APRO/Juan Carlos Cruz Vargas
En un inicio de año marcado por el cierre de plantas y apagones, la economía mexicana se desplomó 4% anual en febrero pasado, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Sobre el indicador Oportuno de la Actividad Económica (IOAE), que estima anticipadamente una variación del Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE), señaló que aquel prácticamente registró una caída similar en enero.
El Inegi señaló que mientras el IGAE y sus actividades económicas se dan a conocer aproximadamente ocho semanas después de terminado el mes de referencia, el IOAE presenta sus estimaciones apenas tres semanas después del cierre de mes, es decir, cinco semanas antes de la salida de los datos oficiales.
Considerando los principales grandes sectores de actividad del IGAE, se tiene que para las actividades secundarias o industriales se calcula una caída anual de 4.2% en febrero pasado, mientras que para el sector terciario o del comercio, servicios y turismo, la disminución anual fue de 4.3% en el segundo mes del año.
Por un lado, el desplome de la industria “es atribuible a la desaceleración que la manufactura de exportación presentó durante el primer bimestre, tanto por el menor dinamismo mostrado por la industria en Estados Unidos, como por la reducción de la producción causada por los desequilibrios energéticos en febrero”, señaló el análisis elaborado por el Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC).
En tanto, la caída en el sector terciario de la economía se explica por la debilidad del mercado interno, que se relaciona con la situación del mercado laboral: el registro de 163 mil empleos ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) durante el primer bimestre del año se dio en un rango de percepciones inferiores a los tres salarios mínimos y donde el 51% del empleo fue temporal.
De acuerdo con el organismo dirigido por José Luis de la Cruz Gallegos, los efectos de la recesión se mantienen presentes en la economía mexicana y permiten anticipar que el PIB del primer trimestre de 2021 será negativo y contabilizará una caída cercana a 3.2%.
En ese contexto, consideró que para revertir la desaceleración de la recuperación se requiere de una reactivación vigorosa de la inversión, tanto pública como privada.
“Elevar la confianza del consumidor y empresarial es fundamental, además de que se encuentra interrelacionada: un aumento en la confianza empresarial redunda en mayor inversión, lo cual acelera la creación de empleo formal permanente, un factor esencial para elevar la capacidad de consumo nacional”, concluyó.