Estimado lector, espero que usted haya tenido un extraordinario día del amor y de la amistad, considere pertinente hacer un ejercicio retórico del poema de Jaime Sabines titulado “Los amorosos”:
“Los amorosos callan.
El amor es el silencio más fino,
el más tembloroso, el más insoportable.
Los amorosos buscan,
los amorosos son los que abandonan,
son los que cambian, los que olvidan.”
El amor es propio, se encuentra en uno mismo para que después pueda existir en los demás, no se puede dar lo que no se tiene, el amor es un ideal que va más allá de un simple momento, por eso no hay memoria.
“Su corazón les dice que nunca han de encontrar,
no encuentran, buscan.
Los amorosos andan como locos
porque están solos, solos, solos,
entregándose, dándose a cada rato,
llorando porque no salvan al amor.”
Si el amor se encontrara, entonces dejaría de existir, porque entonces no tendría sentido llegar a él en su totalidad, en la soledad nos encontramos, ahí nos destruimos para volver a nacer a la esperanza.
“Les preocupa el amor. Los amorosos
viven al día, no pueden hacer más, no saben.
Siempre se están yendo,
siempre, hacia alguna parte.
Esperan,
no esperan nada, pero esperan.”
Solo tenemos el hoy, lo demás son invenciones para darle sentido o dolor a la vida, quien se estanca no tiene la posibilidad de fluir, se empieza a descomponer por dentro, como el agua en un estanque, y esperamos sin entender, porque el amor es un concepto por encima de nosotros, no hay liturgia para explicarlo, mucho menos para negarlo.
“Saben que nunca han de encontrar.
El amor es la prórroga perpetua,
siempre el paso siguiente, el otro, el otro.
Los amorosos son los insaciables,
los que siempre – han de estar solos.
Los amorosos son la hidra del cuento.”
El amor es un tiempo que no existe, el amor no llena, el amor vacía, porque implica dar y eso es una bendición, es renunciar, es ir a una batalla en donde no hay victoria, solo convicción.
“Tienen serpientes en lugar de brazos.
Las venas del cuello se les hinchan
también como serpientes para asfixiarlos.
Los amorosos no pueden dormir
porque si se duermen se los comen los gusanos.
En la oscuridad abren los ojos
y les cae en ellos el espanto.
Encuentran alacranes bajo la sábana
y su cama flota como sobre un lago.”
Quien ama, es un apasionado, quien cree en el amor dedica sus sueños a subir una montaña que no tiene cima, la luz es solo un despertar para volver a comenzar en un laberinto que no tiene fin, por eso el amor es infinito. Es como un juego de vida o de muerte, lo más difícil es distinguir cual es cual.
“Los amorosos son locos, sólo locos,
sin Dios y sin diablo.
Los amorosos salen de sus cuevas
temblorosos, hambrientos,
a cazar fantasmas.
Se ríen de las gentes que lo saben todo,
de las que aman a perpetuidad, verídicamente,
de las que creen en el amor
como una lámpara de inagotable aceite.”
El que persigue al amor, opta por un camino de vicisitudes, de idealismo, de dolor y fractura, pero finalmente de trascendencia, justo como es la vida, pues, aunque no tenga sentido, tiene esencia y por supuesto existencia.
“Los amorosos juegan a coger el agua,
a tatuar el humo, a no irse.
Juegan el largo, el triste juego del amor.
Nadie ha de resignarse.
Dicen que nadie ha de resignarse.
Los amorosos se avergüenzan de toda conformación.
Vacíos, pero vacíos de una a otra costilla,
la muerte les fermenta detrás de los ojos,
y ellos caminan, lloran hasta la madrugada
en que trenes y gallos se despiden dolorosamente.”
Todo ser humano que aspira a ser un héroe, es porque ha decido tener un final en la tragedia, sus discursos tendrán la desbordante pasión, quien escuche sentirá la emoción, pero no entenderá de que le habla, porque así es el amor, así es la vida, así será el futuro.
“Los amorosos se ponen a cantar entre labios
una canción no aprendida,
y se van llorando, llorando,
la hermosa vida.”
Las cicatrices son la reseña de que nuestro pasado ha sido real, cuando nacemos llegamos a este mundo gritando y llorando, la despedida en pocas ocasiones puede congelar al tiempo, no todas las lágrimas son de dolor, hay lágrimas de amor, hay amor para todo, no solo en un día como el 14 de febrero, lo hay en toda la expresión del Gran Arquitecto del Universo.
In silentio mei verba. La palabra es poder.