva del futbol femenil mexicano respondió a la solicitud de entrevista que se les envió.
Tratadas como hombres
La Liga MX Femenil arrancó el 28 de julio de 2017 con una estructura de competencia creada a imagen y semejanza del torneo varonil y que hoy tiene registradas a 494 jugadoras. De manera atrabancada, la Federación Mexicana de Futbol le dio a los 18 clubes de la Liga MX la responsabilidad de crear un equipo para mujeres que los metió en tales aprietos económicos que algunos de ellos intentaron abortar el proyecto a principios de 2019.
Pero esto es impensable: para ser sede de la Copa Mundial de futbol de 2026 –junto con Estados Unidos y Canadá–, México debe contar con una liga femenil. Es un requisito indispensable que impone la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA).
A tres años y medio del nacimiento de la liga mexicana de futbol para mujeres, la FIFA la calificó como “la abanderada de las Américas”, por los logros que ha tenido durante este lapso, principalmente, en el número de asistentes a los estadios, los millones de aficionados que la siguen en las transmisiones de televisión y redes sociales, así como el impacto que tuvo en la Selección sub-17, que en 2018 fue subcampeona mundial: 11 de las 21 seleccionadas pertenecían a un equipo mexicano.
Pero el máximo organismo del futbol mundial olvidó un tema esencial: la perspectiva de género. Es una deuda que el futbol mexicano tiene con sus jugadoras.
Si bien el tema de la disparidad salarial ha sido el más recurrente desde que inició la liga, porque los sueldos son insuficientes para cubrir las necesidades básicas de una profesional, existen otros problemas por atender que no se resolverían, ni siquera, pagando sueldos justos: la programación de entrenamientos de acuerdo con los periodos menstruales (como lo hace el Chelsea Femenil –de Inglaterra– y la selección de Estados Unidos), cargas de trabajo especiales para evitar las lesiones de la parte interna de las rodillas (ligamento cruzado, que son las más frecuentes en las futbolistas) y también acordes a la edad de las jugadoras, atención médica y de fisiatría libre de acoso y abuso sexual, servicio de nutrición especializado para mujeres deportistas y entrenamiento especializado para porteras. El futbol femenil no puede ser tratado como si fuera varonil.
“Algo que le ha costado a los clubes es la adaptación. Tienen 100 años desarrollando el futbol de hombres; les metes mujeres y de todas las edades –en la liga la jugadora más chica tiene 14 años y la más grande 37–, entonces tienen que aprender a trabajar en un ecosistema del que no tienen idea.
“El reto es capacitar para llegar a la profesionalización, debemos tener expertos en cada área. Han ido aprendiendo sobre la marcha, ahora lo que dicen es: ‘Vamos poco a poco’.
“Queremos ser la mejor liga del mundo y tenemos el potencial, pero el futbol es un reflejo de nuestra sociedad. Algo que está muy claro y no podemos dejar de lado es la sociedad machista en la que vivimos”, explica Mariana Gutiérrez Bernárdez, presidenta de la Liga MX Femenil.
–A la Liga Femenil le falta perspectiva de género –se le comenta a la presidenta.
–No es la versión femenil de una liga de hombres, hay que adaptarnos a las necesidades. Insisto: no dejamos de vivir en una sociedad machista, ir cambiando es cuestión de tiempo y hay que predicar con el ejemplo.
“Algo que aprendimos es que el papá ve a la hija en el futbol como un gasto; por el contrario, al hijo lo ve como una inversión, porque si el hijo pega, es la nueva estrella.
“Ellas, de la noche a la mañana, se convirtieron en profesionales; entonces, también estamos cambiando la mentalidad del papá para que también las vean como inversión. Los chavitos de fuerzas básicas se van desde los 13 años de su casa. Separar de su núcleo familiar a una niña de esa edad requiere una adaptación para la cual el equipo debe estar preparado”.
Resulta absurdo que en las premiaciones de las finales de la Liga MX Femenil no sea Mariana Gutiérrez quien en solitario entregue el trofeo y las medallas a las campeonas y subcampeonas. Quien siempre ha sido el protagonista en esas ceremonias es el ahora expresidente de la Liga MX, Enrique Bonilla.
Licenciada en diseño textil con maestría en negocios y comercialización del futbol, que tomó el curso para ser entrenadora de futbol y que proviene del sector amateur de la Federación Mexicana de Futbol, Gutiérrez Bernárdez asegura en entrevista con Proceso que ya se están dando los primeros pasos para que las cinco mujeres y los 13 hombres que dirigen en la Liga MX comiencen a diseñar sus entrenamientos con base en los periodos menstruales de las futbolistas y su edad, y con la conciencia de que las cargas de trabajo no pueden aplicarse como si fueran hombres, porque esto ha causado que las jugadoras padezcan lesiones en las rodillas.
Apenas el torneo pasado la liga detectó que la mala planeación de los entrenamientos y la sobrecarga de trabajo detonan lesiones de rodilla en las jugadoras a media temporada; algunos casos son de tal gravedad que las lesionadas tienen que permanecer un año fuera de las canchas.
Como no todos los entrenadores, médicos, fisiatras, kinesiólogos y nutriólogos cuentan con la capacitación para atender correctamente a las futbolistas, porque pocos habían trabajado con mujeres, están obligados a “desaprender”, es decir, a dejar de operar el futbol femenil como si fuera varonil. Para entrenar mujeres futbolistas deben considerarse aspectos hormonales, anatómicos y biomecánicos.
“En el Centro de Innovación Tecnológica (Citec) sí se hacía investigación sobre el futbol varonil, pero no del femenil. Empezamos a utilizar sus herramientas –el chaleco wimu con un GPS, que permite medir distintas variables en partidos y entrenamientos– y también a partir del Guardianes 2020 empezamos a enseñar a los clubes cómo trabajar con la fisiología de la mujer. Todos los cuerpos técnicos cuentan con una doctora (excepto Pachuca y Atlas) y mujeres en distintas áreas de atención a las jugadoras.
“Especialistas en futbol femenil, como Esther Morencos –preparadora física de la selección española femenil de hockey sobre pasto–, nos están dando la capacitación y especialización.
“Ella nos dio una master class sobre la importancia del ciclo menstrual que puede impactar en las rodillas. Estamos en un intercambio de conocimiento con los clubes que nos permitirá acelerar los procesos sin saltarnos las etapas de formación. Le damos valor a la jugadora para que ella también entienda su cuerpo y lo conozca”, detalla Gutiérrez.