- Fuego amigo: Marko Cortés impidió que Ricardo Anaya fuera diputado plurinominal y luego bloqueó al candidato de Javier Corral a la gubernatura de Chihuahua. En el cuartel azul critican su “medianía”, sobre todo cuando el PAN carece de figuras fuertes para 2024.
EMEEQUIS
Marko Cortés está dinamitando a los alfiles del PAN con mayor potencial para posicionarse como candidatos presidenciales en 2024: Ricardo Anaya y Javier Corral. La afirmación surge del propio cuartel azul, donde las críticas al presidente nacional de ese partido crecen a puertas cerradas.
Y es que el candidato presidencial de 2018 y el gobernador de Chihuahua han padecido la rudeza de Cortés, quien les ha cerrado el paso para que puedan mover sus propias jugadas durante la elección intermedia de 2021. Al primero le impidió ser candidato plurinominal a la Cámara de Diputados y al segundo le negó la posibilidad de incidir en la nominación del candidato panista a la gubernatura de su estado.
Al parecer, nos cuentan, Marko Cortés aprendió aquellas mañas de su examigo, Ricardo Anaya, quien lideró el partido azul bajo la premisa de que “el poder se ejerce, no se presta”, una lección que su otrora pupilo ha seguido a pie juntillas. Ahora el partido está dominado por “burocracias de mediano pelo”, las cuales se repartieron las candidaturas sin pensar en llegar vivos al 2024, sino con la única consigna de “agarrar lo que se pueda cuando se pueda” (es decir, ahora).
Y como la nomenklatura partidista no le ha hecho frente a Cortés, Anaya y Corral están padeciendo las consecuencias de que el partido esté en manos de “boy scouts con profunda medianía”. ¿Quién más podría competir en las presidenciales venideras? Según las enuestas, nadie, salvo el queretano y el chihuahuense. En este espacio hemos mencionado las mediciones que dan seguimiento a los líderes políticos que podrían encabezar la oposición, las cuales señalan que Ricardo Anaya y Javier Corral son los únicos panistas identificables en esa lista. Los otros son Miguel Ángel Osorio Chong (PRI), Enrique Alfaro (Movimiento Ciudadano), Claudio X. González (empresario) y Alejandro Moreno (PRI).
Javier Corral: candidata impuesta
A pesar de que el gobernador de Chihuahua trae buenos niveles de aceptación entre la ciudadanía de su estado, y que la mayoría de las mediciones demoscópicas colocaban a su alfil Gustavo Madero como un candidato con potencial para convertirse en gobernador del estado, Marko Cortés se alió con el grupo de Felipe Calderón y algunos sectores locales para imponer a Maru Campos, una candidata con amplias posibilidades de ser descarrilada de la contienda.
Aunque en tierras norteñas todos tenían claro desde hace tiempo que el escándalo de corrupción del exgobernador César Duarte terminaría salpicando a la ahora candidata a la gubernatura de Chihuahua, sus promotores se esmeraron en lanzarla para el puesto, un asunto que generó reiterados reclamos por parte de Corral.
Y no es para menos, Campos formó parte de la red de sobornos de César Duarte, quien le dio poco más de 10 millones de pesos para que lo respaldara cuando se desempeñó como diputada local y como presidenta municipal de Chihuahua. Los expedientes de la llamada “nómina secreta” también refieren que Duarte le pagaba hasta la tarjeta de crédito.
El asunto ahora pasa por tribunales locales, dejando una estela de dudas y cuestionamientos que minan las posibilidades de que el PAN pueda vencer a Morena en Chihuahua, pero el cálculo político parece no importarles a Cortés, Calderón y los suyos, quienes se repartieron espacios de poder de un partido menguado.
Anaya: por la libre
Al que de plano no le quedó de otra más que subirse a su camioneta y tomar las carreteras para hacer campaña fue a Ricardo Anaya, quien aspiró a obtener una diputación plurinominal por su partido, pero le cerraron la puerta en las narices.
Luego de pasar corajes, decidió tomar el volante y dar vueltas por diversos poblados del país para llevar su mensaje en pequeñas reuniones donde platica con la gente, o a partir de videos donde critica al presidente Andrés Manuel López Obrador, en una apuesta por convertirse en el “AMLO de la derecha”: aguerrido, contestón, victimista.
Ya hasta el veterano Diego Fernández de Cevallos decidió, a los 80 años, apuntarse en Twitter para tratar de levantar la voz de los panistas, quienes se han quedado sin voceros frente a la opinión pública, y todo por la avaricia de Marko Cortés y los burócratas que dirigen al partido.
Con Anaya jugando por la libre, sin posibilidad de tener un puesto político en las intermedias de 2021, y con Corral en plena recta final de su mandato al frente del gobierno de Chihuahua, las posibilidades de que el PAN sea identificado por amplios sectores de la población se reducen drásticamente, plantean desde el cuartel azul.
El “tapado” de Marko Cortés
Los inconformes con el estilo de dirigir de Marko Cortés comentan que nada de lo que hace el michoacano –que no pudo contender por algún puesto en aquel estado porque casi nadie lo conoce– es por simple capricho. Le conceden que tiene un cálculo para cerrarle los espacios a Ricardo Anaya y Javier Corral.
Resulta que quienes controlan el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PAN tienen acordado impulsar al gobernador de Yucatán, Mauricio Vila, quien tiene excelentes índices de aprobación en su entidad. Y sí, allá tiene querencias: ha sido diputado local y presidente municipal de Mérida. Termina su gestión en 2024.
La cuestión es que en el resto del país pocos ubican al gobernador Vila. Pareciera un caso parecido al del propio Cortés: personajes con cierto buen posicionamiento en sus entornos cercanos, pero desconocidos para los mexicanos en general. Políticos que saben tejer alianzas de oficina, pero poco hábiles para ganar simpatías en la calle.
Así, la guerra interna por el control del PAN, que por lo pronto avanza casi a puerta cerrada, lejos de los reflectores públicos, amenaza con arreciar después de junio del 2021. Principalmente si los resultados electorales los colocan por debajo de sus niveles actuales.