En un santiamén se nos va media hora revisando las redes sociales y es que, aunque tratemos de evitarlo tienen algo de seducción que nos atrapa y no nos suelta.
Ahora los dispositivos tienen cómo medir el tiempo que pasamos frente a las pantallas, es sorprendente saber “qué tanto es tantito” como dicen los adolescentes cuando les decimos que es tiempo de moverse y de hacer algo que los lleve lejos de las redes sociales.
Aunque en México la radio y la televisión siguen teniendo un papel preponderante, entre los jóvenes es más atractivo el pasar el tiempo en redes para socializar o bien, simplemente, ver qué hacen los otros.
Las redes sociales distraen muchísimo y las clases virtuales no ayudan mucho, pues dan pie a que mientras “estamos en clase” pues echemos un ojito por aquí o por allá mientras tratamos de poner atención.
Pregunté a mis alumnos cuál era su promedio de tiempo de pantalla, me comentaron que entre 10 y 8 horas diarias, lo que da un total, si tomamos el número menor, de 56 horas a la semana, toda una jornada laboral pero sin recibir alguna remuneración.
Entre que queremos estar al día, al minuto, y el efecto de la radiación de la luz de las pantallas en nuestro cerebro comenzar a reducir el promedio del tiempo que consumimos redes sociales es difícil, pues nuestras neuronas están alerta y quieren más y más para continuar despiertos y alborotados.
Muchos sufrimos de insomnio desde que estamos haciendo teletrabajo y en parte se deriva no del encierro sino de la alteración de nuestras neuronas por el uso de las computadoras y los teléfonos, la piel de nuestro rostro se deshidrata por la radiación y el cuerpo se tensa por las malas posturas que adoptamos mientras consumimos redes sociales.
Sin pena, una alumna me comentó que prefiere las clases presenciales, pues de lo contrario no se levanta de la cama en todo el día, todas las clases las toma acostada y después se queda así para seguir consumiendo redes sociales hasta la noche y esa es su rutina diaria.
Lo mismo nos sucede a nosotros, decimos voy a ver y después de 20 minutos reaccionamos al tiempo que invertimos solo en revisar una cosa.
Bueno, los algoritmos nos hacen suponer que nos conocen más que a nosotros mismos, pero al mismo tiempo nos conducen hacia los objetivos de comportamiento que buscan que no solo consumamos redes sino también los productos que allí se ofertan.
Y aunque nos espantamos con lo que dio a conocer las políticas “nuevas” de WhatsApp, lo cierto es que poco nos importó enterarnos de lo que podía hacer Facebook con nuestra información cuando sin leer dimos aceptar a las políticas, accediendo a que nuestra intimidad digital esté en manos de quien la compre.
Lo que no es correcto por parte de la familia de Facebook es que no tenga las mismas políticas para todo el mundo, pues en Europa la compañía respeta más la información de sus usuarios sin que este a merced de todos como de este lado del océano Atlántico.
Entre la necesidad de estar informados, de formar parte de algo y la curiosidad no medimos las consecuencias de nuestro consumo de redes pues nos aislamos, distraemos y hasta enfermamos por consumirlas desmesuradamente.
Digitalizar todo quizá no sea tan conveniente pues aleja más de la posibilidad de tener menos tiempo sin usar una computadora o teléfono.
Mientras usamos las redes sociales nos acercamos a los “amigos” pero nos alejamos de la familia, en ocasiones hasta a puerta cerrada, por lo que nos convertimos en unos desconocidos para nuestra familia mientras que no sabemos, en realidad, que tanto conocemos a las personas con quienes interactuamos virtualmente.
Para convivir no necesitamos, justamente, salir pues podemos hacerlo con las personas con quienes vivimos mientras inventamos cada día hacer algo diferente para no aburrirnos de hacer todas nuestras actividades en casa todos los días.
Construir una rutina de mañana o tarde ayuda muchísimo, aunque es difícil, con tiempos de esparcimiento sin redes sociales y con mucho movimiento.
Si bien nosotros somos quienes decidimos cuánto tiempo consumimos redes sociales, es importante trabajar la voluntad y no caer en la tentación para poder lograrlo sin que al final del día nos sintamos inquietos por no haber llegado a la meta.
¿Cuál es la red social en la que invierte más tiempo y porqué? La pregunta se plantea para establecer los parámetros sobre lo que realmente nos gusta y lo que simplemente nos hace perder tiempo.
La administración del tiempo es esencial para no perder el orden de nuestra vida y lograr nuestros objetivos cada día para no convertirnos en el cliché de las películas futuristas donde solo consumimos tiempo de pantalla y nos alimentamos.
Aunque también podemos sacarles partido a las redes sociales y proponer contenido interesante, relevante donde las personas que nos encuentren, lean o vean algo con qué quedarse que no sea solo invertir consumir redes.
Ahora que hay retos para todo deberíamos de proponer uno que nos libere un poco del tiempo vacío que consumimos de pantalla, finalmente, las redes sociales seguirán ahí, pero, sin que caigamos en sus redes.
Tal vez, si respondemos a la pregunta de ¿en que invertiríamos el tiempo que le dedicamos a las redes? Quizá encontremos una motivación.
Laus Deo
@paulanajber