Francisco en Irak/ Taktika - LJA Aguascalientes
09/04/2025

La Catedral de la Inmaculada Concepción, Karakosh, Irak., 7 de marzo de 2021. Lenta, pero seguramente, el Papa Francisco avanza en medio de una multitud que arrebatadamente grita su nombre. Las mujeres expresan su alegría haciendo ulular sus lenguas. La satisfacción se refleja en el rostro del vicario de Cristo, pues siente empatía por la multitud y los ve como el Nazareno los vio alguna vez: ovejas que necesitan de la guía espiritual y la protección del Buen Pastor. 

Sin embargo, son los niños, con rostros cubiertos por mascarillas, quienes agitan con frenesí, a pesar de que en su corta existencia ya han conocido dos tragedias, la barbarie del Estado Islámico y la pandemia del covid-19, las banderas de Irak y del Vaticano y hojas de palma. Esa escena hace recordar las palabras del Divino Maestro: “Dejad que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el reino de los cielos es de quienes son como ellos”.

La escena arriba mencionada sirve como prólogo al presente artículo, el cual pretende explicar la importancia desde el punto de vista diplomático, ecuménico, y geopolítico la visita del Papa Francisco a Irak.

Irak, tierra martirizada por la dictadura de Saddam Hussein y por la invasión angloamericana en 2003, dirigida por George W. Bush, el Texano Tóxico, y Tony Blair, con el argumento espurio de “destruir las armas de destrucción masiva” y de “eliminar a Al-Qaeda”, resultó un sangriento fracaso, pues jamás encontraron el precitado armamento, pero sí desestabilizaron al país árabe, pues las dos ramas del Islam, los sunitas, representantes de la tradición y la ortodoxia, y los chiitas, seguidores de Ali, yerno del profeta Mahoma, radicalizaron sus posiciones.

En marzo de 2004, las autoridades estadounidenses ordenaron clausurar un periódico propiedad de Muqtada al-Sadr, un connotado clérigo chiita. Muqtada hizo un llamado a la rebelión contra los “vampiros estadounidenses y sus perros falderos británicos”. Los angloamericanos intentaron infructuosamente destruir a las fuerzas de Muqtada. Sin embargo, la intervención del líder espiritual de los chiitas, el Gran Ayatolá Ali Sistani, evitó una revuelta general contra la ocupación extranjera.

En ese mismo fatídico año, se estableció Al-Qaeda en Mesopotamia, una franquicia de la red terrorista Al-Qaeda dirigida por Osama bin Laden. El dirigente de esta vertiente era el jordano Abu Musab al-Zarqaui, quien procedió a acentuar la división de los musulmanes en Irak, pues los sunitas buscaron la protección de Arabia Saudita, Jordania y Qatar, mientras que los chiitas se refugiaron bajo el paraguas de Irán. 

En 2006, al-Zarqaui fue eliminado por los estadounidenses. Sin embargo, su relevo no tardó en aparecer: Abu Bakr al-Bagdadi, un doctor en estudios islámicos, quien había sido prisioneros de la Unión Americana, reorganizó a su caterva y, en abril de 2013, adoptó el nombre del Estado Islámico de Irak y Levante. 

En la primavera de 2014, los milicianos del Estado Islámico avanzaron, como un torrente de lava, por el norte de Irak, masacrando prisioneros de guerra –en vivo a todo color por You Tube y Twitter–, esclavizando a los cristianos y a los yazidis y prometiendo que sus “banderas negras ondearían algún día sobre Londres y Nueva York, en la capital del jefe de los cruzados, Roma, y la guarida de los apóstatas, Teherán”. 

Para Irán, el hecho de que se instaurara un califato bajo la égida del Estado Islámico, desde el mar Mediterráneo hasta los montes Zagros, era un anatema. Por ello, envió refuerzos a Irak y logró que el Gran Ayatolá Ali Sistani apoyara el esfuerzo bélico. Entre las unidades de milicianos que combatieron y derrotaron al Estado Islámico destacaba una: la Brigada Babilonia, formada por cristianos, católicos y ortodoxos.


¿Por qué es trascendental la visita del Papa Francisco a Irak? Primero, Francisco se entrevistó, en la ciudad sagrada de Náyaf, con el Gran Ayatolá Ali Sistani. Esa conversación de 50 minutos provocó reacciones a lo largo y ancho del Medio Oriente, pues es inusual que el Sumo Pontífice de la Iglesia Católica se entreviste con un personaje que es amigo de Irán, el archirrival de Arabia Saudita, los Estados Unidos y de Israel.

Segundo, la reunión ecuménica entre las diversas denominaciones cristianas –católicos y ortodoxos– y musulmanes –chiitas y sunitas– fue celebrada en Ur, la tierra natal del profeta Abraham. Un claro mensaje de que el catolicismo no olvida que Mesopotamia, la “Tierra entre los dos ríos”, ocupa un lugar especial en su imaginario por episodios narrados en el Antiguo Testamento: la torre de Babel, el festín de Baltasar, el deceso de Sardanápalo, y que, después de la conquista de Jerusalén, los judíos fueron sojuzgados, trabajaron como esclavos y que, “por los ríos de Babilonia, lloraban cuando se acordaban de Siòn”1

Tercero, en la geopolítica del Vaticano, es imperativo salvar a la comunidad católica –caldea y siria– que vive en Irak, pues, hasta antes de la invasión angloamericana, vivían 1.5 millones de fieles. Hoy en día sólo quedan unos 300 mil creyentes.

Por ello, Francisco viajó a Karakosh, “la capital cristiana de Irak”, urbe famosa por sus diez iglesias. Ahí, en la Catedral de la Inmaculada Concepción, edificio desacralizado por los milicianos del Estado Islámico, el Sumo Pontífice entregó un antiguo libro de liturgia, que fue recuperado de la iglesia y regenerado en Italia. Asimismo, bendijo y regaló un rosario al jefe de la Brigada Babilonia, Rayan al-Kildani, quien combatió contra los fundamentalistas del Estado Islámico. 

El escribano concluye: la entrevista con el Papa Francisco sirvió al Gran Ayatolá Ali Sistani para enviar un mensaje de que “Irak no estará del lado de los Estados Unidos, pero apoyará la estabilidad en el Medio Oriente”2. Por su parte, el obispo de Roma tendió puentes con el mundo musulmán y mostró apoyo a una de las comunidades católicas más antiguas del orbe, pues sabe, al igual que Hermann Rauschning y Martin Luther King, que “una religión que no se preocupa por los problemas que aquejan el alma de los hombres es, socialmente, una religión moribunda”. 

Aide-Mémoire. – El orden geopolítico que está surgiendo de la pandemia covid-19 está siendo moldeado en Beijing, Moscú y Washington. 

 

1.- Rivers of Babylon (1978) https://bit.ly/30SlR2q

2.- Sistani sends message after the Pope`s visit to the US and the Vatican and Palestine https://bit.ly/3bTHc1H


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