La exhibición vergonzante que hiciera el titular de Hacienda y Crédito Público, Arturo Herrera, de los errores cometidos por la Auditoría Superior de la Federación en la revisión de la Cuenta Pública del primer año de gobierno de Andrés Manuel López Obrador está siendo empleada por todos los órdenes de gobierno para lavarse las manos y no rendir cuentas sobre las irregularidades detectadas en las auditorías realizadas por este organismo.
A pesar de mostrar el error garrafal, el secretario de Hacienda no dejó de indicar la importancia de la Auditoría Superior de la Federación, “institución extraordinariamente experimentada”, pues es el organismo que revisa en qué, cómo y por qué se gasta el dinero del gobierno; el problema es, de nuevo, la polarización política, en que se busca en los actos de rendición de cuentas gubernamentales una herramienta para descalificar a la Cuarta Transformación, por eso Arturo Herrera puede rematar su lección al auditor superior señalando “hay un problema de preparación básica de quien formuló esto o hay un problema, francamente, de mala fe”.
La sospecha está planteada, el equipo dirigido por David Colmenares Páramo se equivocó en el cálculo del costo de cancelar el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México en Texcoco. Las operaciones estuvieron tan mal hechas que incluso se puede pensar que la ASF intentó darle herramientas a la oposición para criticar al gobierno de López Obrador, de hecho, el presidente respondió de inmediato sobre ese tema en específico, sobre el NAIM, diciendo que tenía otros datos.
El informe de la ASF no es sólo la auditoría al nuevo aeropuerto, detecta irregularidades por más de 12 mil 200 millones de pesos en otros proyectos y programas del gobierno de López Obrador: Jóvenes Construyendo el Futuro, Sembrando Vida, Pemex, la Secretaría de Cultura, la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte, el manejo de los Servidores de la Nación a través de la Secretaría de Bienestar; también detectó irregularidades sobre el gasto federalizado, los recursos transferidos a las entidades federativas, hay señalamientos a gobiernos estatales, a municipios, solicita aclarar cómo los municipios usaron los recursos para seguridad pública; además incluye a los subsidios otorgados a los organismos descentralizados estatales, al menos una treintena de universidades. ¿En todo se equivocó el equipo de David Colmenares?, de nuevo, qué conveniente para rectores, legisladores, gobernadores, presidentes municipales.
La destrucción de la confianza en un organismo como la ASF deja al país a merced de la impunidad, hay un culpable, el auditor superior, pero no se puede permitir que eso se convierta en un complot, de continuar haciéndole segunda al gobierno de la Cuarta Transformación que concentra toda la atención en la cancelación del aeropuerto en Texcoco, se dejaría de lado la responsabilidad de rendir cuentas sobre el manejo y destino de recursos públicos.
Una y otra vez el presidente se defiende sobre las acusaciones de corrupción señalando “no somos iguales”, no hay que olvidar que a López Obrador le fascina el plural mayestático, cuando dice que no son así, sólo se refiere a sí mismo, una decena de personajes en su gabinete o de la gente que lo ha rodeado a lo largo de su carrera política dejan claro las razones por las que el líder de la Cuarta Transformación no mete las manos al fuego por nadie.
Coda. Y yo no sé por qué, pero ante la falta de creatividad de la oposición y la evidente intención de cobijarse de muchos en el error de la ASF, sólo me queda citar los versos finales de “Hacha”, un poema de Charles Simic:
Estas profecías tan aciagas, inconscientemente
Se metieron en mi cuerpo
Que entiende de probabilidades históricas,
Pero le falta, en esencia, un futuro.
@aldan