La obra prima de Xochipilli Hernández está armada en cuatro series y cada una de ellas contiene un estilo definido, un tema particular y el propósito expreso en el verso. Declaración de vida (Reverberante, 2020) registra un momento inicial y actual de su autora, el interés de la búsqueda formal, estructural, temática y estilística, pues, en general, el poemario es una declaratoria del espacio de la poesía en distintos niveles. La poesía, pues, parece ser el elemento reactivo como ejecutor, pero igualmente es el protagonista del poemario. Las secciones dichas son “No lugar, “Crónicas del Génesis”, “Cinco poemas asimétricos” y una serie sin nombrar a la denomino “Poemas sueltos”. El tema, me parece, se vincula con la búsqueda de la voz poética y con la figuración de la forma. El libro realiza un recorrido intelectivo el cual recupera distintos momentos de las tradiciones de la poesía, tanto de los hispanismos como de otras lenguas. Sobresale la sensualidad versal de la primera parte; las voces de la poesía moderna, del creacionismo y la poesía náhuatl de la segunda; la función narrativa en la tercera; y, presumiblemente, el ritmo que nos ha heredado Bécquer en la cuarta. Así, en suma, como ocurre, esencialmente, en todo primer poemario, la voz y el poeta se hayan en la búsqueda imperativa, la distinción, en este caso, radica en la seguridad lírica y la asimilación efectiva de quienes posiblemente son los predecesores de Xochipilli Hernández. La poeta toma una postura poética aunque detrás de esa posición estética también cabría señalar una postura ética. No me refiero a una militancia ideológica-social, sino a una actitud de vida frente al quehacer de la lírica en el siglo XXI.
Me gustaría precisar algunos aspectos señalando versos o poemas completas que me orienten en la explicación. De esta manera el lector comprenderá la importancia y significado del argumento. Por ejemplo, “No lugar”, es una serie de poemas sensualistas donde la relación de un yo (autora o voz en el poema) con un tú (la poesía) traslada el espacio textual a una suerte de ficcionalización de la realidad: “Es tu recuerdo, entonces, la dulce muerte del presente./ La gran belleza entre mis sueños y tu nombre.” También persiste la clave del espacio donde sucede ese conjunto de ficciones e idealizaciones, a saber, la noche como centro de inspiración, o sea, el momento de la poesía, en donde su manifestación real evoca lo que los románticos nos enseñaron qué es el genio y su figura en el desarrollo y la producción del arte. La función de estos aspectos de la primera parte, dentro del poemario en su totalidad, al estar colocada al inicio señala una semántica de la búsqueda poética, la inspiración como una relación entre un yo-tú. Quizá la isotopía que permita comprender esto de mejor manera sea la función que tiene la brújula. Pienso en un poema cuyo centro de gravedad concreta mi exposición.
¿Te acuerda de la noche en aquel lugar
al que dios no ha santificado con su vista?
Era otoño, pero el frío no dio cuenta de sí.
¿Qué era el frío si en tus ojos
reinaba encendido el verano?
¿Qué era el frío si el verano te reconoció entero?
Me gustaría revisar el poema en su totalidad, no obstante invito al lector a leer Declaración de vida para que haga efectiva su lectura. Dicho esto, quiero mencionar otras características como una conclusión. La segunda parte, “Crónicas del Génesis”, reúne diez poemas cuyo título es el número romano, del I al X. Poemas evocativos y ello hace pensar en una idea sustancial de la poesía. Este género literario opera bajo la capacidad de la memoria, la evocación, sin embargo dentro de ese campo memorístico la poesía sigue siendo la particular base: “Tú eres canto y flor…”. ¿Cómo no pensar en nuestra tradición de los príncipes poetas de Tenochtitlan? En contraste, la siguiente sección, “Cinco poemas asimétricos”, fijan una oposición al sentido estructural que hasta ahora está presente en la lectura, esa diferenciación es el juego, lo lúdico, metapoético y brevedad de los cinco poemas. Son poemas cuyo interés radica en un riesgo genuino basado no en una experimentación gratuita, sino en un conocimiento del uso gramatical y sintáctico de la narrativa.
La poeta Xochipilli Hernández declara en su primer poemario más que una creencia, fe o afirmación, en realidad se trata de una confesión poética y ética, porque expresa, además de sus ascendentes líricos, sus inquietudes temáticas, sus lecturas y el interés retórico por la hechura del poema. El lector tiene en este libro la voz de una poeta mexicana que formará parte, sin duda, siempre y cuando esa precisión, exigencia y rigor persistan en su escritura, de la próxima tradición de la poesía.