La emergencia sanitaria global por COVID-19 ha afectado seriamente varios aspectos de la vida social, uno de los más perjudicados ha sido la educación. Las actividades escolares fueron las primeras en suspenderse en muchos países y lo más probable es que sean las últimas en retornar. La razón detrás de ello es el riesgo epidémico que viene con el funcionamiento de las escuelas, pues pueden convertirse en focos de transmisión de una enfermedad como la COVID-19.
Para evitar un mayor rezago en la educación, el gobierno de México ha implementado la iniciativa Aprende en Casa, la cual versa en grabar las clases y transmitirlas en televisión pública e internet, siguiendo los planes de estudio de la Secretaría de Educación Pública. No obstante, esta ha sido insuficiente para evitar las afectaciones de la pandemia al sector educativo, especialmente por las grandes carencias con las que vive gran parte de la población mexicana.
Varias personas y organizaciones han hablado de la necesidad de instalar condiciones adecuadas para poder garantizar el acceso a las clases durante el contexto de la pandemia. Ana Beatriz Lira Rocas, investigadora de la Universidad Veracruzana menciona que el Estado mexicano debería invertir en infraestructura digital. También afirma que los menores en México utilizan el internet para ver programas que no aportan valor como La Rosa de Guadalupe mientras que en Europa se ocupa para leer o ver documentales.
Lo cierto es que la desigualdad y rezagos económicos o tecnológicos en diferentes puntos de país han sido los mayores obstáculos a sortear para que la población pueda seguir estudiando. De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2020 del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, 91.1% de los hogares cuentan con televisor y solamente 52.1% tienen acceso a internet.
Ahora, si revisamos los datos de la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares 2019, 70.1% de las personas mayores a 6 años hacen uso de internet en el país. Sin embargo, existe una gran diferencia entre el acceso en zonas urbanas y rurales, siendo de 76.6% y 47.7% respectivamente. Los principales usos que se le dan a esta herramienta son entretenimiento, obtención de información (en donde se incluyen actividades educativas) y comunicación.
Tomando en cuenta esto, hay personas que han realizado esfuerzos significativos por evitar que la emergencia deje a las y los estudiantes sin educación. Un ejemplo es Nayeli Esparza, maestra en Calvillo, Aguascalientes que recorrió este municipio a bordo de su camioneta adaptada para dar clases a sus alumnos de forma presencial, así como recaudar útiles para apoyarles.
Los daños que ha causado la pandemia lamentablemente son enormes. La Encuesta para la Medición del Impacto COVID-19 en la Educación ha estimado que 2.2% de los y las alumnas inscritas en el ciclo 2019/2020 no concluyeron su curso, más de la mitad de ellas por alguna causa relacionada directamente con la pandemia o falta de recursos. Además, 5.2 millones de estudiantes no se inscribieron al nuevo ciclo escolar por las mismas razones. Este altísimo nivel de deserción se suma a las complicaciones que ya presentaba el sistema educativo en México, las cuales se han resaltado durante esta emergencia.