En el último siglo, las ciudades se han convertido en el núcleo central de la población. El acelerado crecimiento de la población urbana ha generado que las ciudades sean el principal punto de aglomeración. Actualmente, el 55 % de la población mundial vive en áreas urbanas. En 2045, se estima que 7 de cada 10 personas vivan en ciudades (Banco Mundial, 20202). La evolución de las áreas urbanas ha sido extraordinaria. Las ciudades han sido señaladas como motores de innovación cultural, económica, política, conocimiento, tecnológica y de salud (Glaeser, 2011). No obstante, estas externalidades no se distribuyen de manera homogénea a través del espacio. La dotación y localización de infraestructura es uno de los principales retos que enfrentan las ciudades contemporáneas, resultado de un acelerado proceso de urbanización. En particular, la infraestructura social ha cobrado gran interés en estudios urbanos ya que está relacionada con la generación de redes simbólicas que promueven la socialización e integración de la población. Su importancia va más allá de su uso práctico, al ser espacios donde la población puede socializar a partir del uso compartido y la experiencia colectiva que incentiva este tipo de infraestructura (Latham & Layton, 2019). Promover y garantizar la dotación de infraestructura social es fundamental en términos de planeación urbana al estar relacionada con la creación de espacios inclusivos de la población urbana.
La infraestructura social es un elemento clave de las ciudades, es su ámbito público colectivo. Este tipo de infraestructura abarca una amplia gama de instituciones y elementos físicos tales como: a) instituciones públicas: librerías, museos, plazas, teatros, escuelas, parques; b) comercio: mercados, cafés, bares, restaurantes, centros comerciales, salones de belleza; c) actividades recreativas: instalaciones deportivas, iglesias, cines; d) transito: infraestructura de movilidad, sistema de transporte, carriles de bicicleta, aceras peatonales, senderos para caminar y paradas de autobús. Estos espacios tienen una contribución elemental en el ámbito social de las ciudades, ya que más que satisfacer una necesidad, son espacios donde la población socializa y hace conexión con otros. Es decir, la infraestructura social son espacios a partir de los cuales las ciudades pueden desarrollarse y experimentarse como entornos inclusivos.
En los países de ingresos medios y bajos, como es el caso de México, la desigualdad en el acceso de servicios e infraestructuras es uno de los principales retos que enfrenta el desarrollo urbano. El acelerado proceso de urbanización que caracteriza a estos países ha generado importantes transformaciones físicas y sociales que impactan, directa e indirectamente a la población. El crecimiento urbano se ha caracterizado por una constante expansión del polígono urbano y demanda de servicios urbanos (vivienda, transporte, empleo, servicios e infraestructura). No obstante, la dotación de servicios urbanos no ocurre de manera equitativa al interior de las ciudades.
En particular, la localización de infraestructura social beneficia, en mayor medida, a ciertos sectores de la población. Actualmente, la infraestructura social se localiza en lugares estratégicos que beneficia la plusvalía de ciertas áreas habitacionales o comerciales. La provisión de este tipo de infraestructura excluye, principalmente, a sectores de la población de bajos ingresos o económicamente desfavorecidos. Esto es claro cuando cotidianamente observamos que en la mayoría de las ciudades de nuestro país se desarrollan extensos bloques de áreas habitacionales de ingresos bajos con altas densidades y una mínima (en muchos casos, nula) dotación de infraestructura social. La privación de este tipo de infraestructura ha generado una serie de externalidades negativas que afectan todos los días a la población que las habita.
La infraestructura social es un elemento fundamental para el desarrollo de la creciente población urbana. Garantizar la infraestructura social es necesaria para nutrir la vida pública, pero también para medir y prevenir algunas de las preocupaciones más importantes que enfrentan las ciudades actualmente: violencia, aislamiento social, salud pública, carencia de espacios para todos, independientemente de la edad, raza, género, preferencias sexuales o ingreso. Es importante señalar la gran responsabilidad que tienen los planeadores de la ciudad y autoridades competentes en garantizar una adecuada gestión de la infraestructura social. Es fundamental, eliminar las barreras y asegurar espacios que fomenten la socialización e integración de la población que vive en ciudades.
Bibliografía.
Banco Mundial. (2020). Desarrollo urbano, Panorama General. Consultado en: https://bit.ly/3vNgSy9
Latham, A. & Layton, J. (2019). Social infrastructure and the public life of cities: studying urban sociality and public spaces. Wiley, 13.