APRO/Claudia Villegas
Con los permisos de autoabastecimiento eléctrico impulsados en el gobierno de Felipe Calderón y validados por el de Enrique Peña Nieto no sólo se dio paso a un mercado paralelo que compite con la Comisión Federal de Electricidad (CFE) por los mejores clientes, sino que surgió un mercado financiero vinculado con emisiones de deuda a través de fideicomisos privados para obtener recursos y rendimientos adicionales, a partir de esos proyectos de generación de electricidad.
Así, la recuperación de la inversión en proyectos de generación de energía para los jugadores privados que obtienen tarifas más atractivas no sólo se realiza con el ahorro del autoconsumo, sino que se obtienen beneficios financieros para sus inversionistas a través del mercado de valores vendiendo electricidad a terceros bajo el esquema de “socios”, como en el caso de la cadena de tiendas Oxxo del Grupo Femsa o Walmart.
Con 94 amparos ante el Poder Judicial en contra de las resoluciones de la CFE, las llamadas sociedades de autoabasto de electricidad que utilizan la infraestructura de la Comisión no sólo compiten con la empresa del Estado mexicano por el mercado de grandes consumidores, tanto industriales como residenciales, sino también por los recursos del mercado de deuda, donde la empresa productiva del Estado participa con sus propias emisiones.
El miércoles 3, en el Senado de la República se aprobó la reforma a la Ley de la Industria Eléctrica que da prioridad a la energía generada por las plantas de la CFE para su distribución y transmisión.
La CFE argumentó que enfrenta una competencia desleal desde hace dos décadas, lo que ha afectado sus ingresos y recursos para seguir invirtiendo en infraestructura, por lo cual necesita recuperar la rectoría del mercado eléctrico, que comenzó a perder desde 1992, cuando el gobierno de Carlos Salinas de Gortari reformó la Ley del Servicio Público de Energía Eléctrica para incrementar la participación privada en la generación de electricidad.
Fue entonces cuando los usuarios industriales tuvieron, por primera vez, una alternativa de suministro diferente a la CFE a través de la figura de productores independientes de energía. Sin embargo, no fue sino hasta 2010, con el gobierno de Felipe Calderón, cuando proliferaron las sociedades de autoabasto al permitirse la integración de “socios”.
A pesar de la polémica en torno al nuevo marco legal, la CFE se enfrentará a una batalla legal ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) porque los beneficiarios de las sociedades de autoabasto de electricidad defenderán el marco legal anterior para seguir operando, dado que la ley no puede ser retroactiva.
La Barra Mexicana y un ejército de despachos privados ya tienen listos los argumentos para esta batalla legal que se inició con los juicios de amparo contra los cambios en costos y tarifas para este sector, que impulsó la CFE el año pasado. La SCJN, además, ya se ha pronunciado respecto a la figura del autoabasto y lo ha validado a pesar de sus vicios de inconstitucionalidad.
Las sociedades de autoabasto también esgrimirán ante la CFE que han realizado inversiones en subestaciones, redes de interconexión, líneas y centrales de transmisión. Si bien los jugadores privados en este mercado no pueden ser propietarios de esta infraestructura, han realizado inversiones que harán valer en un eventual juicio para defender sus “derechos adquiridos”, dado que han firmado convenios de inversión.
Al cierre de enero de 2021, la filial de CFE Intermediación de Contratos Legados (ICL) opera 246 permisos de autoabastecimiento con una capacidad instalada de 11 mil 852 megawatts (MW) y 72 mil 366 cargas asociadas, clientes a los que la CFE les brinda respaldo y distribución. La CFE los califica, sin embargo, como una estrategia de dumping a cargo de empresas que le quitan los clientes más rentables, según un documento de la empresa.
CFE ICL funciona a través de un balance financiero en el cual se integran las operaciones en el mercado mayorista, las operaciones de los certificados de energía limpia y los costos operativos de la filial. Cada año, sin embargo, el resultado de esta operación ha representado una pérdida que se distribuye entre los participantes pero que la CFE absorbe mayoritariamente.
En 2017 la pérdida por los esquemas de autoabasto y cogeneración fue por 6 mil 215 millones de pesos. En 2018 la pérdida de la filial CFE ICL fue de 7 mil 820 millones de pesos y en 2019, de 6 mil 805 millones.
Estas pérdidas, según documentos de la CFE, son pagadas entre todos los participantes del mercado. Sin embargo, la mayor proporción se aplica a la subsidiaria CFE Suministro Básico, pues representa alrededor de 95%.
“Esta pérdida se puede considerar un subsidio que se otorga a todos los contratos de interconexión legados, ya que al garantizar el cumplimiento del contrato legado lo exime de los riesgos por las transacciones comerciales en el mercado mayorista, mismos que sí hace frente la filial de CFE mediante el mecanismo del Balance Financiero. Adicional a este subsidio a los Contratos de Interconexión Legados, sus ganancias se incrementan de forma importante derivado de los contratos internos con sus respectivos socios, a partir del precio de producción de energía eléctrica en relación con el precio de la tarifa de CFE”, señala información de la empresa eléctrica.
La CFE advierte que se corre el riesgo de que su participación en la generación neta del servicio eléctrico nacional caiga a 30% y que entre 2029 y 2030 llegue a 16%, lo que le impediría atender a usuarios en zonas marginadas. Actualmente más de 2.5 millones de personas en el país no tienen cobertura de energía eléctrica. El objetivo de la CFE es contribuir con más de 54% de la generación neta de electricidad.
Negocio en auge
Las sociedades de autoabasto han incrementado su número de socios mientras aumentan el porteo de electricidad a través de la infraestructura de la CFE. En 2017 se registraban en estas figuras jurídicas 29 mil 998 socios; en 2018, 47 mil 581 asociados y en 2019, más de 66 mil 688. Para enero de 2021 ese número ya había crecido a 72 mil 366, un incremento de 58%.
Estos socios ya no adquieren electricidad a la CFE; pagan tarifas más bajas porque los costos se “socializan” a través de las reglas del mercado mayorista. Además, cuentan con una bolsa de energía, la cual les permite compensar la energía cuando dejan de generar, además de contratos de respaldo de generación ante eventuales fallas con precios preferenciales. Durante la contingencia y los cortes derivados de la crisis del gas natural en Texas, las sociedades de autoabasto operaron sin problemas sus contratos de respaldo y ejercieron los derechos de su bolsa de energía.
De acuerdo con los prospectos de colocación de varios fondos y empresas con participación en el mercado de permisos de autoabastecimiento de electricidad, a los inversionistas del mercado de valores se les advierte, sin embargo, que el cambio en las leyes del sector y en el marco regulatorio de los permisos de autoabastecimiento provocaría que los instrumentos y fideicomisos creados especialmente para financiar su incursión en este mercado pierdan rentabilidad.