El mundo ha comenzado a tomar un curso de acción para reactivar la economía frenada a propósito en 2020 para prevenir la propagación de la pandemia del virus SARS-CoV-2 y no veo al Gobierno de México alineado con la tendencia global de reimaginar, reconstruir, rediseñar, revitalizar y rebalancear la economía y el planeta. Las acciones que hoy tomen nuestros líderes definirán a la presente generación porque el virus cambió todo el escenario de manera permanente.
En enero pasado el Foro Económico Mundial tuvo como principal tema El Gran Reinicio (“The Great Reset”) en la que los principales líderes políticos, empresariales, académicos y celebridades del mundo discutieron sobre la oportunidad que la crisis está brindando para darnos cuenta de todo aquello que falló en el pasado y en consecuencia que debemos solucionar.
Se trata de anticiparse y adaptarse a la nueva realidad, tomar las oportunidades que los retos del presente ofrecen para avanzar hacia el futuro con optimismo. El coronavirus ha cambiado todo para siempre, los trabajos, la forma como se lleva a cabo el comercio y la logística de producción y distribución que se ha hecho mucho más demandante, la movilidad como la conocíamos se ha visto afectada poniendo en crisis las industrias de transporte de pasajeros, turismo y el esparcimiento como los sectores de espectáculos en vivo y el cine. Los impactos en unas áreas conllevan efectos en otras y la tecnología y las personas están jugando un papel mucho más relevante.
Nos asomamos a la cuarta revolución tecnológica que modificará la manera como interactuamos en el mundo, la inteligencia artificial y el internet de las cosas, entre otras nuevas tecnologías deberán ser adoptadas por los gobiernos de todo el mundo en todos sus niveles para mejorar sus niveles de respuesta a las necesidades de la gente. La educación ya ha cambiado de manera forzada pero no ha sido adaptada de manera adecuada. Las empresas están siendo presionadas por sus clientes que requieren mejores productos y servicios a domicilio con mayor rapidez. Los actores políticos y económicos tendrán que lidiar con una sociedad mucho más demandante y participativa que también requiere un nuevo contrato social, una evolución drástica como no se ha visto desde la revolución industrial. Por eso, esta revolución debe contemplar el combate a la inequidad y las disrupciones comerciales para remediar todo lo que el sistema neoliberal no logró resolver, pero sin que eso signifique volver a modelos del pasado que también probaron ser ineficientes como la Cuarta Transformación de morena que pretende regresarnos a un sistema nacionalista, aislado, con el poder centrado en la figura de una sola persona y con instituciones débiles para coartar la libertad ciudadana.
Se requiere transformar los gobiernos y los entes productivos y de servicios en conjunto, de manera sistemática y no aislada, por lo que la intervención de expertos, universidades e investigadores será esencial para llevar a cabo una rápida y acertada mutación acorde al nuevo entorno y las nuevas circunstancias, económicas, sociales, medioambientales y políticas.
José Ángel Gurría, secretario general de la Organización de para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), señaló que no debemos regresar al satus quo que teníamos antes de la pandemia simplemente por ese motivo y el secretario general de la ONU apuntó qué hay esperanza con la vacuna, pero no hay vacuna para el planeta, por lo que el reinicio debe contemplar una agenda verde para una economía sostenible.
Todo esto ocurre mientras en México el presidente López Obrador defiende la Ley Eléctrica que pretende sacar del mercado de generación de energía eléctrica a empresas que ofrecen energías sustentables aún en contra de la Constitución y de tratados internacionales que incluyen el T-MEC avalado por el mismo, para dar prioridad a tecnologías basadas en combustible o contaminante simplemente porque su pequeña mente le impide ver hacia el futuro y se concentra en obtener votos fáciles para ganar las elecciones que lo mantendrán en el poder.
El Gran Reinicio requiere una enorme confianza, participación y diálogo entre las sociedades, los gobiernos y los empresarios de todo el mundo y por supuesto ya enfrenta los ataques de grupos radicales que lo llevan al plano ideológico al acusar que se trata de una maquinación para preservar el sistema capitalista global. Sin embargo, es precisamente lo contrario a lo que los líderes han propuesto: salvar al planeta; buscar una economía mundial más justa; uso intensivo de tecnología para beneficio social; atender una agenda de salud mucho más amplia que contemple la experiencia obtenida; atención a los problemas del desempleo generado por el sistema económico pre pandemia y durante la crisis sanitaria; alcanzar un equilibrio de los objetivos empresariales para coordinarse con la agenda ambiental, laboral y económica; y 17 objetivos de desarrollo sostenible de la ONU para mejorar las condiciones de la humanidad.
Se trata de un cambio de paradigma que contrasta fuertemente con la política regresiva, estatista y anti democrática que nuestro gobierno impulsa. No se trata de pelearse con los empresarios, sino de incluirlos y comprometerlos, se trata de tomar responsabilidades globales en materia ambiental, de buscar la equidad social de forma permanente y no por circunstancias electorales o ideológicas, se trata de de quitarse las ataduras mentales para imaginar un futuro posible para todos, no solamente para López Obrador.