Suez, Egipto. 23 de marzo de 2021. El buque portacontenedores MV Ever Given, avanza, cual mitológica bestia marina, por el pasaje marítimo. De pronto, el simún –el agresivo viento, cálido y seco, que sopla en los desiertos de Arabia y el Sahara– azota, con ráfagas de hasta 70 kilómetros por hora, los costados del navío. De manera gradual, el barco comienza a dibujar sobre el agua una serie de extrañas piruetas hasta que, como si fuera una ballena agotada, queda atrapado a mitad del canal.
En cuestión de minutos, se registra un embotellamiento marítimo porque más de 300 buques se encuentran impedidos de atravesar la estratégica arteria, lo cual envía ondas de choque por el orbe en los aspectos económico y geopolítico.
La escena arriba mencionada sirve como prólogo al presente artículo, el cual pretende explicar cuáles son las repercusiones geopolíticas del encallamiento del MV Ever Given, propiedad de una compañía de Taiwán y que enarbola bandera panameña.
Primero un poco de historia: durante el antiguo Egipto, los faraones habían construido una conducción entre el río Nilo y el mar Rojo. Luego, en 1869 se inauguró el canal de Suez, un proyecto franco-egipcio que conectaba los mares Mediterráneo y Rojo. Este proyecto de infraestructura revolucionó la economía mundial, pues redujo la distancia entre Inglaterra y el India-entonces colonia británica, en más de seis mil kilómetros.
Para los británicos, el canal de Suez era tan importante como el mismísimo río Támesis. Por ello, compraron las acciones de la compañía que operaba el canal y, luego, ocuparon con tropas Egipto, al cual convirtieron en un estado vasallo desde 1882 hasta 1954. Es decir, nominalmente Egipto era un estado independiente, pero en la realidad estaba sometido a los dictados de Londres.
El señorío británico sobre el canal de Suez sólo fue amenazado, durante la Segunda Guerra Mundial, por la Alemania nazi: en julio de 1942, el Deutsches Afrika Korps, liderado por Erwin Rommel, llegó a 90 kilómetros de Alejandría, lo cual provocó el caos entre los británicos. Sin embargo, Rommel fue derrotado en la batalla de El-Alamein y los germanos expulsados de África del Norte.
En 1952, los líderes de la Sociedad de los Oficiales Libres, Gamal Abdel Nasser y Anwar el-Sadat, derrocaron a la monarquía y delinearon dos objetivos: liberar a Egipto de la tutela británica y convertirlo en el guía del mundo árabe. El primer objetivo se logró en 1954, con la retirada británica de la zona del canal de Suez.
El 26 de julio de 1956, Nasser nacionalizó el canal de Suez. En respuesta, el primer ministro británico, Anthony Eden, calificó la acción como “un atraco” y, junto con Francia e Israel, urdió un plan para invadir Egipto y recuperar el dominio sobre el conducto marítimo. La operación castrense anglo-francesa, con el apoyo israelí, fracasó por dos motivos: los Estados Unidos no apoyaron la aventura imperial; y la Rusia soviética amenazó con utilizar armas atómicas contra los agresores.
Debido a la rivalidad árabe-israelí, el canal de Suez permaneció cerrado entre 1967 y 1975. Fue hasta el año 2014 cuando el presidente de Egipto, Abdelfatah al Sisi, se decidió por la ampliación del conducto. El engrandecimiento se terminó un año después y el canal recuperó su preponderancia porque el 10% del comercio mundial transita por sus aguas.
Quizá el amable lector se pregunte: ¿Cuál es la relación con la geopolítica? La respuesta, según el escribano, es la siguiente: primero, en los días previos al encallamiento del MV Ever Given ocurrieron una serie de eventos en la política internacional: la reunión virtual de los líderes de Australia, los Estados Unidos y Japón (12 de marzo); el mandatario estadounidense, Joe Biden, declaró que su homólogo ruso, Vladimir Putin, es “un asesino” (17 de marzo); la primera reunión formal entre altos funcionarios chinos y estadounidenses, la cual se caracterizó por el lenguaje agresivo e irrespetuoso entre ambas partes (20 y 21 de marzo); y, finalmente, el cenáculo de los ministros de Asuntos Exteriores de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), durante la cual se hicieron fuertes declaraciones contra la Federación Rusa (22 al 25 de marzo).
Segundo, una vez que se supo del atasco del MV Ever Given, dos países aprovecharon la coyuntura para sacar raja geopolítica: Rusia y China. Los rusos, a través de Rosatom, la empresa pública encargada de la regulación del complejo nuclear, declararon vía Twitter que, si se utilizaba el canal de Suez, se corría el riesgo de “atacarse por días”1 y que era mejor utilizar la Ruta del océano Ártico, la cual reduce en un 40 por ciento el tiempo entre Europa y Asia y tiene menores costos de transporte.
Por ello, el día 26 de marzo, el Ministerio de Defensa publicó un video de unas maniobras militares previamente planeadas, en donde tres submarinos nucleares rusos emergen simultáneamente de la capa de hielo y nieve del océano Ártico y de dos aviones caza MIG-31 siendo reabastecidos de combustible sobre el Polo Norte2. El mensaje es claro: Rusia “ve la promesa del Ártico con gran claridad geopolítica”3 y se ofrece como un proveedor confiable en materia de rutas marítimas y de seguridad.
China, por su parte, signó, el día 27 de marzo, un acuerdo de cooperación estratégica con Irán. Para los chinos, el encallamiento del MV Ever Given “refuerza su reticencia para utilizar rutas marítimas”4. Esto porque la marina de Guerra estadounidense pudiera, en caso de un eventual conflicto bélico “embotellar” a la armada china en los estratégicos estrechos de Malaca y de Ormuz.
Por lo tanto, para Beijing es mejor desarrollar trenes de alta velocidad que, a través de Rusia e Irán, conecten a China con los mercados potenciales en Asia Central, Europa y el Medio Oriente.
El escribano concluye: el encallamiento del MV Ever Given hubiera ingresado por sí solo al anecdotario de la historia naval. Sin embargo, el actual contexto geopolítico le confiere una nueva dimensión por la relación entre la infraestructura logística con la estrategia, la diplomacia y la geopolítica de cada país; y, finalmente, esto es una lección que nosotros en México no debemos soslayar, en especial, con respecto al proyecto del Istmo de Tehuantepec.
Aide-Mémoire. – En pocos más de 60 días, Joe Biden, con su política exterior de “competencia extrema”, ha intensificado la rivalidad con la República Popular de China y la Federación Rusa.
1.- Rosatom Global https://t.co/SqcMmlC0K8
2.- UMKA-2021 https://bit.ly/3rwvn68
3.- Stavridis, James. Sea Power: The History and Geopolitics of the World´s Ocean. New York, Penguin Books, 2017, p. 247
4.- Birth of a new geopolitical paradigm https://bit.ly/39wE89Y